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Efecto de la cultura en el aborto

Ya en el siglo VIII, la Iglesia decide que la penitencia, es equivalente a un homicidio si una madre destruye el feto después de cuarenta días, de lo contrario sólo debía hacer penitencia por un año. En el año 1140, un monje italiano de nombre Graciano dio inicio a la primera recopilación de leyes de la Iglesia, que causó la aparición de la Ley Canónica. Dicha ley declaró el aborto como homicidio sólo cuando si se llevaba si el feto estaba formado. Por otro lado, Santo Tomás de Aquino declaró más tarde, en el Concilio de Vienne, que el aborto se podía considerar un pecado ya que actuaría en contra del matrimonio, pero que en cambio no sería un homicidio hasta la unión del feto y del alma. En cuanto a esta última sentencia, se destaca que él describió una teoría de hominización que se ha mantenido por muchos siglos, la cual consistiría en una serie de etapas ordenadas de la siguiente forma: en primer lugar aparecería un alma vegetativa, luego la de un animal y finalmente la racional. Esta teoría de hominización se mantiene por muchos siglos. Más tarde, ya en pleno siglo XVI y más concretamente en el año 1588, el Papa Sixto V condenó el aborto como homicidio, incluyendo también la anticoncepción, y por lo tanto lo castigó con la excomunión. Pero tres años después, el nuevo Papa, Gregorio XIV, deshizo la condena de su antecesor.

Sin embargo el gran cambio posicional católico, sumamente importante históricamente, ocurre en 1869. Se concretizó una decisión sin vuelta atrás mediante el Papa Pío IX, el cual declaró rigurosamente el establecimiento del aborto como homicidio, sin que importase el momento en que se practicase, no había peros que valiesen. La pena, la excomunión. De forma similar eliminó la idea formulada de hominización, para establecer, a continuación, que el alma y el cuerpo se unen justo en el momento de la concepción.

En otro ámbito, el científico, y apenas unos seis años más tarde, se probó que el esperma y el óvulo, conjuntamente, generan la vida humana. A consecuencia de dicho descubrimiento el aborto es declaró de forma definitiva como un homicidio, causando que las posiciones se volvieran duras y rígidas al respecto

La posición moderna del aborto, datada en las últimas décadas del siglo XIX, lo contempló bajo tres instancias específicas: si matan a un inocente, es decir, terapéuticos; si interrumpen un embarazo, fruto del amor del matrimonio; o bien si se actuaba bajo los argumentos sociales de algunos gobiernos.

Una vez repasada la historia, vamos a profundizar en tiempos recientes. En 1965, el Segundo Concilio del Vaticano declara la importancia de preservar la vida y el cuidado, por lo tanto, se consideró un crimen abominable. A consecuencia de ello, surgió un innovador concepto teológico que promueve la protección del embrión desde el mismo momento de su concepción, sin pararse a considerar, como hacían antaño, el dichoso proceso de hominización. Del nuevo concepto al argumento “Derecho a la Vida” en 1974, y de ahí que hoy en día la Iglesia Católica condene el aborto bajo cualquier pretexto. Hay un dicho que encaja precisamente: la excepción confirma la regla; la única excepción que se acepta es bajo la salvación de la madre, en casos en los cuales obviamente el feto muera de cualquiera de las maneras.

Después del mencionado Segundo Concilio Vaticano demos paso a la ironía: España e Italia, característicamente católicos, mostraron unos resultados estadísticos literalmente bajos respecto a la natalidad. Es decir, se entiende que el conservatismo de la Iglesia alcanza un nivel realmente elevada, comprendiendo vagamente cuestiones importantísimas, como por ejemplo el SIDA. Por lo tanto se deduciría que muchos creyentes han buscado y buscan distintas alternativas más realistas, tanto en lo humano como en lo social. Se descarta por obviedad que el responsable de las cifras fuera la declaración de abstinencia recomendada por el Vaticano, la clave fue el uso de la anticoncepción.

En el 2005 estos países ya legalizaron el aborto y en ese mismo año, España legalizó el matrimonio de personas del mismo sexo. Recientemente el Vaticano sitúa a la anticoncepción en el centro de polémicas, gracias en parte a los influyentes medios de comunicación.

Podemos encontrar diversos artículos y entrevistas en las cuales, observamos la posición de la Iglesia Católica en torno al tema tan polémico, el aborto.

