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Esquizofrenia: generalidades, prevención de recaídas y cuidados enfermeros

Esquizofrenia: generalidades, prevención de recaídas y cuidados enfermeros

Resumen:

La esquizofrenia en una enfermedad mental grave caracterizada por una distorsión de la realidad, con alucinaciones y delirios. Durante su evolución pueden tener lugar recidivas, que, con un buen tratamiento pueden disminuir o desaparecer. El tratamiento es tanto farmacológico como no farmacológico, con distintas terapias psicológicas. Las enfermeras tenemos un papel importante para que la enfermedad evolucione adecuadamente, así que debemos seguir unas conductas correctas.

Esquizofrenia: generalidades, prevención de recaídas y cuidados enfermeros

Rosa María Ruiz García. Graduada en Enfermería.

Lorena Del Rocío Padilla Camacho. Graduada en Enfermería.

Celia Garrido Manové. Graduada en Enfermería.

Palabras clave: esquizofrenia, prevención, recaídas, Enfermería.

Definición:

La esquizofrenia es un tipo de enfermedad mental grave, de inicio temprano, caracterizada por una alteración en la percepción de la realidad, de forma que entienden por real lo que perciben en su estado alucinatorio.

Se caracteriza por la presencia de alteraciones en el pensamiento, alteraciones en la percepción de los sentidos, de la afectividad, psicomotrices, del lenguaje.

Etiología:

Respecto a su etiología, existen numerosos factores que influyen en su aparición. Entre ellas, se ha comprobado una asociación genética, de forma que existe riesgo de padecer la enfermedad si existen historias familiares. Por otro lado, es posible encontrar casos de enfermedad en personas que hayan sufrido problemas en el nacimiento, como asfixia perinatal, desnutrición materna, etc. Así mismo, existen muchos factores ambientales que pueden desencadenar la enfermedad, como aislamiento, pobreza, desempleo, pérdida de vivienda, etc. Por último, el consumo de tóxicos como drogas y alcohol, también supone un factor de riesgo importante.

Tipos:

Existen diversos tipos de esquizofrenia:

  • Paranoide: Predomina el delirio y la alucinación auditiva, con ideas persecutorias.
  • Desorganizada o hebefrénica: Cuando el comportamiento es desorganizado, y existe una afectividad inapropiada o plana.
  • Catatónico: Cuando existen alteraciones psicomotoras, pudiendo llegar al estupor catatónico, lo que supone una incapacidad para el autocuidado.
  • Residual: Persisten síntomas psicóticos, pero no cumplen los criterios para los tipos anteriores.

Manifestaciones:

Los signos y síntomas que presentan los enfermos de esquizofrenia se clasifican en dos grupos:

  • Positivos: Son aquellos que aparecen debido a la enfermedad. Entre ellos destacan las alucinaciones, delirios, pensamientos desordenados, agitación, etc.
  • Negativos: Son las características que todas las personas poseen, pero en estos enfermos se encuentran inhibidos, y son la falta de motivación, retraimiento social, apatía, insensibilidad emocional, empobrecimiento del lenguaje, etc.

Evolución:

  1. Fase premórbida y prodrómica

La enfermedad se inicia con una fase premórbida y luego existe un período prodrómico donde suele aparecer alguna sintomatología negativa y se interrumpe el funcionamiento normal del individuo.

  1. Fase de progresión:

Se caracteriza por una progresión del trastorno donde aparecen los primeros episodios agudos con los síntomas más llamativos, mayormente positivos, como delirios y alucinaciones, aunque no son éstos los más importantes para realizar el diagnóstico. Los síntomas aparecen en brotes con exacerbaciones y remisiones parciales, y frecuentemente acompañados de un deterioro progresivo. Con frecuencia, al salir de los síntomas psicóticos, aparece la depresión, que puede conllevar a ideas e intentos suicidas.

En esta etapa es donde se solicita ayuda al sistema sanitario, la cual procede de los familiares y no de los propios enfermos.

Si el paciente no se recupera por completo, con o sin tratamiento, aparece la enfermedad recidiva, es decir, de forma repetida con o sin recuperación completa cada vez. A los 5 años en tratamiento continuo, solo el 20% de los pacientes no presentan recidiva.

