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La cura húmeda como intervención enfermera

retirar los apósitos en la cura húmeda, no existiendo a penas resistencias que dificulten el cambio e incrementen el dolor en las curas. Como se puede comprobar esta característica no forma parte de las curas tradicionales o secas donde el dolor y la incomodidad suelen ser factores participantes.

Además se ha comprobado que la cura húmeda reduce la inflamación a la que se ven sometidas las heridas en su proceso de cicatrización respecto de las curas secas y presentan un menor índice de infección, del 2,6% para las curas húmedas respecto a un 7,1% en la cura seca.

Otro aspecto ventajoso de este tipo de curas húmedas consiste en el menor coste económico debido a la disminución en los días de hospitalización o menor uso y frecuentación de los servicios sanitarios en su comunidad, ya que estas heridas como se comentó anteriormente cicatrizan antes ahorrando días de curas y no necesitan de curas diarias si no que dependiendo de los apósitos usados se pueden conservar hasta varios días. Unido a esta cualidad, subyace un aumento de la comodidad del profesional tanto para las curas en sí como en la carga de trabajo que se disminuye por el alargamiento de los cambios de apósitos.

2.            Intervención enfermera:

La cura húmeda desde el punto de vista enfermero no es más que un plan integrado de actuación donde partiendo de una valoración de las condiciones generales del usuario se va acotando la problemática hasta resolver la cicatrización. Si bien es cierto que a veces resulta sencillo llegar al final otras veces el profesional se convierte en un detective incansable en pos de sus objetivos marcados.

A modo definitorio la cura húmeda está compuesta por los siguientes apartados diferenciados y a su vez interrelacionados: La gestión del exudado y la elección del apósito, desbridamiento, manejo de la carga bacteriana y cuidados de la piel perilesional.

2.1. La gestión del exudado y elección del apósito ideal:

La gestión del exudado no es más que una valoración exhaustiva de las características del exudado y la aplicación de un plan adecuado acorde a estas conclusiones. Se convierte en una pieza clave en la cura húmeda ya que un déficit o un exceso pueden ser perjudiciales para que la cicatrización llegue a buen puerto.

El exudado es un fluido de consistencia generalmente acuosa, resultante de la secreción de los fluidos corporales, cuyo origen puede ser intracelular o extracelular, cuando existe una solución de continuidad de la piel. Según su etiología variará en composición, densidad y color.

Tras el daño epitelial se acontece una secuencia de mecanismos de defensas por parte de nuestro organismo que van acumulando unos residuos a modo de exudado. Así pues el exudado está compuesto por: fibrinógeno y plaquetas que han intervenido en la coagulación; neutrófilos y macrófagos dedicados a la defensa, producción de factores de crecimiento y proteínas enzimáticas; linfocitos como parte de la defensa del organismo; proteínas plasmáticas que mantienen la presión osmótica y la inmunidad; microorganismos exógenos; glucosa; sales inorgánicas; factores de crecimiento; células muertas; peptidasas; y por último inhibidores enzimáticos.

Si se quiere controlar el exudado se deben valorar las siguientes cuestiones por parte del profesional de Enfermería, una buena valoración acerca la elección adecuada de un apósito apropiado:

  • La cantidad de exudado. No existe un consenso internacional para la medición cuantitativa y parte en buena manera del profesional que realiza la medición. No obstante, desde la GNEAUPP se recomienda dividirlo en cuatro niveles:

  Ninguno, Ligero o Escaso, Moderado y Abundante.

  • Característica del exudado: Seroso, Fibrinoso, Purulento, Hemo-purulento y hemorrágico.
  • Factores que aumentan el exudado: Localización de la herida, profundidad y superficie de la herida, infección de la lesión y el tipo de lesión a tratar.

A continuación se debe elegir un apósito ideal, partiendo de la evidencia alta “no hay diferencias en la efectividad clínica (cicatrización) de un tipo de producto de tratamiento en ambiente húmedo sobre los otros” (Guía de práctica clínica para la prevención y el tratamiento de las úlceras por presión del Servicio Andaluz de Salud), se pueden tomar como guía una serie de consideraciones (Fairbrother 1988):

  • Principales: el apósito tiene que prevenir la infección, controlar el exudado sin macerar y optimizar la cicatrización.
  • Secundarias: El apósito debe mejorar la calidad de vida y controlar el olor.
  • Secundarias para Enfermería: El apósito debería disminuir el tiempo de Enfermería y optimizar el coste de Enfermería.

Más consideraciones que nos pueden llevar a una óptima elección son: el que el apósito no desprenda sustancias tóxicas, partículas o fibras; no tiña los tejidos; mantenga una temperatura y pH ideal que permita la cicatrización y sea fácil de aplicar-retirar Turner (1982).

A modo de conocimiento se describen las características físicas más relevantes que se deben conocer de los apósitos, para una comparación adecuada:

RELACIÓN DE ABSORCIÓN (R)

R = Se / St

Se = Superficie especifica de absorción del apósito

St = Superficie total del apósito

VOLUMEN DE SATURACIÓN (VS)

Volumen en cc de solución de NaCl y CaCl2, necesarios para conseguir la saturación total del apósito.

CAPACIDAD DE RETENCIÓN (CR)

CR = Pi – Pf

Pi = peso inicial del apósito

Pf= peso final cuando se ha aplicado una presión de 70mmHg por cm2

2.2 Desbridamiento:

El desbridamiento de heridas consiste en la remoción del tejido muerto o dañado de una herida. La mayoría de las heridas se curan con el proceso propio de curación natural del cuerpo, de hecho, ésta es una forma de desbridamiento lento. Sin embargo, algunas heridas se pueden atascar en las primeras etapas de este proceso de curación ocasionando que el tejido en y alrededor de la herida se dañe y muera. Lo que puede resultar en infecciones, abscesos, retrasos en la cicatrización y mal olor procedente de la herida.

Desbridamiento biológico o larval

Consiste en poner gusanos estériles (larvas) en la herida, para eliminar el tejido muerto. Las larvas son especialmente cultivadas en un laboratorio para aplicarlas en la herida ya sea para que se muevan libremente o contenidas en un vendaje especial. Las larvas segregan una enzima en la herida que licúa el tejido muerto, para seguidamente comerse el tejido, limpiando la herida de bacterias e