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Independencia funcional de pacientes con espasticidad secuelar a enfermedad cerebrovascular, tratados con toxina botulínica y fisioterapia

independencia funcional para aumentar su calidad de vida.

Se han creado una serie de escalas específicas que demuestran de manera objetiva el grado de independencia funcional del paciente, facilitando la observación de la evolución por parte del equipo médico, en rehabilitación, estas escalas de valoración funcional constituyen unas de las principales herramientas para el diagnóstico, permiten evaluar el cambio que genera el evento cerebrovascular en la vida del paciente. Para medir la discapacidad y el grado de independencia funcional del paciente actualmente se utiliza la escala FIM (Medida de Independencia Funcional), herramienta clara de aplicación, práctica, sencilla y estandarizada. 10

La escala de FIM fue desarrollada en los años ochenta por un consenso del Congreso Americano de Rehabilitación y la Academia Americana de Medicina Física y rehabilitación. Fue diseñado para la valoración de daño cerebral, tomando en cuenta las alteraciones cognitivas y psicosociales. Posee validez para monitorizar los avances en el estado funcional de los pacientes sometidos a tratamiento de rehabilitación. La escala evalúa o se enfoca en áreas prioritarias como el aspecto motor y cognitivo con el fin de planificar la rehabilitación, a su vez permite reconocer y comparar la eficiencia y eficacia, de un tratamiento. La escala valora 18 actividades que se agrupan en 2 dimensiones, 13 ítems motores y 5 ítems cognitivos. 10

 Estos 18 ítems se agrupan en 6 bloques que evalúan: cuidados personales, control de esfínteres, transferencias, locomoción, comunicación y conciencia del mundo exterior. Incluye 7 niveles que van desde la dependencia completa hasta la independencia. La puntuación final puede oscilar entre 18 puntos (dependencia total) a 126 puntos (independencia completa). Las áreas en las cuales se basa la escala FIM (Medida de Independencia Funcional), permiten valorar el aspecto motor, visto desde: la parte motora como la alimentación, el cuidado personal, el baño, vitales para el desarrollo funcional en las actividades diarias (Figura 1, al final del artículo).10

La capacidad de vestirse en la parte superior e inferior muestra la independencia que puedan tener las extremidades y definir la región en la cual se concentrará el tratamiento. El aseo del área genital medirá la precisión del paciente con respecto a su higiene. El control de esfínteres indicará la vigilancia que deberá tenerse en cuenta a la hora de la terapia.

Los traslados son de gran importancia para el cumplimiento de situaciones cotidianas como la movilización al baño o simplemente el pasarse de la cama a la silla. La escala ha de evaluar la deambulación sea en forma de marcha o traslado en silla de ruedas, si las realiza de manera deficiente y si tiene la posibilidad de desplazarse usando escaleras. A su vez el aspecto cognitivo es una categoría indispensable que requiere el paciente como base para la ejecución de los parámetros motores, como por ejemplo, la memoria. Es por ello que la dimensión cognitiva del FIM evalúa la expresión, la comprensión, la resolución de problemas, la interacción social y la memoria, ya que, son elementos que favorecen la rehabilitación y el mejoramiento del desempeño funcional del paciente. 10

El puntaje que se obtiene en la escala de FIM (Medida de Independencia Funcional) van desde 1 a 7 puntos, los cuales corresponden a:

Independencia: No precisa ayuda de otros. 7 = Independencia completa, todas las habilidades requeridas es capaz de realizarlas, con seguridad, sin modificación en la conducta, sin ayuda técnica y en un tiempo adecuado. 6 = Independencia modificada, la actividad requiere una ayuda técnica, requiere excesivo tiempo o existe algún peligro al realizarla.

Dependencia: El sujeto requiere a otra persona para supervisión o asistencia para realizar la actividad. Requiere a una persona para el cuidado. 5 = Supervisión para la realización o dando órdenes sin contacto físico, la ayuda da o coloca las ayudas técnicas. 4 = ayuda con contacto físico mínimo, el sujeto realiza al menos el 75% del esfuerzo. 3 = Asistencia media, el sujeto realiza entre el 50 y 75 % del esfuerzo.

Dependencia completa: El sujeto realiza menos del 50% del esfuerzo, máxima o completa ayuda es requerida o la actividad no sería realizada. 2 = Máxima asistencia, el sujeto realiza entre el 25 y 50% del esfuerzo. 1 = Ayuda total, realiza menos del 25% del esfuerzo. 10

Existen varias opciones terapéuticas para abordar la espasticidad, pero esta va a depender de la clínica de cada paciente, de su momento evolutivo y de todas las metas que el equipo médico se plantee en cada caso. Actualmente se aplica la toxina botulínica tipo A, para la espasticidad secuelar a enfermedad cerebrovascular donde los ensayos aleatorios controlados, han demostrado que reduce el tono muscular y deformaciones mejorando el desempeño en las actividades de la vida diaria.

La Toxina Botulínica tipo A (TBA) es un polipéptido complejo de 150kDa análoga a la toxina generada por el Bacillus Botulinus, que al ser aplicada en los músculos seleccionados se une a los receptores de membrana presináptica donde produce bloqueo de la proteína SNAP-25, impidiendo la formación del complejo necesario para la liberación de la acetilcolina en la unión neuromuscular. Esta toxina, en forma terapéutica fue desarrollada por el médico y poeta alemán Justinus Kerner (1786-1862) que describió las manifestaciones clínicas observada en un grupo de pacientes envenenados con la toxina. 11 Fue aprobada por la American Food and Drug Administration en 1989 para su empleo en el tratamiento del estrabismo, del blefaroespasmo y del espasmo hemifacial. 12,13

La Toxina Botulínica tipo A (TBA) causa una denervación transitoria manifestando una parálisis de la musculatura inervada por el sistema