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Autocuidado: el pilar para la buena calidad de vida del anciano hipertenso

Autocuidado: el pilar para la buena calidad de vida del anciano hipertenso

El incremento de la esperanza de vida sin duda es un triunfo para los avances tecnológicos en salud científico, político-social y de saneamiento básico, al mismo tiempo es un reto el vivir mayor cantidad de años y disfrutarlos con calidad. Para el anciano hipertenso resultan clave las acciones de autocuidado adecuadas que ejerce, ya que muchas veces se presentan complicaciones o incluso la muerte por causa de los estilos de vida inadecuados, y se podrían evitar, modificando comportamientos y decisiones.

Autocuidado: el pilar para la buena calidad de vida del anciano hipertenso

Autores: Lic. Cecilia Salgado Espinoza, Lic. Leticia Gabriela Rodríguez Pedraza, Lic. Manuel Cruz Palomares y Lic. Julio Barajas Sánchez

Resumen

El autocuidado es la práctica de actividades que las personas aprenden en relación con su situación de salud, regulando los factores de su entorno con la finalidad de mantener la salud, recuperarse de los daños de la enfermedad y manejarse con sus efectos.

Palabras clave: Autocuidado. Hipertensión. Anciano. Envejecimiento. Calidad de vida. Salud integral.

Introducción

Una de las tendencias del siglo XXI es el envejecimiento de la población, en México según las proyecciones del Consejo Nacional de Población (CONAPO) la población de adultos mayores aumentó 76.3% de 2000 a 2015, por lo tanto, esta población se cuadriplicará de 6.7 millones en 2000 a 36.5 millones en 2050. La vejez es la etapa de la vida cuyo inicio está determinado por cada sociedad, en países en vías de desarrollo como México inicia a los 60 años, mientras que para países desarrollados a los 65 años.

El envejecimiento demográfico se está presentando por diversas causas, según las estimaciones del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (CENAPRECE) podría deberse al hecho de que entre 1960 y 1980 se reportaron las generaciones más numerosas en la población infantil, y que naturalmente ingresarán al grupo de 60 años y más a partir del 2020. Asimismo, con el resultado de reducciones en la fecundidad, la proporción de niños empieza a disminuir mientras que aumenta la de adultos en edad laboral. Sumado a esto, después de un largo período de descenso de la fertilidad y la mortalidad, tanto la proporción de niños como la de adultos en edad de trabajar disminuyen y sólo aumenta la de personas de edad. 1, 2, 3

Aunado al incremento de la población adulta mayor, se espera un aumento paulatino en el número de casos de Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT), resultado de la carga genética y de estilos de vida no saludables. Las Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT) representan la mayor causa de muerte prematura en México y además se acompañan del incremento en la discapacidad de las personas que sobreviven con estas comorbilidades, por lo que los costos de atención a la salud de este grupo poblacional se van a incrementar. 3

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó en 1995 que la enfermedad cardiovascular representaba la causa más frecuente de mortalidad en el ámbito mundial, en el 2012 se estima que murieron por esta causa 17 millones de personas, en ese mismo año en México murieron 17,421 personas de 60 años o más solo a causa de hipertensión arterial (HTA) uno de los principales factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular, representando un reto para la salud pública. Este tipo de enfermedades son de larga duración e implican el uso de terapias basadas en tecnologías y medicamentos costosos, además se asocian a periodos de hospitalización prolongados y frecuentes, sin que necesariamente se logre un incremento en la calidad de vida. Es importante la generación de una cultura del envejecimiento activo y saludable, desde las etapas más tempranas de la vida. 3, 4

La salud integral de los ancianos está directamente relacionada con su calidad de vida. Uno de los pilares fundamentales para favorecer el envejecimiento saludable es el autocuidado, el que realiza el anciano y cualquier individuo está determinado por factores internos o personales como el conocimiento, la voluntad, la actitud y los hábitos, asimismo por los factores externos o ambientales de tipo cultural, de género, económico, científico, tecnológico, político y social, al conseguir una integración favorable de ellos logrará vivir con buena calidad de vida. El autocuidado del anciano debe ser integral; es decir, no sólo debe responder a sus necesidades básicas, sino que también debe incluir sus necesidades psicológicas, sociales, de recreación y espirituales. Sólo así el autocuidado será el medio por el cual los adultos mayores podrán desarrollar al máximo sus potencialidades, indispensables para una vejez saludable. 5, 6, 7

