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Anatomía funcional de la columna vertebral

CARACTERÍSTICAS DEL COMPLEJO ANATOMOFUNCIONAL OSTEOFIBROMUSCULAR Y NEUROVASCULAR DE LA

COLUMNA CERVICAL

El continente raquídeo cervical ofrece la superposición de siete vértebras articuladas por uniones especiales en los cuerpos y en los elementos constitutivos de las masas apofisarias.

Existe una neta diferenciación morfológica del atlas (C 1), axis (C 2) y algo menos de C 6 y C 7. El sector craneal de la columna cervical goza de la más elevada y frecuente inestabilidad morfológica, especialmente a nivel de la confluencia atlantooccipital.

Las uniones óseas se realizan por medio de anfiartrosis típicas para los cuerpos vertebrales entre sí (con un diferenciación particular para las articulaciones uncovertebrales) y series artrodiales, condíleas y trocoides complementadas con manojos fibroligamentosos de forma capsular o de simples ligamentos de refuerzo con constituyentes sinoviales para el deslizamiento y de ligamentos activos representados por los músculos de la nuca, porción craneal de los músculos de los canales vertebrales y los músculos anterolaterales profundos del cuello que se comportan como un todo funcional y antagónico según su situación topográfica y el eje en que se produzca la fuerza de tracción.

La columna cervical es rectilínea en el momento del nacimiento; la lordosis fisiológica que ésta ofrece en el adulto es la resultante de una adquisición posterior a partir de los tres meses de edad en que merced al esfuerzo muscular antigravitacional de la musculatura de la nuca se consigue llevar la cabeza a la posición de dorsiflexión.

En el adulto normal el raquis cervical tiene movimientos fundamentales que tienen sustento anatómico a nivel del roulement o carrefour cervicooccipital (= complejo articular occípito-atloideo-odontoideo-axoideo): rotación de la cabeza (35 – 70°); movimiento de angulación menor (20°), verticomediano; de flexión anterior, de flexión posterior, de inclinación lateral y de circunducción.

La formación de un baastrup (= fusión) cervicooccipital impedirá estos movimientos, rectificará la curvatura lordótica cervical y, finalmente, se instalará un bloque cervical rectilíneo, rígido, inmóvil y doloroso.

Los discos fibrocartilaginosos cervicales poseen una zona central que es el núcleo pulposo con resabios embriológicos de la notocorda y una zona marginal o periférica fibrosa y compacta. El anillo periférico compacto impide, al presionar sobre el núcleo pulposo, la centrifugación y el escurrimiento del contenido líquido central.

El núcleo pulposo se deshidrata rutinariamente en forma proporcional al grado de actividad física; este hecho determina una disminución en altura del disco con el consiguiente estrechamiento de los espacios intervertebrales. Durante un día de intenso trajín la talla del ser humano puede disminuir 1 – 2 cm que luego de un descanso reparador se recupera.

Con el envejecimiento, los discos se calcifican paulatinamente y los espacios intervertebrales se reducen llegando, en ocasiones, a desaparecer por completo con fusión corporal de las vértebras.

En el contingente neurovascular del contenido raquídeo cervical se debe distinguir la vascularización arterial del piso infratentorial y raquídeo cervical y la somatotopía anatomofuncional de las estructuras nerviosas allí contenidas.

La vascularización del cerebelo, tronco encefálico y médula cervical alta dependen del sistema vertebrobasilar, de los tres primeros pares de arterias intercostales (ramas de la subclavia) y las intercostales aórticas más caudalmente.

Las arterias vertebrales (= 2), nacen como ramas colaterales de la porción craneodorsal del tronco de la arteria subclavia (sus orígenes suelen ser muy variables +/- 1 %); se dirigen dorsocranealmente constituyendo el techo de la fosa suprarretropleural (que aloja el ganglio estrellado que le otorga la inervación simpática caudal), alcanza la cara ventral de la apófisis transversa de C 7 – entre los músculos largo del cuello y escaleno anterior -, asciende, se desliza por el agujero transverso de C 6 (también variable) e inmediatamente continúa su trayecto ascendente a lo largo del conducto transverso hasta el atlas (C 1) conservando una disposición convexa ventral obligada por la columna cervical. Más adelante contornea las masas laterales de C 1 por la cara medial y se sitúa sobre las extremidades laterales de la superficie craneal del arco dorsal del atlas, perfora la paquimeninge interatlantooccipital franqueando seguidamente el agujero magno (foramen magnum).