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Cambio psíquico en la sexta década de la vida

componentes: baja probabilidad de enfermedad y de la discapacidad asociada, alto funcionamiento físico y mental y alta participación social (Rowe y Khan, 1987, 1997). Sin embargo, otros autores enfatizan la valoración subjetiva y la satisfacción con la vida como elementos clave de un envejecimiento exitoso (Lher, 1982) e, incluso, otros consideran como elemento clave la actividad y productividad social (Siegrist, Knesebeck y Pollack, 2004).

Envejecimiento con éxito. En la literatura científica anglosajona, envejecimiento con éxito es un término que ha ido consolidándose en los últimos años, al mismo tiempo que ha ido adoptando distintas denominaciones (ver más arriba),-A pesar de que estos conceptos han sido descritos mediante factores biopsicosociales, la investigación empírica los ha reducido a variables funcionales y salud fisica y, aunque los autores consideran que los determinantes de este tipo de envejecimiento son también multidominio, su búsqueda e investigación ha sido también reducida a los estilos de vida. Lógicamente, la prevalencia de este tipo de envejecimiento hallada empíricamente es poco consistente y la investigación de sus determinantes se refiere a condiciones biomédicas.

“Envejecimiento exitoso” y “tercera edad”: Problemas y retos para la promoción de la salud: Rice y Lockenhoff afirman que envejecimiento exitoso y tercera edad son, teóricamente, nociones relacionadas y, se puede decir que comparten muchas perspectivas y significados.

Envejecimiento exitoso, antes que un concepto, enmarca desde hace mucho, una importante aspiración humana. Deseamos envejecer bien, sin dolor o con el mínimo de sufrimiento. Usualmente, miramos con admiración a aquellos que atraviesan los años revelando bienestar, realización personal, vivacidad y vigor preservados. Como sabemos, ciencia y aspiraciones sociales están íntimamente relacionadas y, en este sentido, han existido muchos intentos teóricos y científicos encaminados a identificar y establecer qué sea envejecimiento exitoso. Según Neri y Cachioni, la definición posee tres connotaciones generales. La primera se refiere a la realización del potencial individual capaz de generar satisfacción física, psicológica y social según el individuo y su grupo de edad. Es evaluada de acuerdo a condiciones objetivas disponibles, por la visión que la gente e instituciones poseen sobre tales condiciones y por lo que se considera necesario para la realización plena de este potencial.

La segunda significación toma como parámetros de envejecimiento exitoso el funcionamiento que más se acerque al de la media de la población más joven, siendo adoptada por las prácticas de salud, educativas y estéticas destinadas a preservar la juventud y retardar los efectos del envejecimiento. La tercera idea de envejecimiento exitoso se relaciona con la identificación de comportamientos para los cuales los individuos poseen un buen desempeño, y de optimización de su ejecución por medio de mecanismos de entrenamiento y motivación.

Mediante tales estrategias se compensarían las pérdidas identificadas en el proceso de envejecimiento y se mantendría la estimulación para realizar comportamientos en otros dominios de la vida cotidiana. En esta tercera connotación, los ejemplos para lograr un envejecimiento exitoso suenan afines a la perspectiva de la promoción de la salud: si un adulto mayor tiene una buena capacidad física, la preservación de este potencial y su estimulación a través de la práctica deportiva puede reforzar el sentido de bienestar y favorecer la manutención de vínculos sociales. Sin embargo, en los tres conjuntos que organizan las diferentes visiones acerca del envejecimiento exitoso, el sujeto que envejece, siempre es el blanco de todo el proceso y, con los apoyos necesarios, el principal ejecutor del mismo. Él es el primer responsable por su salud y su enfermedad.

Diferenciación realizada entre “envejecimiento exitoso” y “envejecimiento normal”: El eje central de esta nueva perspectiva es la idea de que la salud y los problemas relativos al ‘envejecimiento normal’ no son del todo normales, y más bien evidencian el resultado de estilos de vida y otros factores que expusieron las personas al riesgo de enfermedades y discapacidades en la vejez. En oposición, el ‘envejecimiento exitoso’ es descrito como una habilidad para mantenerse en bajo riesgo de enfermar, con un alto nivel de actividad física y mental, y decididamente comprometido con la vida por medio del mantenimiento de relaciones interpersonales y la participación en actividades significativas. Dicho paradigma propone, primero, que los temores de pérdidas funcionales son con frecuencia superestimados, segundo, que muchas de las pérdidas funcionales verificadas con el paso del tiempo pueden ser evitadas, y, tercero, que muchas pérdidas funcionales de los adultos mayores pueden ser recuperadas.

En este sentido, envejecer exitosamente dependería mayoritariamente de acciones en prevención y promoción de la salud, ya que la desdicha de la vejez asociada al deterioro físico y mental estaría supuestamente bajo nuestro control. Las pérdidas, según este paradigma, están asociadas a factores tales como hábitos cotidianos, alimentación, práctica de ejercicios, etc., todos ellos ‘factibles de control y cambios’. El envejecimiento exitoso, como afirman algunos autores, resulta ser una cuestión de opción individual. De hecho, y eso no se puede negar, la formulación del concepto en cuestión ha contribuido a innovaciones e incremento de estrategias en salud y de prácticas sociales que han representado una ganancia en términos de calidad de vida de las personas mayores. Sin embargo las críticas que ha recibido esta propuesta no pueden ser desatendidas. No todas las enfermedades y problemas fisiológicos asociados a la vida avanzada, son factibles de manejo por medio de la prevención de la enfermedad o la promoción de la salud. La pretensión de control individual sobre los procesos de deterioro identificados en la vejez, desde estadios anteriores del curso de la vida es, cuando menos, osada, especialmente cuando tratamos de sociedades en desarrollo.

Como bien advierten los preceptos de la promoción de la salud, los determinantes de ésta no se deben concentrar tan sólo sobre el individuo. Más bien, envejecer con salud requiere otras condiciones durante el curso de la vida, como el acceso a la educación, al trabajo y al descanso, bienes materiales y culturales dignos, políticas públicas inclusivas, etc. Los modelos de envejecimiento exitoso en general, pecan al generalizar premisas particulares y simples a contextos culturales diferenciados y complejos; aprisionan experiencias y valoraciones sociales diversas sobre el envejecer, bajo el auspicio de modelos estrechos y sin validación externa. Homogenizan prescripciones, sin matizar