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Estrategias de afrontamiento y actitudes ante la enfermedad crónica

autor Taylor (2007) (13) ha distinguido dos estrategias generales de afrontamiento: orientada al problema, la cual involucra intentos por realizar algo constructivo con las condiciones estresantes dañinas, amenazantes o que retan a un individuo; y por el otro lado, aquellas orientadas a la emoción, en la cual involucra esfuerzos para regular emociones generadas por la situación estresante.

El objetivo de los estudios llevado a cabo por la autora Pakenham et al, 1997 (14) ha sido de conocer que estilo es más efectivo y se ha encontrado que las estrategias de afrontamiento orientado al problema tiene mejor resolución y ajustamiento que las que están orientadas a la emoción. El siguiente autor Aldwin (2000) (15) afirma que el afrontamiento enfocado en el problema presenta mayores resultados positivos cuando la enfermedad es percibida como un evento que puede ser controlado por quien la padece. En cambio el afrontamiento enfocado en la emoción presenta mayores resultados positivos cuando la enfermedad es percibida como incontrolable.

Como se va a analizar las estrategias de afrontamiento utilizadas por pacientes crónicos en diferentes estudios, se cree necesario diferenciar aquellas estrategias enfocadas al problema y aquellas enfocadas en la emoción, por ello se ha extraído de la autora Carver et al (1989) (16) la recopilación de las estrategias centradas en el problema y en la emoción. Las estrategias centradas en el problema son:

Afrontamiento activo/solución de problemas: el sujeto afectado requiere un doble esfuerzo y que de forma progresiva trate de resolver el problema.

Planificación/reestructuración cognitiva: se requiere el desarrollo de una estrategia racional y que sea llevado a cabo.

Supresión de estrategias que compitan entre sí: evitar la distracción en tareas que realmente son efectivas.

Contención: relacionado con la planificación, sería actuar bajo una actitud reflexiva de la situación y evitar actuar de forma prematura.

Aquellas centradas en la emoción son:

Búsqueda de apoyo social: cuando el sujeto busca en las personas un apoyo moral, simpatía o compresión.

Evitación/retirada: sería dejar de intentar resolver el problema que le afecta.

Catarsis/desahogo: recurrir a otras actividades para dejar de pensar en el problema que le atormenta.

Reducción de la tensión: buscar aspectos positivos de lo que está ocurriendo.

Negación: Negarse a creer que la situación está ocurriendo y no afrontarla.

Búsqueda de apoyo en la fe o religión.

A continuación (Tabla1), los autores Matheny, Aycock y cols (1986) (17) recopilan aquellas estrategias de afrontamiento en la cual son mas empleadas frecuentemente por una persona ante una situación estresante que bien podría ser una enfermedad crónica.

Tabla 1. Estrategias más utilizadas por Matheny, Aycock y cols, 1986.

Estrategia – Porcentaje

Solución de problemas – 80%

Reestructuración cognitiva – 71%

Reducción de la tensión – 51%

Evitación/retirada – 34%

Negación/supresión – 31%

Catarsis/desahogo – 31%

Estructuración – 23%

Búsqueda de información – 23%

Uso de habilidades sociales – 20%

Respuestas asertivas – 17%

Automedicación – 14%

Como se puede observar de los datos aportados por los autores Matheny, Aycock y cols (1986) ha sido que las estrategias con un mayor porcentaje corresponde con un estilo de afrontamiento centrado en el problema, mientras que las estrategias de estilo centrado en la emoción son empleadas en menor medida.

A continuación, se quiere conocer que estilos de afrontamiento son los que favorecen a una mejor calidad de vida, y que estilo de afrontamiento es más favorable para afrontar la enfermedad crónica, por ello, en esta revisión bibliográfica incluye estudios sobre la insuficiencia renal crónica, hipertensión, neoplasias, EPOC, patologías cardíacas crónicas, fibromialgia, artritis reumatoides, diabetes, VIH/SIDA y Parkinson.

La insuficiencia renal crónica es una de las catalogadas como crónicas pero como no se encuentra dentro de las enfermedades crónicas que más costes personales y sociales, no se le ha dado la debida importancia por la baja incidencia y mortalidad en comparación como las enfermedades cardiovasculares o de las neoplásicas, y por tanto se hace menos atractiva a la investigación científica y a la salud pública. A pesar de ello, los autores Christensen y Ehlers,

Kimmel (2002) (18) muestran que la insuficiencia renal crónica es una enfermedad que amenaza la vida de las personas por la posibilidad de aparición de otras enfermedades asociadas a ésta y por la posibilidad de una muerte próxima e inminente. Además de estas amenazas, dicha condición de enfermo renal crónico hace vulnerable a la persona a diferentes fenómenos psicológicos y psiquiátricos tales como el estrés y la depresión. Todo ello debido a la disminución en la sensación de control personal, ya que estas personas ahora se encuentran sujetas a una serie de procedimientos invasivos como depender de una máquina o la posibilidad de un trasplante para sobrevivir.

La importancia de conocer los estilos de afrontamiento que emplean los enfermos renales crónicos es debido a varias investigaciones llevadas a cabo por Finkelstein & Finkelstein (2000)

(19) en el que muestran que las personas diagnosticadas con IRCT presentan una elevada tasa de comorbilidad psiquiátrica, destacándose los desórdenes depresivos como los de mayor impacto negativo en la calidad de vida de estos pacientes y dificultades elevadas acontecidas por el estrés que ocasiona esta enfermedad.

Un estudio realizado por las autoras Mónica Cassaretto y Rosario Paredes (2006) (20) tiene como objetivo identificar las principales estrategias de afrontamiento utilizadas por un grupo de pacientes diagnosticados de insuficiencia renal crónica terminal. En el estudio participaron 40 pacientes mayores de 20 años y para conocer los estilos de afrontamiento se empleó el Cuestionario de Estilos de Afrontamiento COPE (Coping Estimation). Como conclusión de este estudio, es que los estilos enfocados en la emoción fueron utilizados en mayor frecuencia por los participantes, seguidos por los estilos enfocados en el problema. Entre las estrategias de mayor uso se encontraron la planificación, la aceptación y la reinterpretación positiva-crecimiento, mientras que las estrategias de menor uso fueron desentendimiento conductual, supresión de actividades competentes y desentendimiento cognitivo. Por otro lado, se quiere conocer si la calidad de vida está relacionado con las estrategias que se emplean para afrontar esta enfermedad crónica y en un estudio llevado a cabo por los autores