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Agua Potable y Cólera bajo la crítica enfermera

Agua Potable y Cólera bajo la crítica enfermera

El agua, del latín aqua, es una molécula formada por dos átomos de Hidrógeno y uno de Oxígeno (H2O). Incolora, insípida e inodora. Puede presentarse en estado líquido, sólido (hielo) y gaseoso (vapor). Es indispensable para toda forma conocida de vida.

Agua Potable y Cólera bajo la crítica enfermera

Autores:

  • María del Pilar Tierra Burguillo. Phd, enfermera
  • Noelia Murez Mójica. Enfermera
  • Arancha Mójica Blanco. Enfermera

La RAE define potable como: ”que se puede beber”.

Según la OMS, 884 millones de personas en el mundo no tienen acceso a agua potable. Es decir, prácticamente una octava parte de la población mundial

La calidad del agua es indispensable para una buena salud en la población. Hay tres aspectos a tener en cuenta: los agentes infecciosos, los productos químico tóxicos y la contaminación radiológica. Dentro de la página web oficial de la OMS se puede encontrar una guía para la calidad del agua potable, la tercera edición de la misma.

El principal factor amenazante al respecto es el primero, los agentes infecciosos, los microorganismos. En la guía nombrada con anterioridad se muestra una tabla clasificadora de los mismos: bacterias, virus, protozoos y helmintos que viven en un medio acuoso. No obstante, el principal modo de transmisión ocurre de manera fecal-oral y tan sólo uno de estos microorganismos, el helminto Dracunculus Medinensis se transmite exclusivamente mediante la ingesta de agua.

Lo que nos solemos encontrar en estos países en vías de desarrollo, donde el control del agua potable es poco o inexistente. Los excrementos humanos y/o animales se ponen en contacto con el agua o alimentos destinados para el consumo humano y esto da lugar a infecciones con un cuadro clínico, entre otros, de procesos diarreicos. La gravedad de la infección va a clasificarlos en: acuosos, disenteríos y/o persistentes.

Según datos de la OMS, en estos países, la media de episodios diarreicos en niños de menos de 3 años se encuentra en 3 anuales y se contabilizan alrededor de 1,7 billones de casos de episodios diarreicos en niños menores de 5 años y cerca de 800.000 muertes por esta causa. Esto está relacionado con la malnutrición, ya que durante el periodo diarreico, la nutrición suele ser deficiente, lo cual hace que empeore el estado de salud de los niños.

Aunque los objetivos planteados por la Organización Mundial de la Salud en relación al acceso al agua potable se van cumpliendo, aún queda mucho por hacer y actualmente está en marcha un plan cuyo objetivo es acabar con las muertes por diarrea infantil para el año 2025, las actividades van conjuntamente luchando a su vez contra la neumonía.

El trabajo cooperativo en estos países suele ser con un equipo multidisciplinar, el cual está formado principalmente con tres tipos de profesionales: administrativos, sanitarios y logísticos. Dentro de este último existe un grupo especializado en agua y saneamiento, los conocidos como Watsan (water and sanitation), los cuales son imprescindibles según qué emergencias. Aquí cabe destacar sobre todo, el caso de las emergencias de cólera. Los Watsan toman el protagonismo (a modo figurativo, ya que los protagonistas siempre son los pacientes). El cólera tiene una morbimortalidad muy alta y sobre todo en niños y ancianos, los cuales se deshidratan con mayor facilidad.

Las diarreas ocasionan estados de deshidratación que se pueden clasificar en: leve, moderada y severa. Va a depender del cuadro clínico que presente el paciente, para así el tratamiento a seguir. En el caso del las epidemias de cólera, la estrategia a seguir es la creación de un circuito de pacientes que se separan por zonas: A,B y C. En la zona A se colocan los que presentan una deshidratación leve, que son los que aún toleran líquidos vía oral, el tratamiento que se les ofrece es principalmente sueros de rehidratación oral (ORS). En la zona B o intermedia, a su vez llevan un aporte IV de fluidoterapia, que sobre todo consiste en sueros de Ringer Lactato y en la zona C encontramos a los más severos, éstos no toleran la vía oral, así que tan sólo el aporte es IV.

