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Enfermería ante el trasplante de progenitores hematopoyéticos

Enfermería ante el trasplante de progenitores hematopoyéticos

El trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH) es en la actualidad una medida terapéutica relevante en el tratamiento de múltiples enfermedades oncológicas y hematológicas, como inmunodeficiencias congénitas, hemoglobinopatías, trastornos metabólicos hereditarios, leucemias, linfomas y algunos tumores sólidos. Esta medida terapéutica ha propiciado un aumento de la supervivencia y una gran mejora de la calidad de vida de los pacientes con respecto a otros tratamientos convencionales, como son la quimioterapia o la radioterapia.

Enfermería ante el trasplante de progenitores hematopoyéticos

AUTORES

Raquel Domingo López.

Graduada en Enfermería por la E.U.E de Teruel, Universidad de Zaragoza.

Sergio Ruiz de la Hermosa Carrascosa.

Máster en Enfermería Oftalmológica por la Universidad de Valladolid. Diplomado de Enfermería por la Universidad de Valencia.

Paula Lorente del Pozo.

Máster en Enfermería Oftalmológica por la Universidad de Valladolid. Diplomada en Enfermería por la Universidad de Valencia.

Verónica Esperanza Arjona Prieto.

Máster en Enfermería Oftalmológica por la Universidad de Valladolid. Diplomada en Enfermería por la Universidad de Granada.

Carmen Peinado Antón.

Máster en Enfermería Oftalmológica por la Universidad de Valladolid. Diplomada en Enfermería por la Universidad de Granada.

Almudena Domínguez Pérez.

Experto en Enfermería en Urgencias y Emergencias por la Universidad de Madrid. Diplomada en Enfermería por la Universidad de La Laguna.

RESUMEN

La Enfermería juega un papel primordial en el proceso de TPH, puesto que participa en todas las fases del mismo. Por ello, es fundamental que el personal de Enfermería posea conocimiento acerca del procedimiento del trasplante, sus etapas y sus posibles complicaciones, además de los cuidados necesarios que debe proporcionar al paciente sometido a TPH.

Palabras clave: trasplante, progenitores hematopoyéticos, médula ósea, cuidados, Enfermería.

INTRODUCCIÓN

Dependiendo de la fecha en la que se realice una revisión de la literatura existente sobre los trasplantes en hematología, puede hallarse una alusión exclusiva al trasplante de médula ósea (TMO) o bien se puede comenzar a encontrar denominaciones como ‘trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH)’ o ‘trasplante de células progenitoras hematopoyéticas (TCPH)’. Estas últimas denominaciones son en la actualidad las más adecuadas, ya que hacen referencia a la obtención de dichas células progenitoras no sólo de la médula ósea, sino también de otras fuentes como la sangre periférica o la sangre del cordón umbilical.

Los tradicionales trasplantes de médula ósea procedentes de un hermano HLA idéntico han sido complementados en la actualidad por la posibilidad de obtener progenitores hematopoyéticos procedentes de otros orígenes, como la sangre periférica o la sangre de cordón umbilical, así como por la posibilidad de recurrir a otro tipo de donantes, como son otros familiares o, incluso, los donantes no emparentados.

El número de trasplantes de progenitores hematopoyéticos y de centros del sistema sanitario que realizan este procedimiento ha aumentado progresivamente en los últimos años, hasta llegar a afianzarse como una estrategia terapéutica de elección en el tratamiento de pacientes afectados por hemopatías malignas (leucemias, linfomas o mielomas). También se utiliza como opción terapéutica en otros cánceres, como el de mama, ovario y células germinales, y en enfermedades congénitas o autoinmunes graves, como la talasemia mayor o la anemia aplásica.

Actualmente, el TPH es una práctica cotidiana en los servicios de oncología y hematología, pero no por ello, deja de constituir un proceso complejo, que exige una delicada asistencia y unos cuidados de Enfermería especializados.

DEFINICIÓN

Los progenitores hematopoyéticos, también conocidos como células madre, son aquellas células pluripotenciales a partir de las cuales se forman las células sanguíneas a lo largo de toda la vida del individuo, imprescindibles para la vida y para el buen funcionamiento del sistema inmunológico.

Muchas enfermedades son consecuencia de una producción insuficiente, excesiva o anormal de algún determinado tipo de células sanguíneas. En estos casos el trasplante de progenitores hematopoyéticos puede ser una excelente vía de tratamiento.

TIPOS DE TRASPLANTE DE PROGENITORES HEMATOPOYÉTICOS

Existen dos maneras de clasificar los trasplantes de progenitores hematopoyéticos: según la procedencia de las células madre y según la relación entre el donante y el receptor.

