Inicio > Neurocirugía > Anatomía funcional de la columna vertebral > Página 12

Anatomía funcional de la columna vertebral

Existe una relación proporcional entre la longitud de la columna vertebral y la talla según la edad:

  • En el nacimiento, el raquis representa junto con la cabeza el 66 % de la talla total,
  • A los 10 años, el 52,4 %, por el crecimiento más veloz de las extremidades inferiores,
  • A los 16 años, el 54,2 %, por el mayor desarrollo del tronco sobre las extremidades inferiores,
  • A los 25 años, el 50,4 %, porque crecen más rápidamente las extremidades inferiores que el tronco.

En la mujer, la proporción del tronco es mayor dado que las extremidades inferiores son más cortas.

La proporción entre la longitud de la columna vertebral y la altura corporal, en cifras redondas, es de:

*3 : 4, en la tercera semana de la vida intrauterina,

*3 : 7, al nacer,

*3 : 7,5, en la juventud.

De los 73 cm. aproximadamente que mide la longitud del raquis, la mitad de la altura corresponde a la vértebra dorsal doce; el segmento cervical está representado en 13 cm.; el dorsal en 30 cm.; el lumbar en 18 cm. y el sacrocoxígeo en 12 cm.

Anatómicamente, la altura del raquis está integrada en sus tres cuartas partes por las vértebras y en la cuarta parte restante por los discos intervertebrales.

Las variaciones de la talla se deben a la variación de la longitud de los miembros inferiores y a la variación en altura de los discos intervertebrales.

La variación máxima de la talla por acortamiento o alargamiento de la columna es de 1,5 cm. (1 / 15 – 2 / 15) y se debe a la mayor o menor longitud de las extremidades inferiores.

La variación de origen discal, originada en la deshidratación diurna de los núcleos pulposos, alcanza 1 – 2 cm. recuperables al día siguiente luego del reposo.

El aumento en longitud de la columna vertebral, normalmente, se detiene a los 25 años de edad.

Evolutivamente, la columna vertebral ofrece en la vida intrauterina una curvatura dorsolumbosacra (cifosis dorsal), cóncava en sentido ventral y que es primaria u orgánica.

Posteriormente, cuando comienza a actuar la gravedad y la potencia muscular a contrarrestarla y el lactante levanta su cabeza, el centro de gravedad trata de acercarse a la base de sustentación apareciendo la curvatura cervical cóncava dorsalmente (lordosis cervical).

Al obtenerse la bipedestación y por el mismo mecanismo se constituye la curvatura lumbar cóncava dorsalmente (lordosis lumbar). Las curvaturas cervical y lumbar son secundarias, adquiridas o compensadoras.

La curvatura cervical, aparece entre los 8 – 9 meses de la vida intrauterina, se acentúa a los 3 – 4 meses de la vida postnatal y se conforma a los 9 meses cuando el niño permanece sentado.

La curvatura lumbar, hace su aparición a los 12 – 18 meses y coincide con la ambulación.

El sacro es el soporte fijo de la columna vertebral. La porción presacral del raquis es como un “resorte” que se incurva cuando de él se suspende un peso. La forma del resorte, está dada por el equilibrio entre el peso suspendido y la elasticidad.

Las curvas del raquis están orientadas en el plano sagital y en el frontal.

Entre las curvas sagitales ya mencionadas, la cifosis dorsal está ocasionada por el peso del tronco y las extremidades cuyo centro de gravedad corresponde a la vértebra dorsal novena (D 9) y que se proyecta dorsalmente a la curva lumbar. La curva cervical se debe al peso de la cabeza y está separada de la lumbar por una curva inversa porque “la resistencia a la presión de un resorte es proporcional al cuadrado de las curvaturas que presenta”.

Las condiciones mecánicas debidas a la sustentación del peso del cuerpo son la causa principal de las incurvaciones; además, interviene la desigualdad de los discos. En suma, son el resultado de la adaptación a la estación bípeda.

En la posición horizontal la columna vertebral aumenta su longitud por su elasticidad pero, aislada del cuerpo, conserva cierta tensión manteniendo sus curvaturas. Si se separan los arcos de los cuerpos vertebrales y se seccionan los ligamentos intersomáticos, las curvaturas se rectifican y desaparecen. En esto influyen los núcleos pulposos que son balones llenos de líquido colocados entre los cuerpos vertebrales y comprimidos por los ligamentos. Como el espacio que ocupa una masa líquida es siempre el mismo, esta presión se traduce en la tensión de la columna.

En la norma frontal o coronal existen, por lo general, tres curvaturas. La curva media abarca desde la tercera a la sexta vértebra dorsal y en la mayoría de los casos es de convexidad derecha. Está compensada por una curvatura cervical y otra lumbar de convexidad izquierda. Este criterio está sustentado por la escuela francesa; los alemanes opinan lo contrario basándose en que, frecuentemente, el miembro inferior izquierdo tiene mayor longitud lo que produce posición oblicua de la pelvis e inclinación del tronco hacia la izquierda.

El factor estático (= asimetrías corporales que son hereditarias dominantes en el 70 % de las mujeres y el 30 % de los hombres) o el muscular (= mayor desarrollo), son los responsables de la existencia de las curvaturas frontales.

Las curvaturas quedan definidas por la línea que recorre la cara anterior de los cuerpos vertebrales (la línea que une los extremos libres de las apófisis espinosas no es paralela a la anterior).

El paso de una curvatura a otra es gradual, excepto en la regiones lumbar y pelviana en que produce una brusca inflexión (promontorio = 120° – 135°; media = 129°). En cada segmento incurvado del raquis existe una vértebra que hace mayor relieve, es la clave o apex de la bóveda (C 6 – C 7; D 6 y L 2); en realidad, la clave corresponde al disco y no al cuerpo vertebral.

Estas