Como por ejemplo, las declaraciones del arzobispo de Granada:

El Público, Madrid, 22 de enero del 2009. Disponible en: http://www.publico.es/espana/280204/el-arzobispo-de-granada-compara-el-aborto-con-un-genocidio-que-obliga-a-los-medicos-a-actuar-en-campos-de-concentracion

El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, comparó al aborto en su homilía del pasado domingo, en la Catedral, con un «genocidio silencioso» y consideró que la nueva ley sitúa a los profesionales sanitarios, «médicos y enfermeras», en situaciones «muy similares» a las de los oficiales de los campos de concentración nazis, «en los que no podían rebelarse porque eran órdenes superiores».

«Pocas imágenes en la historia más tristes que la que han ofrecido nuestros parlamentarios aplaudiendo lo que por fin se ha convertido en un derecho: matar a niños en el seno de la madre. ¿Y a eso le llaman progreso?».

[…]

Para Monseñor Martínez, «matar a un niño indefenso, y que lo haga su madre» da a los varones «licencia absoluta, sin límites» de «abusar del cuerpo de la mujer», porque «la tragedia se la traga ella, y se la traga como si fuera un derecho: el derecho a vivir toda la vida apesadumbrada por un crimen que siempre deja huellas en la conciencia y para el que ni los médicos ni los psiquitras ni todas las técnicas conocen el remedio».

«Sólo existe una medicina para este crimen: el perdón, medicina que sólo conocemos los cristianos. Un médico que haya practicado cientos de abortos y que algún día caiga arrodillado, asombrado de su propia mezquindad humana, es abrazado por el Señor. Una adolescente engañada por el chico que abusó de ella o por sus padres, o por la imagen que tiene de sí misma, siempre tendrá en la Iglesia una casa, una familia y una madre».

Las afirmaciones del Papa Benedicto XVI:

“La Iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar», dijo el Papa durante la misa de consagración de la iglesia de la Sagrada Familia, que lleva 128 años en construcción. Agregó: «El amor generoso e indisoluble de un hombre y una mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana en su gestación, en su alumbramiento, en su crecimiento y en su término natural».

El Público, Barcelona, 7 de noviembre del 2010. Disponible en: http://www.publico.es/espana/345404/el-papa-arremete-contra-el-aborto-y-el-matrimonio-entre-homosexuales

Los preservativos, lejos de ser la principal arma en la lucha contra el sida, contribuyen a expandir la enfermedad. Esa es la peligrosa teoría que mantiene la Iglesia católica y que ayer se encargó de recordar su cabeza visible, el papa Benedicto XVI, en su primera visita como pontífice a África, el continente en el que la enfermedad roza los niveles de plaga al matar diariamente a 6.000 personas. Para el Papa, los condones sólo suponen «aumentar los problemas».

El avance del sida «no se superará con la distribución de preservativos». La solución pasaría, a su juicio, por «humanizar la sexualidad con nuevos modos de comportamientos» y por la «renovación espiritual y humana del sentido de la sexualidad».

El Público, Madrid, 13 de marzo del 2009. Disponible en: http://www.publico.es/internacional/210382/la-iglesia-sostiene-que-el-condon-favorece-el-aumento-del-problema-del-sida

O, el manifiesto de la CEE:

El Público, Madrid, 11 de diciembre del 2009. Disponible en: http://www.publico.es/espana/277246/los-obispos-plantean-que-el-aborto-sea-delito

La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha planteado que el aborto sea considerado un delito y ha subrayado que la doctrina de la Iglesia en relación al proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo «no va contra nadie ni contra ningún partido».

«No se entiende que quitar la vida de un ser humano inocente no pueda ser un delito», ha dicho este viernes en rueda de prensa el obispo auxiliar de Madrid y secretario general de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino.

·                 La Religión Islámica

Los musulmanes adoptan posiciones y opiniones diversas e incluso contrarias respecto al aborto, al igual que la anticoncepción. Esto es debido a las diferentes interpretaciones y ramificaciones del Corán, el libro sagrado. Son precisamente estas interpretaciones las que diferencian a las varias escuelas islámicas: el Islam Sunita, conformado por Hanafi, Hambali, Maliki, y Sha’afi, como también las varias escuelas del Shia. Aunque si bien existen tales interpretaciones, eso es debido a la falta de referencias explícitas en las propias escrituras sagradas. En las cuales se encuentran tópicos relacionados con el valor de los hijos, la prohibición del infanticidio, las providencias de Alá hacia los seres humanos.

