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Conocimiento actual de la influencia de la alimentación complementaria en el desarrollo de exceso de peso en edades posteriores

Conocimiento actual de la influencia de la alimentación complementaria en el desarrollo de exceso de peso en edades posteriores

Resumen: El momento y el modo de introducción de la alimentación complementaria en el lactante parece influir en el desarrollo de enfermedades crónicas como la obesidad en edades posteriores. El pediatra ambulatorio debe realizar una labor preventiva importante aconsejando a las familias que fomenten el consumo de alimentos saludables en los niños desde una edad temprana.

Conocimiento actual de la influencia de la alimentación complementaria en el desarrollo de exceso de peso en edades posteriores

  1. Carmen Madrigal Díez. Pediatra de Atención Primaria. Centro de Salud Bezana, Cantabria, España.
  2. Olalla María Otero Vaccarello. Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, Santander, Cantabria, España.
  3. Ana Belén Marchante García. Médico de Familia del Servicio Cántabro de Salud. Cantabria, España.

Palabras clave: alimentación complementaria, obesidad.

En este artículo emplearemos el término alimentación complementaria para referirnos a la introducción de alimentos diferentes a la leche materna o las fórmulas lácteas para bebés, según la definición de la ESPGHAN (1), que difiere de la definición de la OMS: cualquier alimento o líquido dado a lo largo de la lactancia materna.

Aunque el momento en que se debe introducir la alimentación complementaria varía según las recomendaciones de las diferentes instituciones, lo que sí parece aceptado es que debe iniciarse después de los 4 meses y antes de los 6 meses de edad (no antes de las 17 semanas, ni después de las 26 semanas). Esta recomendación ha sido objeto de estudio de varias investigaciones, ya que se sugiere que la introducción muy temprana o tardía de los alimentos sólidos puede repercutir en la salud en edades más avanzadas y jugar un papel importante en el aumento de la prevalencia de la obesidad, así como influir en el desarrollo de otras enfermedades como la atopia, la diabetes y la enfermedad celiaca.

La OMS recomienda que los lactantes empiecen a recibir alimentos complementarios a los 6 meses, primero unas dos o tres veces al día entre los 6 y los 8 meses, y después, entre los 9 a 11 meses y los 12 a 24 meses, unas tres o cuatro veces al día, añadiéndoles aperitivos nutritivos una o dos veces al día, según se desee.

No obstante, se ha demostrado que un porcentaje importante de niños comienzan a tomar sólidos fuera del intervalo de edad óptima recomendado. Zutavern et al, en un estudio de niños europeos, detectan que el 32% ya ha recibido sólidos antes de los 4 meses de edad (2). Clayton HB et al, en su investigación sobre el momento de introducción de la alimentación sólida realizado a un grupo de 1.334 madres entre 2005 y 2007 en EEUU, encuentra que un 40,4% lo hizo antes de la edad recomendada (3), variando el porcentaje según el tipo de lactancia que recibía el niño (24.3%, 52.7% y 50.2% para lactancia materna exclusiva, fórmula artificial y lactancia mixta respectivamente). Se sabe que la introducción temprana de la alimentación complementaria antes de los 4 meses de edad está inversamente relacionada con el nivel de educación materna, edad de la madre, estado socioeconómico, tabaquismo materno, duración de la lactancia materna e información sobre cuidados de la salud (4).

Existen varias investigaciones que apoyan que la introducción precoz de la alimentación complementaria supone un riesgo de desarrollar obesidad en edades posteriores. Huh SY et al realizaron un estudio prospectivo con una cohorte de 847 niños, y encontraron que la introducción de sólidos antes de los 4 meses de edad en niños que nunca recibieron lactancia materna o la recibieron menos de 4 meses, tenía un riesgo 6,3 veces mayor de padecer obesidad a los 3 años de edad (independientemente de la velocidad de crecimiento), en comparación con el grupo de niños que comenzaron la alimentación complementaria después de esta edad. En niños amamantados más allá de los 4 meses, no se encontró ninguna asociación significativa entre el momento de introducción de la alimentación sólida y la obesidad (5). Hawkins et al observaron que los niños que toman sólidos antes de los 4 meses de edad tuvieron un riesgo 1,12 veces mayor de padecer sobrepeso a los 3 años (6). Seach et al encontraron que la introducción no precoz de la alimentación complementaria protege de desarrollar sobrepeso u obesidad a los 10 años de edad, independientemente del tipo de lactancia recibida (7). Incluso existe un estudio observacional longitudinal con seguimiento a muy largo plazo, que apoya que la introducción tardía de los alimentos sólidos protege contra el sobrepeso a la edad de 42 años (8).

Sin embargo, no todos los resultados de las investigaciones coinciden, y algunos trabajos no encuentran una asociación entre la introducción temprana de la alimentación complementaria y el riesgo de obesidad en niños (9, 10). Esto hace que con la evidencia actual disponible no se puede determinar con exactitud la edad en la que los riesgos relacionados al inicio de la alimentación complementaria son más bajos para el desarrollo de enfermedades crónicas como la obesidad y que sean necesarios aún estudios prospectivos que aclaren esta asociación.

Además de la edad, el método de introducción de la alimentación complementaria ha evolucionado desde normas fijas con calendarios de introducción de cada grupo de alimentos, a la flexibilidad actual, donde retrasar la introducción de ciertos alimentos parece no guardar relación con la prevención de alergias. También la forma de administración de los alimentos sólidos está evolucionando desde ofrecer unicamente los purés y papillas con cuchara a las nuevas tendencias de destete dirigido por el propio bebé (11).

No existe evidencia científica suficiente para recomendar un orden de introducción de alimentos que sea mejor que otro. Existen muchas diferentes formas de proceder según el área geográfica y la disponibilidad de los diferentes alimentos. Este hecho crea confusión y que las guías de alimentación se apoyen en fundamentos no contrastados.

