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La cura húmeda como intervención enfermera

La cura húmeda como intervención enfermera

Resumen:

En la práctica diaria del ejercicio enfermero usamos protocolos de actuación fruto de la observación sin ser conscientes de que tienen un sustento científico bastante sólido que se ha ido transmitiendo de generación en generación de profesionales. El objetivo principal de este artículo es ahondar en la evolución de la cura húmeda como intervención enfermera hasta convertirse en un proceso reglado basado en el método científico y protocolizado.

La cura húmeda como intervención enfermera

Antonio Ocaña Moreno (1), Francisco Javier Gallego Bermúdez (2), Rocío Bonilla Ojeda (3)

1. Enfermero Centro de Salud Cerro del Águila. Distrito Atención Primaria de Sevilla

2. Enfermero Centro de Salud Cerro del Águila. Distrito Atención Primaria de Sevilla

3. Enfermera Centro de Salud Cerro del Águila. Distrito Atención Primaria de Sevilla

Summary:

In the daily work performed by nurses using protocols result of observation. Nurses are not aware that these jobs have a pretty solid scientific support that has been passed from generation to generation of professionals. The main objective of this paper is to study the healing in a moist environment as part of a nursing intervention regulated process, based on the scientific method and docketed.

Palabras Clave: Curación, ambiente húmedo, exudado, granulación, infección.

Healing, humid environment, exudate, granulation, infection.

1.            Introducción: La cura húmeda.

Desde tiempos inmemoriales se tiene conocimiento de la sanación de las heridas en el ser humano como modo de supervivencia. Si bien es cierto que la mayor parte del conocimiento ha trascendido de generación en generación como sabiduría popular, este legado se ha visto completado con vestigios escritos desde la época del antiguo Egipto.

El documento más antiguo que hace referencia a la sanación de las heridas fue redactado 1500 a.C., en año 8º del reinado de Amenhotep I, de la dinastía XVIII y es conocido como el Papiro de Ebers. Este papiro es un tratado médico de la época, donde entre otros conocimientos relacionado con la medicina, se describían tratamientos quirúrgicos de los abscesos y tumores, trastornos óseos y tratamiento de las quemaduras. Se describe en él, como se usaba leche de parturientas para sanar las quemaduras de una persona extraña.

Otra referencia histórica a la sanación de las heridas se encuentra en el siglo VIII a.C. en la Ilíada de Homero, donde se describen más de un centenar de heridas. Se da a entender el grado de conocimiento en la distinción de heridas en aquella época donde las consecuencias de la batalla eran catastróficas para los ejércitos.

Hasta nuestro tiempo numerosos autores continuaron incrementando la sabiduría sobre la curación de heridas véanse Hipócrates con su Tratado para la curación de Heridas en el 460 a.C. y Caesaris Magati en el s. XVII en su libro De rara medicatione vulnerum.

Fue en el siglo XIX cuando se describió por primera vez “La importancia de tratar cuidadosamente el entorno directo de la herida y de disminuir la frecuencia de los cambios de apósitos” (JG Gamgee, The Lancet 1876). Esto supuso un hito que rompió con la idea tradicional de cura que se manejaba hasta aquel momento. A partir de esta afirmación y ya avanzado el siglo XX, tomó auge el concepto de cura húmeda y de entorno de cicatrización óptimo:

Aldrich (1940), empieza a utilizar antisépticos colorantes. La curación de las heridas eran entorno a tejidos naturales, gasas, linos, etc.

Odland (1958), inicia una nueva manera de entender la función del apósito, proporcionando a la herida un entorno óptimo.

Winter (1962), demuestra que las heridas que se mantenían en un entorno húmedo mediante la aplicación de películas oclusivas, epitelizaban mejor que las expuestas al aire. Por ello, Winter (1962) es considerado el padre de la cura húmeda tal como la conocemos hoy. Consiste básicamente en mantener a las heridas en un microclima húmedo y cálido a través de diferentes productos que la aíslan del exterior.

La hipótesis de partida con la que trabajó Winter (1962) fue que “la epitelización se retrasa por la costra seca que normalmente cubre una herida superficial, y que si se previene la formación de esta, se incrementa marcadamente la epitelización.”Lo comprobó realizando estudios con cobayas heridas donde a un grupo control procedía a la curación por el método seco y por el contrario, al grupo experimental les aplicaba un apósito film impermeable e inerte sobre la herida. La conclusión a este estudio reveló que el grupo tratado con la cura húmeda sanó dos veces más rápido que el grupo sometido a la cura seca.

Este estudio fue corroborado por otros investigadores en 1963 (Hinman y Malbach) y hoy día supone una evidencia científica de Certeza A para la elección de actividades sobre la curación de las heridas.

La base fisiológica de la cura en ambiente húmedo radica según G. Winter (1962) en que el microclima húmedo y cálido en la herida favorece la migración epitelial sobre el lecho de la herida, lo que a la postre supondrá la epitelización final. Por el contrario, una cura en ambiente seco bajo una costra dura y una dermis reseca dificulta la migración epitelial de nuevas células para la cicatrización final.

Además de la migración epitelial se ha comprobado que la cura húmeda realiza otras funciones relevantes para una favorable epitelización:

  • Hidrata la herida favoreciendo la movilidad de los polimorfonucleares, de los macrófogos y de las células epiteliales.
  • Acidifica el pH en la herida creando un ambiente bacteriostático.
  • Incrementa de la acción de los granulocitos
  • Impulsa la actividad y presencia de macrófagos.
  • Favorece la eliminación de tejidos necróticos a través del desbridamiento autolítico.
  • Estimula a las células endoteliales de la neoangiogénesis, con lo que se aumenta el aporte de oxígeno y sustancias metabólicas necesarias para la cicatrización.
  • Incrementa la presencia de fibroblastos (más secreción de colágeno).

Como se puede apreciar la propiedad más importante asociada a la cura húmeda consiste en una disminución en el tiempo de cicatrización de las heridas, pero no es la única y viene acompañada de numerosas cualidades beneficiosas adicionales.

Una de ellas sin dudas es la disminución del dolor y el aumento del confort. Esto se pone de manifiesto en dos cuestiones: una en que son heridas menos dolorosas en general durante las jornadas que precisan para completar su cicatrización, aportando una sensación confortable sin escozor ni adherencias. La otra cuestión, se refiere a la facilidad con que se pueden