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Anatomía funcional de la columna vertebral

una distancia sobre el suelo equivalente al 56 – 57 % de la altura total del cuerpo (es más craneal en los niños y algo más caudal en las mujeres). La línea de gravedad que se eleva desde el suelo pasando por el centro gravitacional, se encuentra a 5 cm. por detrás de la línea bitrocantérea coincidiendo con el eje vertical de L 3 y colocándose por delante de los cuerpos vertebrales torácicos y detrás de los cervicales.

La contracción de los músculos de los canales vertebrales se opone a la acción de la gravedad que trata de impedir la bipedestación en el plano sagital. En el plano frontal, el equilibrio se mantiene sin la intervención muscular.

El promontorio crea dificultades para el mantenimiento del equilibrio estático y dinámico del raquis. Para contrarrestar esto, las articulaciones interapofisarias de L 5 y S 1 se disponen en el plano frontal y las apófisis articulares inferiores de L 5 se “engrampan” al sacro estando, además, sujeta por el ligamento iliolumbar. Por otra parte, conviene recordar que el confluente lumbosacro soporta el máximo de fuerzas de flexión y presión.

Los factores que intervienen en la regulación de la función estática del raquis son:

  • la morfología normal de los cuerpos vertebrales y de los discos intervertebrales,
  • la anatomía y fisiología normales de la pelvis y de las extremidades inferiores,
  • el estado de contracción tónica de la musculatura,
  • la presencia de un adecuado mecanismo nervioso reflejo estatocinético.

Durante la marcha, el centro de gravedad del cuerpo sufre un desplazamiento siguiendo una línea sinusoidea en los planos horizontal y vertical de aproximadamente 4 – 5 cm. con respecto al punto de sustentación del pie y las rectificaciones concomitantes que deben realizar los músculos del tronco a nivel raquídeo.

La inclinación pelviana es el factor más importante que afecta a las incurvaciones de la columna vertebral.

El cambio de inclinación cambiará la posición de L 5 lo que a su vez modificará la posición del todo el raquis.

La posición de la articulación coxofemoral (= de la cadera) es el quid de la postura de la totalidad del cuerpo. La posición de la articulación de la cadera determina la inclinación de la pelvis (31° en hombres; 28° en mujeres – tolerancia = +/- 4° -) y la rotación de las piernas y por lo tanto la posición de los pies.

La pelvis es más horizontal en los niños (22° a los 4 años de edad; 25° a los 7 años) y su inclinación aumenta con el crecimiento. El ángulo del adulto se alcanza a los 10 – 11 años.

De cualquier modo, se torna esencial que el centro de gravedad del cuerpo se encuentre sobre la superficie de sustentación de los pies.

MÚSCULOS DEL RAQUIS

Los músculos del raquis y los vinculados anatomofuncionalmente con él actúan en la fijación postural y en la movilidad del tronco.

Los músculos dorsales autóctonos del tronco forman un contingente medial y otro lateral paralelos entre sí y longitudinales con respecto a la columna vertebral. Se ubican entre las apófisis espinosas de las vértebras y los ángulos posteriores de las costillas.

Se disponen en dos capas: superficial, formada por músculos largos que unen vértebras alejadas y profunda, constituida por músculos cortos que vinculan vértebras contiguas.

Estos músculos impiden la caída del tronco hacia adelante y junto con el bíceps crural, constituyen una cadena cinemática para mantener la posición erecta.

El grupo medial une apófisis espinosas vecinas o distantes; el grupo lateral une apófisis transversas o sus equivalentes (= tubérculos dorsales de los procesos costotransversos cervicales, tubérculos accesorios o mamilares de las lumbares y tubérculos sacros posteroexternos de las sacras) y los ángulos posteriores de las costillas.

El grupo medial de los músculos dorsales autóctonos posee un contingente de músculos cortos: interespinosos (faltan en la región dorsal media; son dobles a nivel cervical; son rudimentarios en el segmento sacro), sacrocoxígeo (representa los últimos interespinosos), recto dorsal menor de la cabeza (representa el primer interespinoso), recto dorsal mayor de la cabeza (es flexor dorsal o rotador si se contrae unilateralmente), oblicuo mayor de la cabeza (rotador de la cabeza hacia el lado contrario), rotadores o transversoespinosos (se extienden desde una apófisis transversa a la lámina (= rotadores cortos) y a la apófisis espinosa (= rotadores largos; sólo están bien desarrollados en la región dorsal).

El otro contingente del grupo medial son los músculos largos con significación de rotadores (van de apófisis transversas a espinosas) para los multífidos cortos y largos (no existen en C 1), los semiespinales toracocervicales y el complexo mayor para la región cefálica. La flexión dorsal de este grupo está a cargo de los músculos interespinales o epiespinales (unen apófisis espinosas entre sí y son polimetaméricos).

El grupo lateral de los músculos dorsales autóctonos está integrado por músculos cortos: intertranversos dorsales y oblicuo dorsal menor de la cabeza (representa el primer intertranverso) y por músculos largos: una masa común flexora dorsal que luego se independiza en el músculo sacrolumbar o iliocostal (es lateral; su porción craneal es el complexo menor) y el músculo esplenio (rotador de la cabeza hacia el lado que se contrae si la contracción es unilateral o flexor dorsal si se contrae bilateralmente).

Los músculos rotadores, multífidos y semiespinales son fascículos de un músculo único que se diferencia por el número de vértebras que salta, es decir, por la longitud de sus fibras. Las fibras profundas son monometaméricas en tanto que las superficiales son polimetaméricas. En conjunto constituyen una serie de “cables o riendas” oblicuas craneomedialmente desde las apófisis transversas a las espinosas y que fijan la columna vertebral.