Inicio > Bioética. Ética médica. Ética en Enfermería > Capítulo III. Presupuestos teóricos referenciales. Noema religioso del abusador sexual infantil en el contexto de la consejería cristiana > Página 5

Capítulo III. Presupuestos teóricos referenciales. Noema religioso del abusador sexual infantil en el contexto de la consejería cristiana

9: 13-14, “Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y la cenizas de la becerra rociada a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo… limpiará vuestras conciencias de obras muertas? Entonces nuestra limpieza y purificación, separándonos de todo pecado, es solo una preparación necesaria para que la conciencia sea lavada por la sangre de Cristo. (34)

Anderson N. (35), menciona que las Escrituras enseñan claramente que Satanás tiene poder para colocar ideas en nuestra mente. En 1 de Crónicas 21:1, “pero Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel”. Esto revela la naturaleza sutil de Satanás, sabía que David tenía un corazón íntegro para Dios y que no desafiaría a Dios por sí mismo. La estrategia era lograr que David pusiera su confianza en sus propios recursos en lugar de ponerla en los recursos de Dios.

Satanás no le habló en forma audible, eran pensamientos de David. Así es como Satanás nos engaña. Los pensamientos engañosos vienen en primera persona singular, de tal modo que creamos que son nuestras propias ideas. La batalla que se libera en nuestras mentes es más que una autosugestión. Podemos pensar que esto no es solo que una mala decisión provocada por la carne, pero la Escritura es clara que el gobernador de tales pensamientos había sido Satanás.

NOEMA Y NOESIS:

Noema: del latín noëma, pensamiento, idea, concepción. Pensamiento como contenido objetivo del pensar. También es referido como una figura que consiste en decir una cosa y hacer entender otra diversa.

En la fenomenología de Edmundo Husserl, aquello a lo que se refiere la noesis, en tanto que contenido suyo. No son los objetos tomados en sí mismos, sino el modo en el que son dados a la conciencia, presentados a ella de múltiples modos (por ejemplo: un vertebrado es un animal de labranza, de tal color de pelo). Es decir, que las cosas llevan un sentido que es el que determina su aparición ante la conciencia. La relación de intencionalidad está compuesta por el conjunto de la noesis y el noema. (36)

Husserl llama noesis al acto psíquico individual de pensar y noema al contenido objetivo del pensamiento. Esta distinción se basa en que el contenido es independientemente del acto de pensamiento. Para él la conciencia, lejos de ser una cosa o un ámbito vacío es una relación a un objeto. Se trata, de un conjunto de vivencias en la que se distingue una estructura bipolar: 1. El acto intencional (noesis) y 2. El objeto intencional (noema). (37)

En su ensayo sobre la fenomenología, Azocar A, (38) dice que el resultado de la reducción fenomenológica o epojé es que no queda sino el residuo fenomenológico, a saber, las vivencias o fenómenos de la conciencia, cuya estructura intencional presenta dos aspectos fundamentales: el contenido de conciencia, noema, y el acto con que se expresa este contenido, noesis. Y el resultado de la reducción fenomenológica no es sólo la aparición de lo que se da a conocer a la conciencia (los noemas), sino también el que todo es conciencia (noesis); esta unidad de noema y noesis configura la unidad de conciencia, o la subjetividad; esto es, el sujeto trascendental. La fenomenología lleva metódicamente, a través de los noemas, al descubrimiento y análisis de los objetos del mundo (cosas, animales, psiquismos) y al descubrimiento y análisis de los demás, los otros, como sujetos igualmente conscientes, con los que construimos (intersubjetivamente) el sentido del mundo o un mundo común para todos nosotros.

Para complementar estos conceptos, Rivas Balboa C (39), citando a Dartigués, habla de que se da el nombre de “noesis” a cada una de las actividades intencionales de la conciencia y se llama “noema” al objeto “constituido” por esa actividad intencional. La correlación entre noesis y noema, llamada también correlato noemático, se da solamente en la intuición originaria de la vivencia. Por este motivo la Fenomenología ha sido llamada la ciencia descriptiva de las esencias de la conciencia y sus actos. Entonces el “noema” es el correlato de la conciencia y tiene una vertiente irreal por cuanto, lo “percibido” no se encuentra en la conciencia. Es la intencionalidad de la conciencia la que nos permite descubrir un “objeto” que el sujeto no puede evidentemente contener materialmente.

El objeto sólo existe como “percibido”, como puro “noema”, unidad ideal de los escorzos, sensaciones, percepciones sensibles y elementos materiales. Este es el material que se va modificando y complementando en las perspectivas sucesivas que tomamos sobre el mismo objeto. La realidad, la exterioridad y la existencia allá afuera del fenómeno, son estructuras que la conciencia intencionalmente elabora para ver el objeto ingenuamente tal como lo está viendo.

ABUSO SEXUAL

El Abuso sexual infantil ha sido definido de muchas maneras, una de las más aceptada es la aportada por la Academia Americana de Pediatría (AAP, 1999) de los Estados Unidos de América que menciona que la definición universal de abuso sexual es: Exposición de una niña, niño o adolescente a experiencias sexuales inapropiadas para su nivel de desarrollo físico o emocional, de naturaleza coercitivas y por lo general llevadas a cabo para satisfacción sexual de un adulto. Esto incluye todas las formas de besos o caricias con motivos sexuales en cualquier parte del cuerpo y la utilización para satisfacción sexual por medio del exhibicionismo, voyeurismo o pornografía. (12)

Para Martínez C. (7), el Abuso sexual es todo acto de inmoralidad físico, táctil, lingual y verbal efectuado de manera pasiva o brusca que se ejerce sobre otra persona, en nuestro caso a menores de edad, y sobres quienes, puede tenerse dominio con facilidad, ejerciendo o ejecutando la acción de violentar su dignidad e inocencia. De hecho puede llevar un orden: primero unos gestos o falsas acciones de cariño; luego abrazos y falsas expresiones; después una respiración agitada por parte del abusador; posteriormente con boca, brazos, manos y cuerpo (genitales) llevar a cabo la acción del abuso sexual sobre el desprotegido infante que a solas, queda a merced del susodicho individuo quien aprovecha las circunstancias para sus actos de depravación.

El abuso sexual en tan antiguo como la humanidad, se describe en el libro de Génesis, capítulo 34: 1-3, “cierto día, Dina, la hija de Jacob y Lea, fue a visitar a unas jóvenes que vivían en la región. Cuando el príncipe del lugar, Siquem, hijo de Hamor el heveo, vio a Dina, la tomó a la fuerza y la violó”. Se evidencia la impulsividad y la perversidad contra esa joven y las consecuencias que se derivan de ello. (34).

Ahora bien, es