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Actuación de Enfermería en el traumatismo craneoencefálico

gasas, compresas, etc. Si se tiene material y se dispone de práctica, podemos intentar clampar el vaso sangrante si éste es visible (por ejemplo con unas pinzas tipo «mosquito»). Si hay shock y no hay hemorragia externa, y descartamos otras causas de shock, como un neumotórax a tensión, se sospechará de hemorragia interna.

Adecuado control cervical: cualquier movilización del paciente deberá ser rigurosa (ver imagen nº2). Se evitarán extensiones y flexiones del cuello. Si se sospecha de un traumatismo a nivel cervical, se debe movilizar al paciente sin dichas maniobras de flexo-extensión del cuello. Además, si disponemos de un collarín cervical, lo colocaremos, siempre en la maniobra de colocación sin movilizar el cuello del paciente.

Valoración rápida del estado neurológico: valorar el nivel de conciencia, pupilas (simetría, tamaño y reacción a la luz) y conocer la escala de coma de Glasgow. Si bien esta última puede variar de manera considerable hacia mejor o peor en pocos minutos, utilizarla en los primeros momentos tras un politraumatismo es de importancia pronóstica evidente. Un traumatismo craneoencefálico (TCE) con un Glasgow menor de 7-8 precisará lo antes posible, si se dispone de material necesario, de intubación oro-traqueal. Es además de especial importancia el seguimiento cada pocos minutos de dicha escala, para así valorar si el estado neurológico del enfermo se mantiene, mejora o empeora. En general, un Glasgow de 8 a 15 precisa vía aérea permeable y buena ventilación-oxigenación con mascarilla, y un Glasgow menor a 8 precisa intubación lo más inmediata posible.

Desnudar al paciente; de cara a poder inspeccionar lesiones que de otro modo pasarían desapercibidas, auscultar todos los campos pulmonares adecuadamente, mejor colocación de accesos venosos, etc.

Colocación de sondas: colocar si se dispone del instrumental, una sonda nasogástrica y una sonda vesical es opcional según gravedad, tiempo disponible, datos clínicos, etc. Si el traumatismo es grave, el control exhaustivo de la diuresis es un dato de importancia fundamental, valoraremos asimismo el aspecto de la orina, posible hematuria, etc. En cuanto a la sonda nasogástrica, quizás su principal indicación sea evitar el vómito en pacientes con bajo nivel de conciencia; estos vómitos pueden provocar en nuestros pacientes el riesgo de broncoaspiración, con el consiguiente riesgo de deterioro de la función respiratoria al principio, y de sobreinfección y sepsis posteriormente.

Clasificación de los traumatismos craneoencefálicos (TCE)

Según el tipo:

  • Cerrado: La duramadre está íntegra. Constituye la mayoría de los traumatismos craneoencefálicos.
  • Abierto: La duramadre está rota en algún punto. Se sospecha cuando vemos salir líquido cefalorraquídeo (LCR) por algún lugar o ante la existencia de aire en la TAC. Estos pacientes tienen riesgo de infección secundaria del sistema nervioso central (SNC).

Según la gravedad:

  • Traumatismo craneoencefálico leve: 13-15 puntos
  • Traumatismo craneoencefálico moderado: 9-12 puntos
  • Traumatismo craneoencefálico severo: 8 puntos o menos

Manejo del traumatismo craneoencefálico leve

  • Examen inicial en urgencias valorando fundamentalmente el nivel de conciencia.
  • Recomendaciones:
  • Rx cráneo (ver imagen nº3).
  • Rx columna cervical.
  • Observación durante 24-48 horas vigilando signos de alarma.
  • Si herida epicraneal se procede a sutura y antibiótico vía oral.
  • En caso de traslado a UCI:
  • Asegurar una correcta ventilación.
  • Estabilización hemodinámica.
  • Colocación de sonda nasogástrica (SNG).

Manejo del traumatismo craneoencefálico (TCE) moderado

  • El paciente presentará una respuesta adecuada a órdenes sencillas, aunque presentando cierto grado de confusión.
  • Recomendaciones:
  • TAC craneal urgente.
  • Exploración neurológica cada 2 horas durante 24 horas.
  • ECG y Rx tórax.

Manejo del traumatismo craneoencefálico (TCE) grave

  • Pacientes politraumatizados.
  • Ingreso en UCI: intentar conseguir una estabilización cardio-pulmonar
  • Recomendaciones:
  • TAC craneal urgente
  • Monitorización: presión intracraneal (PIC), presión arterial (PA), presión de perfusión cerebral, Sat. O2, PVC, temperatura.

Diagnósticos e intervenciones de Enfermería

  • Riesgo de alteración del patrón respiratorio r/c TCE
  • Monitorizar constantes, saturación de oxígeno y frecuencia respiratoria.
  • Mantener vía aérea permeable: inspeccionar la cavidad oral en busca de cuerpos extraños o prótesis dentarias móviles, retirarlos si existiesen, y colocar cánula de Guedel si es preciso.
  • Si existen secreciones proceder a su aspirado.
  • Administrar oxigenoterapia, si la saturación de oxígeno es insuficiente, mediante ventimask al 31%.

Riesgo de alteración de la estabilidad hemodinámica r/c posible presencia de hemorragia por herida o secundarias al aumento de la presión intracraneal (PIC)

  • Monitorización de constantes.
  • Canalizar al menos una vía periférica de grueso calibre.
  • Administrar fluidoterapia según prescripción. Es de elección en los traumatismos craneoencefálicos el empleo de suero salino, no superar los 1500cc.

Riesgo de infección r/c presencia de heridas y técnicas invasivas

  • Realizar todas las técnicas en condiciones de asepsia.
  • Aplicar antiséptico y colocar apósito estéril.
  • Administrar profilaxis antitetánica.
  • Administrar antibioterapia