  1. Fase de recidivas estables:

Es el período de estabilización, residual y/o agotamiento, en el que predomina la sintomatología negativa y los déficits cognitivos. Con el paso del tiempo la esquizofrenia puede comprometer más o menos profundamente a la persona, lo que se conoce como esquizofrenia crónica. Sobre ésta pueden aparecer nuevos episodios de reagudización, con síntomas característicos de los episodios agudos, pero al salir normalmente se retorna a niveles de recuperación previos a las recidivas.

Tratamiento y prevención de recaídas:

Con el fin de evitar un agravamiento de la enfermedad, así como prevenir recaídas de la misma, se realizan numerosos tratamientos, farmacológicos y no farmacológicos, que dependen del inicio que haya tenido la enfermedad y de las características individuales de cada enfermo. Es relevante que el tratamiento sea instaurado cuanto antes, para iniciar un tratamiento precoz y evitar así un pronóstico desfavorable de la enfermedad, siendo necesario informar de manera clara y comprensible tanto al paciente como a los familiares sobre la enfermedad y el tratamiento, para así obtener su consentimiento.

Respecto a los fármacos, los que se utilizan en primera línea son los neurolépticos, cuyos efectos son antipsicóticos y tranquilizantes, que mejoran las ideas delirantes y otras alteraciones del pensamiento. Pueden ser de tipo incisivos, sedantes, atípicos (menos efectos secundarios y mayor eficacia) y depot (liberación retardada).

Como tratamiento no farmacológico podemos encontrar:

  • Psicoterapia individual: Consiste en sesiones con un psicólogo o psiquiatra, donde se centran en los problemas tanto presentes como pasados, experiencias, pensamientos, sentimientos o reacciones personales. Así el paciente puede entender más sobre sí mismo al compartir esos problemas con una persona capacitada con visión objetiva. También le ayuda a distinguir entre lo real y lo alucinatorio. Además, los métodos cognoscitivos y de comportamiento utilizados ayudan a una mejor adaptación, resolución de problemas, y a un mejor afrontamiento.
  • Terapia de grupo: Se realiza con enfermos que tienen cierta estabilidad clínica, es decir, que no poseen ni alucinaciones ni delirios. Suele comenzarse con una sesión semanal, y, posteriormente, se espacian más en el tiempo. Entre sus beneficios destaca que ofrecen un contexto realista, igualitario, seguro, horizontal y neutral, al desarrollarse múltiples interacciones para una realimentación y aprendizaje personal.
  • Terapia familiar: Se realiza con personas que conviven o están en contacto continuo con los enfermos, ya que es importante que sepan cómo cuidarlos y cómo afrontar los posibles problemas que puedan plantearse, por ello, en estas sesiones, se les informa sobre todo lo relacionado con la enfermedad, y sobre los servicios de los que dispone para solicitar ayuda.

Por otro lado existen intervenciones de rehabilitación psicosocial, para tratar, además de los efectos positivos, los efectos negativos, mejorando la integración social del paciente. Así se incluye el asesoramiento vocacional, capacitación para el trabajo, técnicas para solucionar problemas de la vida diaria, administración del dinero, uso del transporte público y aprendizaje de destrezas sociales. Son muy útiles en pacientes tratados en comunidad, ya que mejora la vida con el resto. Por otro lado, es importante que se integre en actividades de su interés, que le sirvan como terapia.

Papel de Enfermería:

Además de la labor propia de Enfermería como es la gestión y administración de medicación y el registro de incidencias y evolución, es importante seguir una serie de conductas para tratar a los enfermos de esquizofrenia, para así lograr que la enfermedad curse con normalidad, sin agravamientos:

  • En primer lugar es importante mantener en todo momento una actitud empática y crear una relación de confianza entre ambos.
  • Pasar el tiempo necesario con él, observarlo, acompañarlo y tranquilizarlo cuando sea necesario.
  • Estar informados sobre lo que le sucede y le preocupa.
  • Realizar una escucha activa de sus problemas e inquietudes.
  • Mantener una actitud de tranquilidad y calma durante sus estados de delirio y angustia.
  • Si tiene lugar un estado de agitación, intentar calmarle, llevándolo a un sitio seguro, pidiendo ayuda si fuese necesario.
  • No engañarle nunca, de forma que hay que hacerle entender que lo que percibe o siente es producto de su mente.
  • Dar respuestas directas, hablar con claridad, de forma concreta y con frases cortas.
  • Reforzar sus conductas positivas.
  • Respetar sus silencios.
  • No corregir ni criticar lo que dice.

Bibliografía:

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Serrano, A. & Leónsegui, R.A. (2012). Introducción a la Enfermería en salud mental. España: Diaz de Santos.