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Análisis de Intervenciones sobre programas de ejercicios en Adultos Mayores para mejoramiento de la marcha, equilibrio y disminución del miedo a caer

de oxígeno, lo cual se considera el único indicador del sistema cardiorrespiratorio, y esta mejoría coincidía con mejorías en la capacidad cognitiva. El estudio reportó que los efectos más significativos sobre la función cognitiva se encontraron en la función motora y en la atención auditiva (tamaños del efecto de 1,17 y 0,50 respectivamente). Sin embargo, la mayoría de las comparaciones no produjo resultados significativos.

Entre otros resultados encontrados en esta revisión con pacientes sin deterioro cognitivo comprobado, se observaron efectos positivos moderados en la velocidad cognitiva (velocidad en la cual se procesa la información; tamaño del efecto 0,26) y la atención visual (tamaño del efecto 0,26). Los datos son insuficientes para indicar que las mejorías en la función cognitiva que pueden atribuirse al ejercicio físico se deben a mejorías en el estado cardiovascular, aunque la asociación temporal indica que quizá éste sea el caso. Todavía se requieren estudios más amplios para confirmar si es necesario el componente de entrenamiento aeróbico, o si se pueden obtener los mismos resultados con cualquier tipo de ejercicio físico. Al mismo tiempo, proporcionaría mucha información comprender por qué algunas funciones cognitivas parecen mejorar con ejercicio físico (aeróbico) mientras que otras funciones parecen ser insensibles al ejercicio físico.

Esta revisión de Angevaren et al. (2008), presupone que las mejorías en el estado (aeróbico) cardiovascular median beneficios en la capacidad cognitiva. Este hecho implicaría que un modo de vida físicamente activo, que resulte en una mejoría del estado físico, podría repercutir positivamente en las capacidades cognitivas de las personas en el futuro y les permitiría influir parcialmente en su salud mental. Al respecto, cuatro estudios en esta revisión con pacientes sin deterioro cognitivo comprobado, llegaron a la conclusión de que el ejercicio tiene un efecto positivo pequeño sobre la función cognitiva; otro estudio, llegó a la conclusión de que el entrenamiento de ejercicios mejora el estado físico, la función física, el comportamiento positivo y la función cognitiva en las personas con demencia y deterioros cognitivos relacionados.

Síntesis de la Revisión Sistemática de literatura por el autor (enfoque en estricto sentido). Partiendo de la revisión sistemática de literatura para dicho enfoque, realizada con las conclusiones de otras revisiones sistemáticas sobre estudios relacionados con intervenciones a base de ejercicios en adultos mayores, se determinó que la actividad física es beneficiosa para vivir un envejecimiento saludable. Varios de estos estudios informaron que las intervenciones de ejercicios produjeron un mejor estado físico en los grupos experimentales y una mejoría en al menos un aspecto específico de la funcionalidad física, cognitiva y de equilibrio. También, se deduce que, el ejercicio puede ayudar a mantener una buena función cognitiva en personas de mayor edad; la actividad aeróbica, por ejemplo, también mejora el estado cardiovascular. Así, en las intervenciones de ejercicios aeróbicos que resultaron en un mejor estado cardiorrespiratorio del grupo de intervención, esta mejoría coincidía con mejorías en la capacidad cognitiva. El análisis de esta revisión sistemática reportó que los efectos más significativos sobre la función cognitiva se encontraron en la función motora y en la atención auditiva (Forbes et al., 2008).

En este orden de ideas, Angevaren et al. (2008), establece que los efectos más importantes que se observaron en cuanto a la función cognitiva, por ejemplo, fueron la velocidad cognitiva y en la atención auditiva y visual. Sin embargo, las funciones cognitivas que mejoraron no eran las mismas en todos los estudios y la mayoría de las comparaciones no produjeron resultados significativos. En este sentido, los estudios determinan que para las personas mayores que participan regularmente en programas de entrenamiento de tolerancia, equilibrio y resistencia, propician para sí, tales beneficios en salud y, además, la mejoría de la masa muscular, cumplimiento arterial, metabolismo de energía, mejoramiento del estado cardiovascular, mayor fuerza muscular y capacidad funcional general. Se ha demostrado que los programas de actividad física tienen efectos positivos múltiples sobre los adultos mayores, que incluyen la mejoría de la cognición, la capacidad funcional física y la salud mental.

Varios estudios, como los de la revisión de Forbes et al. (2008), en adultos mayores sanos han demostrado que la actividad física se asocia con un riesgo retardado de contraer demencia entre tres y seis años después y una disminución cognitiva reducida en adultos mayores con deterioro cognitivo leve. En efecto, la mayoría de estos estudios han demostrado que los niveles altos de actividad física en adultos mayores sin demencia están asociados con una reducción del 30 al 50% en el riesgo de deterioro cognitivo y demencia.

Otros estudios longitudinales y ensayos controlados aleatorios de esa revisión aportan pruebas sobre la conexión entre actividad física, estado cardiovascular y función cognitiva en personas mayores. Al mismo tiempo, los estudios rara vez informaron combinaciones de actividad, estado físico y función cognitiva en un único estudio. Según se describe en el metaanálisis informado de la revisión de Angevaren et al. (2008), varios estudios controlados aleatorios llegaron a la conclusión de que el entrenamiento aeróbico mejora la capacidad cognitiva de las personas mayores sanas. Se manifestaron resultados similares, pero también incluyó varios ensayos clínicos no aleatorios encontrando un efecto similar de actividad física sobre la función cognitiva en personas con demencia y en personas mayores con deterioro cognitivo.

Por otra parte, el ejercicio tiene efectos positivos y significativos sobre el equilibrio y la marcha, principalmente, y se logran en un tiempo un poco menor en comparación con el tiempo necesario para mejorar la fuerza muscular en las personas mayores. Con los ejercicios de coordinación y flexibilidad se observan mejorías, por ejemplo, de la capacidad para permanecer parado en una pierna, de la inclinación hacia delante sin perder el equilibrio y caminar. Hay tendencia hacia una mejoría del equilibrio con el ejercicio y, con esta, mejora la función motriz, disminuye el riesgo y el temor a caerse.

Así, el ejercicio tiene efectos positivos estadísticamente significativos sobre el equilibrio en comparación con