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Cáncer cérvico-uterino detección oportuna desde la atención primaria

Llevar un modo de vida saludable, así como la realización del test de Papanicolaou de forma sistemática, un examen ginecológico anual realizado por personal calificado así como una adecuada educación sobre el VPH y las infecciones de transmisión sexual nos ayudará a evitar el cáncer de cérvix.

Según el Anuario Estadístico de 2007 del Ministerio de Salud Pública de la República de Cuba, (MINSAP, 2008) en el último trienio (2005-2007) en el país se diagnosticaron 3380 pacientes con cáncer cérvico-uterino; en 2005 se diagnosticaron 1 217 casos, con diagnóstico en estadio preinvasivo del 81,9% de las pacientes, en 2006, hubo 1 095 casos positivos, de ellos, el 86,9% estaba en estadio 0 y en 2007, a 1 068 mujeres se les diagnosticó la enfermedad y no existía invasión del estroma cervical en el 84,6%; (MINSAP, 2008) aunque en el anuario se señala que los datos del último año son provisionales.

En Cuba el cáncer cérvico uterino ocupa el cuarto lugar en incidencia con una tasa cruda de 19,2 x 100 000 mujeres, en la provincia de Villa Clara la tasa estandarizada es de 27,9 que lo sitúa en el segundo lugar en el sexo femenino. Según datos del Departamento de Estadística y Registros Médicos Provincial de Villa Clara, desde el primero de enero de 2005 hasta el 31 de diciembre de 2007 en la provincia de Villa Clara realizaron 66 883 citologías orgánicas de las cuales se habían diagnosticado 633 casos de cáncer cérvico-uterino, de estas, el 2,15% (1437) presentaron alteraciones histológicas y de ellas  del 76,6% se encontraba en etapa 0.

Un Programa para el diagnóstico precoz del cáncer del cuello uterino que desde 1968 el Ministerio de Salud Pública (en lo adelante MINSAP), con la colaboración de los organismos de masas, comenzó a desarrollar en el país. (Cabezas Cruz, y otros, 2001)

Entender el desarrollo del cáncer cervical es esencial para diseñar intervenciones efectivas para prevenir muertes por esta enfermedad; más del 99% de los casos de cáncer cervical y sus precursores están relacionados con la infección por VPH, una infección de transmisión sexual (en lo adelante ITS) que es sobre todo asintomática. El VPH es la ITS más común en todo el mundo y afecta al menos una vez en sus vidas a un estimado del 50 al 80% de las mujeres sexualmente activas. Las mujeres se infectan con el virus durante la adolescencia, en la tercera década de la vida y en los primeros años de la cuarta. Su prevalencia es muy elevada en varones y mujeres jóvenes sexualmente activos, y evoluciona de forma natural hacia la curación espontánea, la cual se observa en más del 90% de los casos. En la segunda década de la vida se estima una prevalencia del 20-25%, pero en algunos grupos de adolescentes o de mujeres jóvenes la infección llega a afectar hasta a un 70% de los individuos. En la tercera década la prevalencia disminuye considerablemente, y a partir de los 35 años se mantiene estable en unos valores próximos al 5%. Estos datos se han confirmado en un amplio metaanálisis que incluye 78 estudios. (18)

El mayor riesgo de infección por el VPH coincide con la mayor actividad metaplásica, que ocurre en la pubertad y el primer embarazo y declina después de la menopausia. La persistencia de la infección es más común con los tipos de virus de mayor riesgo oncogénico y es un factor determinante importante en el desarrollo del cáncer cervical. (Burd, 2003)

La ectopia cervical y los cambios metaplásicos en la zona de transformación pueden aumentar la susceptibilidad del cuello a la infección por el VPH en la adolescentes; estos cambios biológicos continúan durante toda la vida de la mujer, por lo que es difícil decir a cual edad estos cambios alterarán el curso de la infección o se desarrollará una lesión intraepitelial escamosa. (Lau S, Franco, 2005) El virus se transmite con facilidad por contacto sexual, probablemente a través de erosiones mínimas o imperceptibles de la piel o las mucosas. Aunque la transmisión coital sea probablemente la vía más frecuente de contagio del cuello del útero, en las mujeres con relaciones homosexuales se han presentado infecciones del área anogenital y una extensión a partir de esta, por autoinoculación, a otra localización del epitelio del tracto genital, como el cuello uterino, que es especialmente vulnerable al contagio; probablemente a través del epitelio metaplásico de la unión escamoso-cilíndrica y a la permanencia de la infección. La mayoría de las infecciones por virus de alto riesgo son subclínicas y tienden a establecer infecciones persistentes, ocasionando cambios detectables en la citología o la colposcopia, o bien latentes, detectables únicamente por análisis del ADN viral. Solo un 1% de los adultos sexualmente activos presenta lesiones clínicas en forma de condilomas acuminados. (García, y otros, 2008)

Nuevas estrategias de prevención promisorias se basan en el conocimiento mejorado de la patogénesis del cáncer cervical. La infección persistente con uno de los aproximadamente 15 tipos de VPH causa virtualmente todos los casos de cáncer cervical, así como los cambios precedentes que son evidentes en la citología, la histología y los exámenes visuales. (Schiffman & Castle, 2005)

Resultados obtenidos por investigadores, (Sellors, y otros, 2002) en 154 mujeres de más de 50 años que viven en Ontario, Canadá, que averiguaban la prevalencia de VPH oncogénico en esas mujeres y la asociación con factores de riesgo, mostraron una pico de prevalencia para las mismas. Estos hallazgos fueron consistentes con otro estudio de la historia natural del VPH entre mujeres costarricenses donde también se encontró un pico de prevalencia en las mayores de 59 años. Los factores de riesgos, en el estudio canadiense, que han tenido una asociación significativa con la infección del VPH incluyen la ausencia de una pareja sexual estable y el inicio precoz de las relaciones sexuales. (Richardson, y otros, 2003)

Goldie y sus colaboradores, en un estudio sobre costo-efectividad del pesquisaje del cáncer cervical en cinco países en desarrollo, (Goldie, y otros, 2005) señalan que aunque asumen que la historia natural del cáncer cervical es similar en todos los países, los patrones de conducta sexual y los factores de riesgo para la enfermedad varían.

La infección por el VPH de alto riesgo se considera una causa necesaria, pero no suficiente, del cáncer cervical. Varios estudios de seguimiento de mujeres en las que inicialmente se conocía su estado