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Alteraciones del metabolismo de calcio, cobre, selenio, zinc, asociadas a procesos inflamatorios en hígado y páncreas. Artículo de revisión

paracrina), las funciones de activación de receptores específicos de membrana, de proliferación y diferenciación celular, de quimiotaxis (mecanismo de migración celular), y de modulación de secreción de inmunoglobulinas.

El tejido conjuntivo contiene macrófagos que son los elementos principales en el inicio del proceso de inflamación microbiano, ya que poseen receptores específicos capaces de activarse por toxinas, y producir y secretar las citoquinas proinflamatorias IL-1 (interleuquina-1) y TNF-α (factor de necrosis tumoral-α), que desencadenan la inflamación propiamente dicha actuando sobre las células endoteliales de los vasos sanguíneos cercanos (sobre todo las vénulas post-capilares), para permitir la migración transendotelial de los leucocitos. Los leucocitos que han atravesado los capilares se dirigen hacia la zona afectada por un proceso de quimiotaxis. Una vez allí, fagocitan los microbios y los destruyen, generando la producción de pus. El pus será eliminado hacia el exterior si la lesión está en contacto con el exterior, o generará un absceso si la zona donde se ha formado el pus está en el interior de un órgano (11, 12, 13,14).

Una vez eliminado el pus (bien de manera natural o por intervención quirúrgica en caso de absceso), los macrófagos y los linfocitos proceden a la reparación del tejido dañado por la inflamación. La interleuquina-1 activa los receptores específicos de los linfocitos T, produciendo interleuquina-2 antiinflamatoria (comunicación paracrina), mientras que la interleuquina-6 proinflamatoria (producida por los macrófagos al activar los receptores específicos de membrana en las células endoteliales y en los fibroblastos, produce interleuquina-6 antiinflamatoria, que a su vez por comunicación autocrina, estimula a los fibroblastos a sintetizar colágeno y a las células endoteliales a generar nuevos vasos, mediante la secreción de factores de crecimiento. Las citoquinas interleuquina-1, TNF-α, IFN-γ, interleuquina-6 proinflamatoria, interleuquina-12, e interleuquina-18, son los principales factores mediadores de la progresión de la respuesta inflamatoria, mientras que las citoquinas antiinflamatorias como la interleuquina-2, interleuquina-4, interleuquina-6 antiinflamatoria, interleuquina-10, interleuquina-13 y TGF- β, son las que a su vez desactivan a las células efectoras del sistema inmunológico , y activan la síntesis de proteínas para reparar los daños tisulares (11,12,13,14).

Es criterio de los autores, fundamentado en la revisión comparada de la literatura científica que el papel del zinc como regulador de la expresión genética es ya ciencia constituida, y que se sustenta en dos argumentaciones: El mecanismo que envuelve al zinc como coenzima de factores transcripcionales (proteínas con nódulos de zinc o “dedos de zinc”) (15,16) o mediante la activación de la producción de citoquinas (el zinc como activador) (17,18).

Las proteínas con nódulos de zinc son estructuras digitiformes, con cationes Zn+2 en agrupaciones de 7, que son motivos de unión al ADN, y tienen por tanto actuaciones de factores de transcripción (15,16). El doctor Tomofuji (19) refiere que el zinc plasmático se reduce durante la inflamación, mientras que el equipo del profesor Lugli (8), encuentra en procesos inflamatorios severos por depósito en exceso de colesterol, una alta depleción de zinc y selenio plasmáticos, con un incremento notable en las excreciones urinarias de cobre y zinc, en particular del primero

Hay que tener presente que el zinc se acumula intracelularmente, principalmente en músculos y hueso (85%), y en menor proporción en los testículos, eritrocitos y leucocitos. En el suero, sólo en un 0.1%, pero mantenido celosamente por el organismo en el intervalo de 10-15 µmoles/L, transportado por las metaloteínas (20). A diferencia del zinc, el cobre se acumula en plasma en un 95%, en forma de ceruloplasmina, con una concentración serológica de 11-24 µmoles/L (18). También el selenio se acumula en plasmacomo seleniocisteína (19), al sustituir el átomo de azufre en la cisteína singular, con un nivel plasmático de 8-25 mg/L (4), equivalente a 101-327 µmol/L. El zinc, el cobre y el selenio son microelementos u oligoelementos, mientras que el calcio es un macroelemento. Este se acumula en un 98% en los huesos y en los dientes. El 50% del calcio en plasma es calcio iónico; un 40% circula unido a las proteínas plasmáticas, mientras que el 10% restante lo hace asociado a citrato y a fosfatos monoácidos y diácidos. El nivel plasmático de calcio es de 2.1-2.6 mmol/L:

Tabla 1. Niveles normales serológicos de calcio (Ca), cobre (Cu), selenio (Se) y zinc (Zn)

Elemento – Contenido

Calcio – 2.1-2.6 mmol/L

Cobre – 11-24 µmol/L

Selenio – 101-327 µmol/L

Zinc – 10-15 µmol/L

Así, la destrucción del tejido pancreático provoca profundos y sistemáticos desarreglos metabólicos debidos a la liberación de enzimas proteolíticas, las cuáles al hidrolizarse en el plasma incrementan el nivel de cisteína e histidina, aminoácidos que en su homeostasia se excretan por la orina asociados al zinc y al cobre serológicos. En consecuencia, la disminución del contenido plasmático de zinc (hipocincemia), se asocia con una depleción en la formación de la matriz ósea coleaginosa, y por tanto de la homeostasia del calcio, lo que probablemente explica el cuadro de hipocalcemia asociado a la pancreatitis aguda, debido al incremento de la excreción urinaria de calcio, y que se debe corresponder con el resultado de laboratorio de hipercalciuria.

Por tanto, concluye la literatura, la nutrición hospitalaria es muy importante en el curso de la enfermedad (7), y de forma general se sugiere una dieta de alimentos ricos en zinc y cobre o su suplementación (21-27). La nutrición hospitalaria en Cuba debe seguir las recomendaciones del Dr. C. Hernández Triana y su grupo (28). En el caso del adulto mayor, la suplementación de zinc resultará necesaria dada la menor labilidad del zinc+2 asociado a metalotioneínas plasmáticas (29), aunque no necesariamente haya un menor contenido plasmático de este catión en pacientes de la tercera edad. El cuadro fisiopatológico inflamatorio se agrava en el paciente alcohólico (19), cuando no es la causa primaria del mismo. También el paciente obeso, en particular el adolescente obeso facilita el desarrollo de la inflamación (27), quizás debido al desarrollo inducido de estrés oxidativo debido a la mayor disponibilidad de LDL serológico.

Por otra parte, a pesar de que el zinc se excreta principalmente por las heces, la orina constituye también una vía excretora, y muy importante en cuánto la hipercincuria es reflejo fiel de injuria tisular en el páncreas. El nivel máximo normal en muestra de orina de 24 horas es de 0.7 mg de zinc