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Capítulo III. Presupuestos teóricos referenciales. Noema religioso del abusador sexual infantil en el contexto de la consejería cristiana

En el libro «The Modern-Day Leper», escrito y publicado por Witherow en el 2009, éste se refiere al depredador sexual como el leproso de hoy día, y afirma que «Los delincuentes sexuales pueden cambiar al igual que un adicto al alcohol o las drogas puede hacerlo». Para sostener su planteamiento cita 2 Corintios 5:17: «Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, todas son hechas nuevas». (51)

La Asociación para el Tratamiento de Abusadores Sexuales, la mayor organización profesional en el tratamiento de delincuentes sexuales, afirma en su sitio web que “aunque muchos de los abusadores sexuales son tratables, no se conoce la “cura”. El manejo de la conducta de abuso sexual es una tarea permanente para algunos abusadores sexuales”.

Sin embargo, la organización dice que repetir los delitos sexuales puede reducirse significativamente mediante la prevención, evaluación, tratamiento, supervisión, y la colaboración entre todas las partes.

El gran dilema es cómo ayudar a restaurar e integrar a la vida de la iglesia a personas que han cumplido condena por delitos sexuales, sin poner en peligro la seguridad de sus miembros. (51)

En la iglesia no queremos encubrir el mal sino destruir el pecado. Debiéramos llamar a la gente al arrepentimiento, lo que incluye un cambio de actitud, su restitución y la búsqueda del perdón. A una familia en la cual se practica el abuso, se la mantiene unida por el terror y el pecado, no por la bendición de Dios ni por el amor familiar. Esta no es la forma que elige Cristo para el funcionamiento de la familia. Únicamente es a través de la exposición del comportamiento abusivo y de la ayuda a las familias a resolver sus problemas, como podrán crecer en la madurez cristiana. (8)