  • Según la procedencia de células madre:
  • Trasplante de progenitores hematopoyéticos obtenidos de médula ósea:

La médula ósea es un tipo de tejido que se encuentra rellenando los espacios existentes entre las trabéculas del hueso esponjoso de las crestas iliacas, las costillas, el esternón, las vértebras, el cráneo y las epífisis proximales de algunos huesos largos. En condiciones normales, la médula ósea es rica en células progenitoras hematopoyéticas.

Las células madre se obtienen mediante un proceso invasivo, que consiste en múltiples punciones aspirativas de médula de un hueso delgado y plano, por ejemplo, el esternón, las apófisis espinosas de las vértebras, la meseta tibial o la crestas iliacas. El lugar de la punción depende de la edad del paciente. En el adulto el lugar más recomendado es la espina ilíaca posterosuperior o anterosuperior. Se realiza en quirófano bajo anestesia general o epidural.

  • Trasplante de progenitores hematopoyéticos obtenidos de sangre periférica:

En condiciones normales, en la sangre periférica se encuentra una proporción muy pequeña de células madre, por lo que resulta necesaria la estimulación previa de la médula ósea con G-CSF (factor estimulante de colonias granulocíticas), que se administra por vía subcutánea durante varios días e induce la producción y movilización de células madre a la sangre periférica para su posterior recolección.

La recolección de dichas células se realiza mediante un procedimiento denominado aféresis, por el que se conecta al donante a través de dos vías periféricas o un catéter central a una máquina, que extrae la sangre periférica y la hace circular por un separador que por centrifugación separa las células madre depositándolos en una bolsa y devuelve al donante el resto de componentes sanguíneos. Este procedimiento dura 3 o 4 horas y se realiza de forma ambulatoria.

Las células recolectadas se pueden administrar al receptor inmediatamente después de su donación, a través de un acceso venoso central en un tiempo de 20 a 30 min, mediante un filtro de transfusión. También se pueden criopreservar en nitrógeno líquido con un conservante especial durante un tiempo hasta que la situación del receptor permita el trasplante.

  • Trasplante de progenitores hematopoyéticos obtenidos de sangre de cordón umbilical:

La sangre del cordón umbilical es muy rica en células precursoras hematopoyéticas. Estas células se obtienen tras el parto mediante una punción de la vena umbilical. La cantidad de sangre que puede extraerse se sitúa entre 70-120 ml en total, que se congela con un conservante especial para ser utilizada posteriormente cuando sea necesitada.

La principal desventaja de este tipo de trasplantes es la cantidad limitada de células madre que puede aportar, ya que puede resultar insuficiente para un receptor adulto, por lo que se reserva para niños, adolescentes o adultos de poco peso.

  • Según la relación entre el donante y el receptor:
  • Trasplante autogénico o autólogo:

En este tipo de trasplante los progenitores hematopoyéticos son obtenidos del propio paciente, es decir, el donante es el propio paciente. Generalmente se utiliza en patologías malignas y consiste en obtener las células madre del paciente, conservarlas mediante criopreservación, y reinfundirlas después del periodo de acondicionamiento del paciente, del que hablaremos posteriormente, en el que recibe altas dosis de quimioterapia y radiación.

Su finalidad es rescatar la función medular del paciente, destruida por la administración de altas dosis de quimio y/o radioterapia. Presenta un mayor riesgo de recidivas y menor riesgo de complicaciones.

  • Trasplante alogénico:

En este caso el paciente recibe los progenitores hematopoyéticos de otra persona: un donante sano HLA compatible. Existen a su vez 3 tipos de trasplante alogénico:

  • Singénico o isogénico: El donante es el gemelo univitelino del receptor, que es HLA idéntico. Es el mejor donante de células hematopoyéticas porque no produce fallo en la toma del injerto ni enfermedad injerto contra huésped ya que el donante y el receptor comparten todos los antígenos HLA.
  • Relacionado: El donante es familiar del paciente, casi siempre es un hermano HLA compatible.
  • No relacionado: El donante no tiene parentesco con el receptor, pero es HLA compatible.

Los dos últimos tipos presentan mayor riesgo de complicaciones y menor riesgo de recidivas. El trasplante singénico, al igual que el autólogo, presenta mayor riesgo de recidivas y menor riesgo de complicaciones.

El HLA, o antígeno leucocitario humano, es un conjunto de proteínas que se encuentran en la superficie de las células. Cada persona tiene un HLA diferente. Cuanto mayor es el número de antígenos HLA compatibles, mayor es la posibilidad de que el receptor acepte y no rechace las células madre del donante.

Es más probable que exista compatibilidad entre los HLA del paciente con los de sus parientes cercanos, en especial con sus hermanos, que con los de personas no emparentadas; sin embargo, sólo 1 de cada 4 pacientes tiene un familiar HLA compatible.

Afortunadamente, en los últimos años se han creado sistemas de registro de donantes de médula ósea y bancos de sangre de cordón umbilical que han permitido ampliar la posibilidad de encontrar donantes no relacionados histocompatibles, llegándose a realizar búsquedas a escala internacional.