Hipertensión arterial en el anciano

La tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias al ser bombeada por el corazón. Cuanta más alta es la tensión, más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear. La hipertensión arterial (HTA) es una enfermedad caracterizada por un incremento continuo de las cifras de tensión sanguínea en las arterias, la clasificación establecida en la Norma Oficial Mexicana NOM-030-SSA2-2009, para la prevención, tratamiento y control de la hipertensión arterial, como se muestra en la Tabla nº1 (al final del artículo), se representa por dos cifras por ejemplo 120/80 mmHg; la primera cifra es la tensión arterial sistólica, es el primer latido del corazón al momento de ser medida; la segunda cifra es la tensión arterial diastólica, cuando la tensión del corazón descansa entre latidos. Para considerarse como hipertensión arterial (HTA), la tensión arterial sistólica debe presentarse igual o mayor a 140 mmHg y tensión arterial diastólica también se presenta igual o por encima a 90 mmHg. 5, 8, 9

Entre los datos sintomáticos más comunes se encuentran: cefalea, cambios en la visión, mareo, zumbido de oídos, nerviosismo y cansancio. En algunas personas la elevación de la presión arterial no produce síntomas, pero sí aumenta el trabajo del corazón, lo debilita al paso del tiempo y aumenta el riesgo de alguna complicación. 10

En el anciano el diagnóstico de la hipertensión arterial (HTA) es el mismo que en los jóvenes, mediante la determinación de tres mediciones periódicas de la tensión arterial, mínimo se deben medir dos veces por cada visita al médico, tomando como base el brazo con mayor cifra de tensión arterial. Sin embargo se debe tomar en cuenta que en la vejez es común que la tensión arterial aumente persistentemente durante la consulta, a esto se le denomina efecto de la bata blanca, por lo que se recomienda la monitorización ambulatoria de la tensión arterial, para confirmar el diagnóstico. 10, 11

Factores de riesgo del anciano hipertenso

La hipertensión arterial (HTA) es un factor de riesgo cardiovascular frecuente en el mundo, asociado al incremento de sobrepeso y obesidad. Según la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2012, la prevalencia de hipertensión arterial (HTA) en México es de 31.5%, en adultos con obesidad aumenta hasta 42.3%, en cambio en adultos con Índice de Masa Corporal (IMC) normal el riesgo disminuye a un 18.5%, por otro lado en adultos con diabetes la prevalencia es de hasta un 65.6%, sin esta enfermedad un 27.6%. También, en la ENSANUT 2012 se señala que, del 100% de adultos hipertensos, 47.3% desconocía que padecía hipertensión arterial (HTA). 12

Los principales factores de riesgo cardiovascular asociados a la hipertensión arterial (HTA) en los ancianos son los mismos que en pacientes más jóvenes, aunque el riesgo aumenta en la vejez, debido al incremento de la rigidez de la pared arterial, lo que conduce a un incremento de la tensión arterial sistólica mientras que la tensión arterial diastólica se mantiene estable. Sin embargo, la relación entre el riesgo cardiovascular con los antecedentes heredofamiliares disminuye en pacientes ancianos. Además, el aumento de la presión arterial está relacionada a los estilos de vida no saludables, por lo tanto los factores de riesgo de padecer hipertensión arterial (HTA) incrementan cuando se presentó o bien se presenta sedentarismo, dislipidemias, consumo de alcohol y tabaco, obesidad y hábitos alimenticios no saludables como el exceso de sodio en la dieta. 8, 11

Por otro lado, en la ENSANUT 2012 se muestra que en Baja California aumentó la prevalencia de la hipertensión arterial en el grupo de edad de 60 años o más. En los hombres, en la población de 60 años o más, tuvo una prevalencia 4.8 veces mayor que en la población de 20 a 39 años, mientras que en las mujeres fue 7.3 veces mayor, convirtiéndose en la principal causa de mortalidad; este fenómeno debe relacionarse con los efectos que