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Adolescentes, resiliencia y familia

Adolescentes, resiliencia y familia

Durante el reajuste de la su independencia emocional y psicológica de los adolescentes, estos establecen, aprenden a entender y vivir. El proceso es gradual, emocional y, a veces, perturbador. Los adolescentes de hoy deben también hacer frente a fuerzas externas sobre las que carecen prácticamente de control. Los progenitores son un elemento esencial en la tarea de proporcionar apoyo y orientación a los jóvenes; los individuos, los miembros de las familias ampliadas y las escuelas desempeñan todos ellos también una función fundamental.

Adolescentes, resiliencia y familia

COMENTARIO BIBLIOGRÁFICO

Autora: Dra. MSc. Ruth Elizabeth Maldonado Rengel.1 Dr. Robert Augusto Ortega Villamagua. 2

1 Doctora en Medicina y Cirugía. Magister en Hebeatría. Docente Ocasional de La Universidad Nacional de Loja.

2 Doctor en Medicina y Cirugía Postgradista en Medicina Familiar y Comunitaria Universidad Nacional de Loja.

UNIVERSIDAD NACIONAL DE LOJA. ÁREA DE LA SALUD HUMANA

Carrera de Medicina Humana

RESUMEN

Algunas de las señales de riesgo se pueden ver tan temprano prácticamente desde que comienza la adolescencia, tal como la conducta agresiva, la falta de auto-control, o un temperamento difícil. Las interacciones fuera de la familia pueden involucrar riesgos para los adolescentes, tales como un comportamiento negativo en la escuela o una conducta social deficiente; el fracaso académico; y la asociación con compañeros que abusan de las drogas o mantiene conductas delictivas. La recuperación desde el fondo de los problemas fortaleciendo su vida implantando firmeza en sus conductas logrando un adulto con convicciones certeras, lo que ocurre a través de la resiliencia, que es un proceso dinámico, que tienen lugar a lo largo del tiempo, y se sustenta en la interacción existente entre la persona, el entorno, familia y el medio social. Es el resultado de un equilibrio entre factores de riesgo, factores protectores y personalidad de cada individuo, funcionalidad y estructura familiar, y puede variar en con el transcurso del tiempo y con los cambios de contexto.

Palabras clave: adolescentes, resiliencia, familia.

DESARROLLO

Durante el reajuste de la su independencia emocional y psicológica de los adolescentes, estos establecen, aprenden a entender y vivir su sexualidad y a considerar su papel en la sociedad del futuro. El proceso es gradual, emocional y, a veces, perturbador. Un adolescente puede sentirse desilusionado, decepcionado y herido en un determinado momento y, poco después, eufórico, optimista y enamorado.A la vez que luchan con cambios físicos y emocionales, los adolescentes de hoy deben también hacer frente a fuerzas externas sobre las que carecen prácticamente de control. Los imperativos de la cultura, el género, la mundialización y la pobreza han empujado a millones de adolescentes de forma prematura a asumir funciones y responsabilidades propias de adultos.

El versículo bíblico (Casidoro de Reina, Cipriano de Valera, 1960) que dice “Instruye al niño en su camino y cuando fuere viejo no se apartara de él” no está lejos de inferir lo que fronta el proverbio swahili “Un hijo será lo que se le ha enseñado” ilustra cuánto aprenden los jóvenes de los ejemplos que les dan las personas que hay a su alrededor. Muchos de los riesgos que asumen los adolescentes no son tanto un reflejo de sus propias actitudes y deseos, sino más bien la consecuencia de presiones que ejercen sobre ellos algunos adultos, por sus formas de comportamiento abusivas y explotadoras, por los ejemplos que establecen y por las políticas que crean. (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), 2002)

Sin embargo, una y otra vez, en todo el mundo, las sociedades han de enfrentarse a los síntomas de su fracaso colectivo en el intento de materializar y proteger los derechos del adolescente. Los progenitores son un elemento esencial en la tarea de proporcionar apoyo y orientación a los jóvenes; los individuos, los miembros de las familias ampliadas y las escuelas desempeñan todos ellos también una función fundamental. Cuando los adolescentes tienen relaciones estrechas con personas con las que pueden contar, ganan más confianza en sí mismos. Cuando sienten que forman parte de un grupo, tienen más posibilidades de beneficiarse de otros “factores de protección” que pueden ayudarles a crear estrategias para la resolución de problemas y a desarrollar una autoestima positiva. Establecer lazos es fundamental para crear un entorno seguro y estimulante, en el que los jóvenes sientan a la vez autonomía y protección, estén expuestos a valores positivos, tengan unas pautas que seguir, dispongan de supervisión y normas con las que orientarse, encuentren oportunidades para el presente y la seguridad de que podrán tenerlas también en el futuro, y tengan la libertad de explorar su identidad, expresar sus opiniones y participar en decisiones que afecten a sus vidas. (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), 2002) Cuando esto no ocurre y comienzan los conflictos entre los padres protectores y los hijos adolescentes rebeldes, el proceso de la normalidad se revierte a ser duro y difícil, apareciendo factores de riesgos condicionados por las actuaciones sociales actuales de los amigos, redes sociales y patrones imitativos del mundo moderno.

Algunas de las señales de riesgo se pueden ver tan temprano prácticamente desde que comienza la adolescencia, tal como la conducta agresiva, la falta de auto-control, o un temperamento difícil. Cuando el adolescente crece, las interacciones con la familia, la escuela y en la comunidad pueden afectar su riesgo para el abuso de drogas en el futuro. (Aos, Phipps, Barnoski, & Lieb, 2001; Conduct Problems Prevention Research Group, 2002) Está claro que las primeras interacciones de los adolescentes ocurren en la familia. A veces la situación familiar aumenta el riesgo del adolescente para establecer conductas deformadas y torcidas que muchas ocasiones ni siquiera han sido un patrón imitativo familiar pero al tener carencia de interacción familiar saludable