En cuanto a la figura de la mujer es secundaria respecto a la del hombre, pues este ejerce un control, mientras que por el lado de ella, la sumisión. En otras palabras, las diferencias entre la mujer y el hombre son todo un esquema de contraste, la incapacidad de autocontrol de las emociones frente al poder y la racionalidad. En cuanto a la vida matrimonial, la sexualidad es tratada con naturalidad, concibiéndola como un gozo que es totalmente independiente del sexo de la persona. Entre estos temas es obligatorio hacer mención del honor, porque este depende del nivel de control que imponga el marido a su esposa o esposas (se permite la poligamia). A consecuencia de ello existe la práctica del Shador, la túnica que cubre completamente el cuerpo, de los pies a la cabeza, para que no exhiban su cuerpo.

Esta práctica se puede entender el objetivo como la protección de la sexualidad, aunque una alternativa no tanto descabellada apuntaría a controlar la exaltación del carácter. Otras consecuencias y aún más serias, y bajo el punto de vista de nuestra cultura, horribles, sería la ablación – amputación del clítoris realizada por varias comunidades, con excusas relacionadas con la pureza y la protección del orden social-. La relación en el matrimonio sí figura en el Corán. Se basa en las normas sociales de la Meca. El hombre tiene pleno derecho de divorcio, e incluso de ejecutar la posibilidad de una reconciliación si no transcurren más de tres meses. La mujer en cambio no podía optar a eso, únicamente sí en una excepción: bajo crueldad extrema.

Al margen del Corán hay otros textos influyentes en la vida musulmana, como por ejemplo el Sharia. El Sharia fue preparado a partir de las discusiones teológicas de los Ulama, los hombres sabios de Dios, fruto de las interpretaciones del Corán. Contiene los elementos de referencia que diferencian el bien y el mal, la recompensa y el castigo. Fue y es utilizado a la hora de juzgar. Al mismo tiempo también se determina las obligaciones que se deben acatar, al igual que los méritos.

Hay corrientes feministas musulmanas que defienden la equidad social y argumentan que eso mismo es el mensaje religioso del Corán, puesto que sostienen que en la época del Profeta las mujeres rezaban al lado del hombre. Por lo tanto afirman que el Sharia fue escrito bajo serias influencias marcadas por los prejuicios de la época, concretamente el siglo VII. La neutralidad es el valor que promueven estas corrientes, desean que ambos géneros ocupen los mismos espacios sociales.

Es en el Sharia dónde sí se habla de alguna forma del aborto, porque define el proceso de hominización, la unión del alma y el feto, y permite la interrupción del embarazo durante los primeros 120 días. Esta posición ha predominado en la historia islámica. Sin embargo, en la actualidad hay grupos de derechas musulmanes que se oponen, únicamente lo aceptan en los casos de necesidad, dónde se salve la vida de la madre. Sin embargo, hay que afirmar que existe una gran variedad de posiciones culturales musulmanas, no hay más que ver que en Sudán sólo se puede recurrir al aborto si ha habido un acto violento y si no se ha superado tres meses de gestación.

·                 Las Iglesias Protestantes

Al contrario que la Iglesia Católica, que se puede denominar en singular debido a su generalidad. El Cristianismo Protestante es diferente entre sí en el ámbito de nuestro trabajo, e incluso lo denominamos en plural en el título, porque en ellas existe una notable variación de posiciones. También hay que destacar que las Iglesias Cristianas Protestantes aceptan una cierta libertad individual (mucho mayor), en cuanto a las conductas reproductivas y generalmente, no se oponen a la anticoncepción.

A pesar de la gran cantidad de posiciones que hay al respecto, también hay que confesar que se trata de un tema poco estudiado. Históricamente Lutero y Calvino, en el siglo XVI, se erigieron como los principales reformadores, que heredaron la sexualidad y el matrimonio del catolicismo. De sus comentarios se ha deducido que concebían la fecundación como un fenómeno único y exclusivo, también que la propia sexualidad era presentada como algo de carácter perverso, ya que la mujer era considerada una tentación. Únicamente la procreación en el matrimonio se antojaba como la expresión natural sexual adecuada.

Durante los tiempos de la Reformación, temas como el aborto carecían de importancia, entonces había pocas discusiones sobre si se podía concebir como una acción reprensible. Aunque por otro lado, si eran muy rígidos a la hora de castigar, si no se seguía la única forma que se permitía, había condena. Aunque la importancia careciese, no quiere decir lo mismo del interés. Lutero y Calvino opinaban que la vida comenzaba justamente en el preciso instante de la concepción, y eso quiere decir que el feto se podría calificar como un ser humano.