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Caracterización por imagen del cáncer cervicouterino a través de la resonancia magnética

un estadio IIA o inferior que pueden ser tratadas mediante cirugía, combinación de radioterapia y quimioterapia o, en algunos casos, radioterapia aislada de aquellas con enfermedad avanzada a las que se trata mejor con radioterapia aislada o combinada con quimioterapia.

Los avances en los estudios de imagen transversales han mejorado la exactitud de la estadificación del cáncer de cuello uterino. En un estudio en que se comparó la estadificación clínica con la estadificación mediante estudios de imagen transversales, las exactitudes de la TC y la RM (53 y 86%, respectivamente) fueron mayores que la de la estadificación clínica (47%). A medida que se ha reconocido la utilidad de los estudios de imagen transversales en la estadificación tumoral, la estadificación clínica ampliada con incorporación de los datos de TC o resonancia magnética nuclear (RMN) se ha convertido en una práctica frecuente, sin modificaciones de los criterios de estadificación de la FIGO. Entretanto, el uso de las exploraciones radiológicas convencionales (urografía intravenosa, enema opaco y linfografía) ha quedado en desuso. MURILLO R, 2100.

En el presente estudio se describieron las lesiones metastásica a distancia detectadas con otros medios de imagen como la radiología convencional y TAC. Las lesiones óseas líticas que predominaron fueron halladas en columna dorsal y lumbosacra, aunque además a este nivel también se observaron blásticas y mixtas. Estas lesiones también se encontraron a nivel de las ramas isquiopubianas aunque en menor frecuencia.

Las adenopatías se localizaron principalmente a nivel inguinal, infraclavicular y subcarinal en las pacientes que sufrieron recidivas tumorales.

También como signo de invasión o metástasis a distancia se detectó la presencia de derrame pleural.

Un estudio prospectivo, multicéntrico e interdisciplinario del American College of Radiology Imaging Network/Gynecologic Oncology Group, reveló que en la evaluación previa al tratamiento del cáncer de cuello uterino infiltrante, tan sólo el 26,9% de las pacientes se sometió a una exploración con anestesia para efectuar una estadificación clínica de la FIGO, el 8,1% a una cistoscopia, el 8,6% a una sigmoidoscopia o rectoscopia, el 1% a una urografía intravenosa y ninguna a un enema opaco o linfografía . HRICAK H, 2010.

Con relación a la evaluación del tamaño del tumor, en la literatura revisada se refiere que la resonancia magnética nuclear (RMN) es superior a la valoración clínica en la evaluación del tamaño del tumor, que es uno de los factores pronósticos en el cáncer de cuello uterino y ofrece determinaciones equiparables a las quirúrgicas en la mayoría de los casos.

En el presente estudio a través de la resonancia se pude valorar el cambio, aunque no significativo, con una tendencia a la disminución del tamaño uterino a los 6 y 12 meses después del tratamiento. Estos hallazgos fueron valiosos en la valoración de la evolución clínica de las pacientes al tratamiento empleado.

En cuanto al seguimiento de la paciente ya tratada de un cáncer de cuello, el protocolo actual indica la realización de una TC abdominal y pélvica y de una radiografía de tórax, una vez al año, independientemente de si el tratamiento seguido ha sido quirúrgico o radioterápico.

Los síntomas que pueden hacer sospechar una recaída incluyen dolor local o irradiado a una pierna, linfedema de miembro inferior o dolor en fosa renal. El diagnóstico precoz de recaída es necesario para la decisión del tratamiento a seguir, ya que está indicada la cirugía siempre que el tumor no afecte a la pared pélvica y no existan adenopatías retroperitoneales.

La sospecha de recaída local se valora mediante resonancia magnética nuclear (RMN). Hay que tener en cuenta que si el tratamiento ha sido radioterápico, la resonancia magnética nuclear (RMN) debe realizarse sólo si el período transcurrido desde la finalización de la radioterapia es superior a seis meses. SEKI H, 2010.

La visualización de masa es indicativa de recurrencia. Es importante el diagnóstico diferencial con cambios derivados de fibrosis posquirúrgica o posradioterapia: generalmente hiperintensidad indica recaída e hipointensidad indica fibrosis, sobre todo si han pasado más de 12 meses de la radioterapia. No obstante en ocasiones, se necesita valoración histológica para un diagnóstico diferencial de certeza que se puede obtener mediante una ecografía vaginal con punción dirigida. La elección de punción con aguja fina (PAAF) o biopsia de corte tipo TRU-CUT depende de cada caso. En ocasiones puede ser necesaria la realización de una cistografía retrógrada o de un enema opaco para la detección y delimitación de trayectos fistulosos que se presentan en casos avanzados o como complicaciones del tratamiento.

La resonancia magnética nuclear (RMN) resulta ventajosa en la estadificación local del cáncer de cuello uterino. Las imágenes ponderadas en T2 son especialmente útiles para visualizar la extensión local de la enfermedad. Aunque el cáncer de cuello uterino muestra una captación de contraste variable, es posible que la RM con secuencias dinámicas después de administrar contraste mejore la evaluación de tumores pequeños. Las imágenes ponderadas en T1 con contraste también pueden ayudar a detectar invasión de la vejiga o la pared rectal o a delimitar fístulas. YANG WT, 2010.

El cáncer de cuello uterino aparece como una masa de alta intensidad de señal en el seno de un estroma de baja intensidad de señal en las imágenes ponderadas en T2. En el cáncer de cuello uterino limitado al estroma, la baja intensidad de señal del anillo de estroma que rodea al tumor de alta intensidad en las imágenes ponderadas en T2 se mantiene totalmente intacta. En el caso de una invasión completa del espesor del estroma, la baja intensidad de señal de éste queda sustituida totalmente por la alta intensidad de señal del tumor y una interfase tumor parametrio lisa excluye la invasión del parametrio. YANG WT, 2010.

La interrupción del anillo de estroma con una intensidad de señal nodular o irregular del tumor que se extiende al parametrio indica una invasión del mismo. En los casos avanzados puede visualizarse un englobamiento del uréter y los vasos periuterinos por el tumor, así como engrosamiento y modularidad de los ligamentos uterosacros. YANG WT, 2010.

Siso S realiza investigación en la que se evaluaron un total de 15 pacientes con cáncer de cuello uterino, con edades comprendidas entre 21 y 63 años, con una media de 40 años, de las cuales 13 presentaron carcinoma epidermoide y 2 adenocarcinoma. Las pacientes incluidas presentaron invasión parcial de parametrios y al ser evaluados por TAC y la resonancia magnética nuclear (RMN) presentaron similares resultados en 28 de ellos, lo que representa un