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Anatomía funcional de la columna vertebral

centro y la parte más importante del disco.
·                     Recoge y distribuye uniformemente la carga;
·                     Transmite su tensión interna a los cuerpos vertebrales a través de los poros de las placas epifisarias;
·                     Funcionan como cojinetes de agua distendidos a la presión máxima;
·                     Transforman a la suma de los cuerpos vertebrales en una columna rígida de gran tensión interna;
  • Se deforma en los movimientos del raquis para permitir la ejecución de los mismos;
  • En los movimientos del raquis disminuye de altura del lado de la concavidad, aumentando del lado de la convexidad;
  • En los movimientos de rotación se desplaza hacia el lado contrario;
  • En los movimientos de extensión se desplaza hacia delante;
  • En los movimientos de flexión se desplaza hacia atrás;
  • Configura un eje de movimientos.

El espesor del disco está en relación directa con la movilidad del segmento raquídeo, de este modo, la flexibilidad total del raquis es proporcional al cuadrado de la altura de los discos.

Los discos cervicales, presentan bilateralmente y en situación paramediana sendas fisuras uncovertebrales que, en realidad, no son verdaderas articulaciones (Töndury). La cara superior de las vértebras cervicales presenta, lateralmente, las apófisis o ganchos semilunares oblicuas en 60 ° con respecto a la cara superior del soma y cuyo origen corresponde a la raíz del arco y no al cuerpo vertebral. En lugares homólogos de la cara inferior del cuerpo de la vértebra cervical suprayacente a las apófisis semilunares, existen sendas superficies biseladas por fisuración secundaria de la parte lateral del anulus donde encajan dichas apófisis. En ocasiones, las fisuras se reúnen dividiendo transversalmente el disco cervical en una parte craneal y otra caudal; aparecen hacia los 9 años de edad y constituyen locus de menor resistencia.

Los ligamentos vertebrales comunes:

*Actúan sobre los discos con una tensión anular obligándolos a ocupar el menor espacio entre las placas epifisarias.

*Mantienen unidas y alineadas las vértebras.

*Refuerzan la acción del anulus en el que se fijan parcialmente.

El ligamento vertebral común anterior, se extiende desde la apófisis basilar del exooccipital hasta la cara anterior de la primera vértebra sacra. Se adhiere sólo a los cuerpos vertebrales por medio de fibras cortas (unen dos cuerpos) y fibras largas (unen 4 – 5 cuerpos). Al distenderse, limita la flexión dorsal.

El ligamento vertebral común posterior, se extiende desde el endooccipital hasta el sacro. Se fija sólo a los discos intervertebrales. Tiene fibras largas, mediales, que unen 4 – 5 discos y cortas, laterales, que unen dos discos contiguos. Está vinculado a la paquimeninge raquídea. Se tensa en la flexión y relaja en la extensión en sinergia inversa con el ligamento vertebral común anterior y directa con las láminas posteriores del anulus que trabajan al unísono con él, constituyendo una unidad anatomofuncional que contiene al núcleo pulposo y evita el exceso de flexión de una vértebra sobre otra. Es más estrecho que el ligamento vertebral común anterior pero más grueso y más rico en fibras elásticas; está menos desarrollado en la parte inferior.

Las articulaciones interapofisarias, limitan la movilidad del raquis y al mismo tiempo determinan la magnitud de los movimientos regionales de acuerdo con la configuración y orientación de sus superficies articulares, es decir, que las articulaciones intersomáticas no rigen el movimiento vertebral segmentario. Dicho de otro modo, la orientación del movimiento está dada por la disposición de las superficies articulares y la amplitud de esos movimientos está dirigida por los ligamentos y el tono muscular.

Las apófisis articulares cervicales están poco desarrolladas en altura; las superficies articulares forman un ángulo de 40 – 60° con la horizontal; las superficies articulares superiores miran atrás y arriba; las inferiores abajo y adelante; son planas o ligeramente cóncavas transversalmente.

En la región torácica, las carillas son casi verticales, de contorno ovalado, planas; las superiores miran atrás, arriba y afuera; las inferiores en forma inversa.

Las apófisis articulares lumbares, son robustos segmentos de cilindro cuyas carillas superiores orientan su concavidad hacia atrás y adentro y las inferiores adelante y afuera. Las apófisis de las vértebras lumbar primera y segunda son paralelas a las apófisis espinosas; las de la lumbar tercera forman un ángulo de 25°; las de la lumbar cuarta tienen un ángulo de 45° y las de la lumbar quinta, se colocan horizontalmente en 90°. Estas características no son uniformes puesto que en las zonas de transición (C5 – C6; D12 – L1 y L5 – S1) se encuentran caracteres de los dos segmentos raquídeos contiguos.

En general, el contorno de las carillas articulares es oval, están revestidas por cartílago hialino de espesor máximo en la región lumbar y mínimo en la torácica; mayor en el centro que en la periferia.

La cápsula o manguito articular es el principal medio de unión que está reforzada dorsolateralmente por fibras vecinas de los ligamentos amarillos y dorsalmente por ligamentos de refuerzo. La cápsula emite hacia el interior de la cavidad articular panículos adiposos y un pliegue fibroso que se comporta como un menisco entre las superficies articulares. Está inervada por los ramos ascendente y descendente del nervio sinuvertebral de Lüschka (ramo meníngeo del nervio raquídeo).

 

MEDIDAS, PROPORCIONES Y CURVATURAS DEL RAQUIS

La longitud del raquis es de 71 – 75 cm. en el hombre y de 61 – 65 cm. en la mujer.