Enseñar a los niños a comer alimentos con bajo contenido en sal y azúcar, como verduras, hortalizas y frutas, en el momento que están empezando a tomar alimentos distintos a la lactancia, podría condicionar a que cuando el niño se haga mayor acepte y consuma un mayor número de alimentos saludables y de este modo ayudar a evitar enfermedades futuras. La introducción de la alimentación complementaria durante la lactancia posibilita que el niño se acostumbre desde una edad temprana a sabores asociados con alimentos más saludables, porque además todavía es una edad en que el rechazo a alimentos nuevos no es tan grande como cuando cuenta con unos poco años más. Los padres juegan un papel muy importante en el desarrollo de los hábitos de alimentación del niño, a través del tipo de alimentos que le ofrecen, así como la cantidad y la forma de presentación. Es importante dar a probar al niño una amplia variedad de alimentos nuevos, y no rendirse pronto en caso de rechazo, ya que se ha comprobado que la oferta repetidas durante 6-7 días consecutivos parece aumentar la aceptación y la ingesta de estos alimentos (12). Además, si un niño ve a sus padres o hermanos tomar con gusto un alimento es más fácil que quiera probarlo. También es importante que los padres den cantidades apropiadas de alimentos a los niños, ya que se ha visto que cuando los niños reciben porciones más grandes, consumen más alimento (13), por lo que es más saludable servir porciones pequeñas y dejar que el niño repita.

El consumo de alimentos ricos en azúcar y bebidas edulcoradas está relacionado con una mayor incidencia de sobrepeso y obesidad en preescolares y niños mayores. Sin embargo, los estudios que revelan datos al respecto son preocupantes, ya que muestran que a los 4 meses de edad ya existe un alto consumo de bebidas azucaradas y dulces, y por lo tanto es un problema de inicio muy temprano (14).

El pediatra de atención primaria desempeña un papel clave al respecto, ya que en el momento de introducción de la alimentación complementaria, con el fin de mejorar la salud en entapas posteriores de la vida, tiene la oportunidad de aconsejar a las familias el fomentar la ingestión de frutas y verduras, limitar ofrecer leche de vaca hasta los 12 meses, evitar el jugo de frutas y bebidas edulcoradas, y restringir la ingesta de azucares simples y sales.

BIBLIOGRAFÍA:

(1) Agostoni C, Decsi T, Fewtrell M, et al, ESPGHAN. Committee on Nutrition : Complementary feeding : a commentary by the ESPGHAN Committee on Nutrition. J Pediatr Gastroenterol Nutr 2009;49:112-125.

(2) Zutavern A, Brockow I, Schaaf B, von Berg A, Diez U, Borte M, Kraemer U, Herbarth O, Behrendt H, Wichmann HE, Heinrich J ; L. I. S. A Study Group. Timing of solid food introduction in relation to eczema, asthma, allergic rhinitis, and food and inhalant sensitization at the age of 6 years: results from the prospective birth cohort study LISA. Pediatrics 2008; 121: e44-e52.

(3) Heather B. Clayton, Ruowei Li, Cria G. Perrine, Kelley S. Scanlon. Prevalence and reasons for introducing infants early to solid foods: variations by milk feeding type. Pediatrics 2013; 131: e1108-e1114.

(4) Przyrembel H. Timing of Introduction of Complementary Food: Short- and Long-Term Health Consequences. Ann Nutr Metab 2012;60(suppl 2): 8-20.

(5) Huh SY, Rifas-Shiman SL,Taveras EM, Oken E, Gillman MW. Timing of solid food introduction and risk of obesity in preschool-aged children. Pediatrics 2011; 127: e544-e551.

(6) Hawkins SS, Cole TJ, Law C; Millennium Cohort Study Child Health Group. An ecological systems approach to examining risk factors for early childhood overweight: findings from the UK Millennium Cohort Study. J Epidemiol Community Health 2009; 63:147-155.

(7) Seach KA, Dharmage SC, Lowe AJ, Dixon JB. Delayed introduction of solid feeding reduces child overweight and obesity at 10 years. Int J Obe 2010;34: 1475-1479.

(8) Schack-Nielsen L, Sorensen TI, Mortensen EL, Michaelsen KF. Late introduction of complementary feeding, rather than duration of breastfeeding, may protect against adult overweigh. Am J Clin Nutr 2010; 91:619-627.

(9) Burdette HL, Whitaker RC, Hall WC, Daniels SR. Breastfeeding, introduction of complementary foods, and adiposity at 5 y of age. Am J Clin Nutr 2006;83: 550-558.

(10) Neutzling MB, Hallal PRC, Araújo CLP, Horta BL, Vieira M de Fá A, Menezes AMB, Victora CG. Infant feeding and obesity at 11 years: prospective birth cohort study. Int J Pediatr Obes 2009;4:143-149.

(11) Rivero Urgell M. et al. Libro blanco de la nutrición infantil en España. Zaragoza: Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2015, 1ª edición.

(12) Birch LL, Anzman-Frasca S. Learning to prefer the familiar in obesogenic environments. Nestle Nutr Workshop Ser Pediatr Program 2011; 68:187-96.

(13) Savage JS, Fisher JO, Marini M, Birch LL. Serving smaller age-appropriate entree portions to children aged 3-5 y increases fruit and vegetable intake and reduces energy density and energy intake at lunch. Am J Clin Nutr 2012; 95:335-41.

(14) Saavedra JM, Deming D, Dattilo A, Reidy K. Lessons from the feeding infants and toddlers study in North America: what children eat, and implications for obesity prevention. Ann Nutr Metab 2013; 62 Suppl 3:27-36.