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Caracterización por imagen del cáncer cervicouterino a través de la resonancia magnética

Caracterización por imagen del cáncer cervicouterino a través de la resonancia magnética

La estadificación del cáncer cervicouterino es clínica, pero puede apoyarse en métodos de imagen. Se realizó estudio descriptivo, longitudinal, prospectivo, en el hospital Arnaldo Milían Castro, del 2011 al 2013 para caracterizar por imagen el cáncer cervicouterino a través de la resonancia magnética en mujeres con o sin recidivas. La población lo constituyó el total de pacientes con diagnóstico de cáncer de cérvix, quedando conformada la muestra por 30 según criterios de inclusión y la información se obtuvo de las historias clínicas a través de modelo de recolección de datos.

Caracterización por imagen del cáncer cervicouterino a través de la resonancia magnética

Autor: Dra. Yurezy García Monteagudo

Hospital docente “Arnaldo Milián Castro”. Santa Clara. Villa Clara. Cuba

Palabras clave: cáncer cervicouterino, carcinoma epidermoide, metástasis, pacientes

Resumen

La edad media fue de 40.5 ± 11.9 años, predominando el color de piel blanca en un 63.33%, y el carcinoma epidermoide en un 86.67%, con predominio del estadio II B. La resonancia magnética determinó extensión local a vejiga, vagina y recto y exocérvix, diminución no significativa del tamaño uterino con tratamiento oncoespecífico, (p = 0.491). Al inicio la resonancia detectó en un 60%, masa o tumor en el cuello uterino que disminuyó con el tratamiento oncoespecífico. Por radiología convencional y Tomografía Axial Computarizada (TAC) predominaron las metástasis a distancia óseas a pulmón y ganglios en un 10%, de los pacientes cada una y por ultrasonido se detectaron además a cuello uterino en un 60%, y a endometrio en un 20%. No existió diferencias significativas en los cambios de intensidad de señal bajo los dos tratamientos oncoespecíficos, p = 0.925. Predominó el tipo de respuesta estable en el 53.33%, de los pacientes, falleció el 13.33%, y la causa fundamental fueron las metástasis y recidivas tumorales.

INTRODUCCIÓN

La especialidad médica de la radiología nació con el descubrimiento de los rayos X realizado por el físico alemán W. Roenteng el 8 de noviembre de 1895, y ha tenido un vertiginoso desarrollo con la aparición de nuevas modalidades de diagnóstico por medio de imagen, convirtiéndose a sí mismo en apoyo valioso y de rutina en la práctica médica.

A mediados de los años 40 del siglo XX, dos grupos de investigadores dirigidos por Félix Bloch de la universidad de Stanford y Edward M Purcell de Harvard, establecieron las bases experimentales de la espectrografía de resonancia magnética nuclear (RMN), utilizadas en química para aclarar la composición de moléculas complejas y en física para estudiar el movimiento molecular. NALABOFF KM, 2012.

En 1973, dos décadas después, Paul Lauterbur publicó la primera imagen de resonancia magnética (RM) de tejidos mostrando la sección de dos capilares llenos de agua y Raymond Damadian en 1975 obtuvo las primeras imágenes de animales. Los primeros equipos de resonancia magnética nuclear (RMN) para estudiar el cuerpo humano aparecieron en 1978, primero para el cerebro y poco tiempo después para el resto de los órganos.

La resonancia magnética nuclear (RMN) se basa en que algunos núcleos de átomo con número impar de protones se comportan como pequeños imanes. En la mayor parte de los tejidos y en el agua del cuerpo humano están presentes los núcleos de hidrógeno (protones), que permiten producir imágenes de resonancia magnética nuclear (RMN). YOU JJ, 2009.

Los estudios de imagen evolucionan continuamente en respuesta a las modificaciones de la práctica clínica y las mejoras tecnológicas. Hoy en día, la resonancia magnética nuclear (RMN) es la “norma de oro” de la imagenología. Combina la tecnología de la computación, un campo magnético y ondas de radio para producir una imagen bidimensional de un “corte” de la anatomía del paciente, sin exponerlo a radiaciones.

A diferencia de los barridos de la tomografía computada y las imágenes de rayos X, la resonancia magnética nuclear (RMN) produce imágenes altamente detalladas que son aptas para la identificación de patologías de los tejidos blandos. Además puede producir imágenes de diferentes planos anatómicos, por lo que hace posible el estudio desde diferentes ángulos. BIPAT S, 2003.

Los estudios de imagen se han convertido en un complemento importante de la evaluación de los procesos tumorales del sistema genitourinario. Al integrarse con los datos clínicos, los datos de imagen pueden optimizar la planificación del tratamiento. LAZCANO-PONCE E, 2003.

El cáncer se caracteriza por cambios en los mecanismos de control a nivel celular, los cuales regulan su capacidad de diferenciación y proliferación. La multiplicación celular excesiva ocasiona la penetración en tejidos adyacentes, la compresión de estructuras vecinas (nervios, vasos, entre otros y la migración a otros territorios donde mantienen su capacidad de crecer y proliferar. SMITH RA, 2010.

El cáncer cervicouterino (CCU) es una neoplasia maligna que se caracteriza por pérdida de la estratificación y de la polaridad del epitelio, donde se puede apreciar algunas alteraciones como hipercromatismo, mitosis anormales y pleomorfismo celular, con invasión o no de la membrana basal. JHINGRAN A, 2010.

Los antecedentes de las descripciones de cáncer cervicouterino se remontan hasta los años 460 a.C. con Hipócrates, quien hace una amplia descripción del cáncer, en su “corpus Hipocraticum”, sobre todo del cáncer de seno, útero y piel, y a él se atribuye la paternidad del término cáncer para designar esta enfermedad. BARRIGA M, 2010.

La Organización Mundial de la Salud (WHO) reconoce dos tipos histológicos principales de cáncer invasivo: carcinoma de células escamosas, que constituye cerca del 75% y el adenocarcinoma que constituye cerca del 15-25% de todos los casos. Otros tipos de carcinoma como el carcinoma adenoescamoso, carcinoma adenoide quístico y carcinoma metastático constituyen el restante. AMERICAN JOINT COMMITTEE ON CANCER. CERVIX UTERI, 2012.

Se citan como factores predisponentes de esta enfermedad la edad entre los 45 y 55 años, los factores genéticos como el déficit de alfa 1 antitripsina tiene efecto protector sobre el epitelio del cérvix, las relaciones sexuales tempranas, la promiscuidad sexual, las enfermedades de transmisión sexual, el bajo nivel socioeconómico, el hábito de fumar, la cervicitis, las laceraciones y los traumatismos