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Alveolitis. Efectividad de la tintura de Propóleo

de miel, así como otras culturas, entre ellas la hebrea, la griega, hindú, persa, romana no pasaban por alto las valiosas propiedades de los productos de las abejas.

El auge de la apicultura primitiva se le atribuye al siglo XVI e inicio del XVII, decreciendo en el siglo XVIII como consecuencias de la tala de los bosques, y el desarrollo de la industria azucarera. (17)

1.11 Biología de las abejas.

Las abejas son insectos sociales que viven en grandes colonias. Cada colmena contiene una colonia constituida por una sola reina, varios cientos de machos o zánganos y miles de obreras. En total alrededor de 50.000 abejas.

La reina llamada también maestra, madre o machiega, es dos veces mayor y 2,8 veces más pesada que las obreras. Su misión biológica es la reproducción. Una vez que alcanza su madurez inicia el llamado vuelo nupcial, hasta una distancia de varios kilómetros y gran altura; en este vuelo es seguida por los zánganos, de los cuales de 6 a 17 se aparean con ella (los más fuertes). Los que copulan con la reina mueren a consecuencia del acoplamiento. La reina vuelve a la colmena y empieza a poner entre 1000 ó 2000 huevos diarios, los cuales originarán según la alimentación obreras o una reina. Ponen también huevos no fecundados de los que nacen machos. Viven alrededor de 5 ó 6 años.

Las obreras se encargan de la alimentación, defensa y construcción dentro de la colmena. En ausencia de al reina las obreras ponen huevos que origina los zánganos. Una abeja es capaz de poner durante toda su vida 28 huevos. Duran alrededor de 30 a 45 días.

Los zánganos tienen la misión de la reproducción, ya que con su semen garantizan la perpetuación de la especie. Sus testículos poseen entre 10 y 200 millones de espermatozoides. Duran aproximadamente 3 meses. (17)

1.11.1 La colmena y sus productos

Los productos de la colmena son conocidos por el hombre desde hace miles de años. La historia de ello es que el hombre conocía a las abejas y las usaba desde hace mucho.

Dentro de los productos de la colmena tenemos:

  • La Apitoxina o veneno de abeja
  • La cera
  • La jalea real
  • La miel
  • El polen
  • El pan de abeja
  • El propóleo

En la colmena cada uno de los elementos mencionados tiene funciones específicas: El veneno, que es solamente producido por las abejas más veteranas es una defensa. La cera es el ladrillo que conforma esa fantástica estructura que son los panales, donde se deposita la miel, el polen y se cumple la función de reproducir a fin de perpetuar la especie. Esta es producida por las abejas jóvenes. La jalea real, el asombroso alimento que marca la diferencia entre que una larva sea obrera o reina; también es producida por las abejas jóvenes.

La miel, el alimento energético al cien por cien, que la abeja pecoreadora extrae en forma de néctar de las flores, de algunas partes de las plantas o de ciertos insectos.

 El polen, elemento fecundante masculino de las flores, alimento proteico por excelencia, fundamental para el desarrollo de las crías; y finalmente el propóleos que la abeja lo extrae fundamentalmente de algunas plantas, aunque puede usar también otras sustancias como los derivados del petróleo (brea, asfalto, etc.).

El propóleo cumple funciones mecánicas, de amortiguar vibraciones, aislamiento térmico, etc. y de desinfección, tanto en las celdillas donde van a nacer las crías (que son esterilizadas con propóleos) como en todo el interior y entrada de la colmena. De allí proviene su nombre del griego: Pro (antes, delante) Polis (gente, ciudad). Defensa o antes de la ciudad de las abejas.-

Los tres primeros; Apitoxina, Cera y Jalea, son productos de la secreción endógena de la abeja, sufriendo variaciones de acuerdo al estado de la colmena, temperatura ambiente y alimento disponible.

Los tres segundos; miel, polen y propóleos son elaborados con elementos externos que la abeja modifica y enriquece. Así, al néctar de las flores, con un 80% de agua se lo enriquece con enzima y varios elementos más que le dan sus propiedades, a la vez que se lo deshidrata llevándolo hasta un 18 – 20% de agua. El proceso que sigue el néctar es ingestión/regurgitación-deshidratado. La abeja lo enriquece con su secreción salivar.

En el caso del polen, de granos microscópicos, la abeja los va adhiriendo y compactando con su saliva hasta hacer la clásica pelotica. Luego lo compacta en las celdillas cubriéndolo con miel si no hay cría para alimentar. Este es el llamado “pan de abejas”; mucho más rico que el polen en su composición, pero más difícil para extraer, elaborar y presentar.

El propóleo es extraído con un laborioso proceso en forma de resina de algunos árboles, y luego utilizado en la colmena todo el año. En los análisis de este producto aparecen flavonoides y varios elementos más que no se encuentran en forma original en los vegetales.

Ello habla a las claras de que es bien válida la teoría del doble origen: Una materia prima (externa) que sufre modificaciones y enriquecimiento por parte de las abejas (Interna).

Cabe agregar que –en la naturaleza- esta alimentación y defensa ante enfermedades que posee la familia de las abejas es altamente eficiente. No presenta fallas, y así la abeja sobrevivió durante miles de años sin la participación en su vida del ser humano. (17)

 1.12 Propóleo. Historia del propóleo

Se conoce que en Egipto, los sacerdotes usaban el propóleo para embalsamar a los cadáveres de los faraones, momias que aún se conservan.

En el 1700 a.n.e. ya se mencionaba la cera, la miel y el propóleo como medicina, en el papiro de Eber, primer libro médico del que se tiene referencia, titulado «Libro de preparación de los medicamentos para todas las partes del cuerpo humano».

 También tenemos referencia que el propóleo fue utilizado durante la guerra anglo – boer en África del Sur (1899 – 1902) para curar heridas de guerra e impedir la aparición de gangrena.

Y así podemos decir que el propóleo fue usado por casi todas las civilizaciones: china, hindú, romana, persa, entre otras. (17)

Es un producto apícola que las abejas recolectan de las resinas y secreciones, que cubren las hijitas de las yemas de álamo, abedul, roble, castaño silvestre y otros árboles, especialmente coníferas, que se hallan en la cercanía del lugar de