Todo este circuito es cerrado, no pueden entrar nada del exterior que no haya sido descontaminado antes. Esta bacteria, la Vibrio Cholerae, ataca de manera muy agresiva y en cuestión de horas puede verse comprometida la vida de la persona si no recibe el tratamiento adecuado. Como nota curiosa me gustaría comentar la impresión que genera el entrar en una tienda de tratamiento de cólera por primera vez… las camas son camillas de plástico, para facilitar el lavado, las cuales presentan un orificio en el dentro y un cubo de plástico recolector debajo del mismo. Los pacientes llegan tan debilitados que no tienen fuerzas ni para ir al baño, por lo que permanecen tumbados en la camilla colocados de manera que las deposiciones caigan directamente a este cubo… unas deposiciones conocidas como agua de arroz, por su gran semejanza, menos en el olor, ¡claro!

Si revisamos los datos estadísticos anuales que ofrece la OMS en relación a las epidemias de cólera, podremos observar como Angola, en el año 2006 sufrió una de las mayores epidemias a nivel internacional de los últimos años, con un total de 67.256 casos y un CFR (case fatality rate) de 4,05%. Superada dos años más tarde por la epidemia sufrida por Zimbawe, donde se decía en el país que no era un país que estaba colapsando, sino un país que ya había colapsado. En 2008 se registraron 68.153 casos, con un CFR de 3,97% y al año siguiente se registró un número ligeramente inferior de casos, pero aumentando el CFR a 4,88%.

Como dato anecdótico es de destacar la moneda de Zimbawe. En el año 2008 estaba tan devaluada que la gente no recogía del suelo billetes de 50.000 dólares zimbawenses. ¡Incluso existían billetes de miles de millones de dólares zimbawenses! Actualmente la moneda propia está en desuso y son monedas extranjeras las que circulan por el país…

Estas dos epidemias de cólera, han sido superadas posteriormente en número por las de Somalia del año 2011 (77.636), con un CFR (1,46%) y la ocurrida en el país americano a principio del año 2010, la epidemia de cólera de Haití, precedida por el terremoto que marcó un antes y un después en ese país. Cuyos valores superaron los 600.000 casos, y el CFR pasó de ser de 2,22% el primer año (2010), a el 0,8 % en el 2012.

El cólera es un claro ejemplo de las consecuencias que puede ocasionar una mala o nula gestión en el tratamiento de las aguas destinadas al consumo humano, pero no tan sólo eso. Cuando abarcan números como los mencionados, es que hay más de que comentar. A continuación y a modo de clausura, se comentan las principales situaciones que pudieron ser el motor de las epidemias.

Si comparamos las gráficas que ofrece Naciones Unidas en su página oficial sobre los indicadores de desarrollo, observamos como por un lado, Somalia es unos de los pocos países que no presentan este indicador. Angola presenta una línea con tendencia ascendente (disponible sólo desde finales de su guerra civil) y Zimbawe muestra también una mejora en relación a la fecha mencionada (2008) y por último Haití muestra una línea prácticamente inmovible, con una ligera tendencia a la mejoría.

Estos outbreaks de cólera se relacionan directamente, en el caso de Angola, con una hacinamiento de población en los suburbios de la capital y época de lluvia; en Zimbawe, por pequeños focos que entran en un país “inmunológicamente debilitado”; en Somalia por la falta de sistema de salud instaurado; y en Haití por el estado en el que se queda el país tras el fuerte terremoto de enero de 2010.

Se han mostrado 2 países pobres: Somalia y Haití. Y otros dos ricos: Angola y Zimbawe. Por lo que no es tanto la riqueza del país en sí, sino la gestión que se haga de la misma, la que, muy probablemente, vaya a marcar los principales acontecimientos es relación a la salud de la población.