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Una mirada a las Estrategias de Afrontamiento al Estres desde la Discapacidad Intelectual

pueda abordar incluso el aspecto de la sexualidad como parte integral del ser humano (Ministerio de Inclusión Económica y Social, 2013).

En cuanto a la discapacidad intelectual al ser una condición permanente; tiene un gran impacto en la vida de la persona que la padece y de su familia. En si misma constituye un serio problema de salud pública, por todo lo que implica el cuidado y servicios  de atención integral, individualizada, especializada y continua, dotación de ayudas técnicas, prestaciones económicas estatales que generan importantes requerimientos en el presupuesto de las diferentes instituciones del estado que les brindan atención (Regional, 2004).

Actualmente no se conoce la forma de afrontamiento al estrés de los padres o cuidadores de personas con discapacidad intelectual, ni tampoco la forma en que repercute sobre la funcionalidad de estas familias, a nivel de Ecuador, por lo tanto el presente estado del arte tiene como premisa obtener argumentos que permitan comparar resultados en la futura investigación a realizarse en Pasaje – El Oro;  por lo expuesto con anterioridad no hay duda que es un problema que afecta el funcionamiento del grupo familiar y que depende de su capacidad de afrontar ésta situación estresante; para que tengan una mejor calidad de vida, tan ofertada entre los objetivos del Plan Nacional del Buen Vivir(Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo – Senplades, 2013).

La familia y su lugar ante la discapacidad intelectual

Al hablar de familia, sin duda es prioritario tener  claro que es la base del accionar en toda persona, es el espacio de solidaridad, socialización primaria con pares y también de protección social. Por tanto la piedra angular de la sociedad, pero que a lo largo de los años viene cambiando y modificándose en cuanto a su forma y funciones del grupo familiar. De hecho la familia que vemos hoy en día se enfrenta al desafío de la evolución política, económica y cultural; en la cual cada vez es más frecuente la incursión de la mujer en el sistema de producción, con mayor presencia en el campo laboral remunerado y en muchos casos ausencia en el hogar (Castells, 2001) (Baptista, Rigotto, Cardoso, Javier, & Rueda, 2012).

En el contexto de lo antes mencionado cobra importancia la particularidad de que en la familia, haya uno de sus miembros con discapacidad sobre todo si se tiene en cuenta el rol primordial que cumplen las madres, asumiendo gran parte del cuidado y atención de estos pacientes, y por tal motivo están sometidas a eventos altamente estresantes (Rodríguez-pereiro et al., 2016).

Aunado a la situación se debe de tener en claro que no hay dos familias iguales y que la experiencia de la discapacidad es única para cada miembro de la familia, esta condición siempre estará influenciada por una compleja interacción  de factores individuales y ambientales. Por lo cual es prudente recalcar que la familia con un miembro con discapacidad no se tiene por qué diferenciar radicalmente de una familia sin un miembro con discapacidad; pues se comete un error al etiquetarla de forma negativa, se debe procurar un entorno positivo que potencie las capacidades de sus miembros, a fin de apoyar en la integración social de todos y cada uno de los integrantes de la familia, procurando disminuir la dependencia de la persona con discapacidad.

 Sin duda la familia y la sociedad en general deben tener una actitud expectante ante cualquier trato injusto o discriminante del que puedan ser objeto las personas con discapacidad intelectual o algún miembro de su familia; pues sorprende que siendo el núcleo familiar el primer defensor de sus derechos  muchas veces no se encuentran sensibilizados, ni preparados para afrontar los retos de poder hacer frente a la discriminación (Gómez Puerta & Cardona Moltó, 2010).

Resumen Heurístico.

Para desarrollar el contenido en la presente investigación, se procede a realizar la búsqueda sistemática de artículos científicos y se recopila  información de las diferentes bases de datos electrónicas como son GOOGLE SCHOLAR, PUBMED, SCIELO, LILACS, EBSCO, RELACYD.

La búsqueda de evidencia muestra lo difícil que es la transición hacia la paternidad para hombres y mujeres, lo que conlleva un aumento de la depresión, la ansiedad y el estrés después del nacimiento de un bebé que puede deteriorar la confianza de la relación, se observa así el desarrollo de la comunicación negativa y la intensidad del problema lleva al desarrollo de conflictos, el hecho es más evidente en padres que no recibieron programas de crianza centrados en  el aumento de los conocimientos sobre la atención infantil, la sensibilidad de los padres, la capacidad de respuesta, y la promoción de la estimulación cognitiva del niño (Doss, Cicila, & Hsueh, 2015).

Con relación a las afirmaciones anteriores el tener un niño que nace con discapacidad intelectual complica más el proceso de pasar de una crisis normativa de formación a una de extensión; así mismo, la asociación entre las adaptaciones positivas que deben hacer las madres frente a la convivencia de un hijo con discapacidad intelectual, los propios estados depresivos por los que transitan estas mujeres, el estrés maternal influyen de forma negativa en el funcionamiento familiar, demostrándose incluso que los   hermanos de niños con discapacidad intelectual tienen mayor riesgo para desenvolverse en igualdad  de condiciones que un menor que no tiene un hermano con capacidades diferentes, presentando problemas para expresar sus emociones y repercusión negativa a nivel académico acompañado de ausentismo escolar en algunas ocasiones (Sambasivarao, 2013a) (Sambasivarao, 2014)

Como se puede inferir  toda situación que cause malestar, sufrimiento o limitaciones al normal desenvolvimiento de un niño; como es el caso de la discapacidad o el dolor crónico puede alterar a los padres y la vida familiar, describiendo restricciones sociales, carga financiera con altos niveles de estrés; además toda condición que afecte la esfera mental, emocional y de comportamiento tiene costos sociales que repercute en el gasto público; a través del uso de más servicios de salud y educación condiciones que impactan sobre el empleo, así como en el funcionamiento familiar (Pratt, 2014)(Teng et al., 2015).

Es la familia más cercana padres y hermanos quienes brindan el mayor apoyo emocional; sin embargo, en la convivencia como en el desarrollo del paciente con discapacidad se debe tener en cuenta el entorno social que incluye familiares menos cercanos, esto trae consigo compañerismo y multiplicidad de ayuda lo que posibilita que los niños experimenten menos depresión por un mejor sentido de pertenencia (Widmer, Kempf, Sapin, & Galli-Carminati, 2013). Los abuelos si bien cumplen un rol protagónico en el apoyo al funcionamiento familiar y con esto mejor calidad de vida en la familia de un niño con discapacidad intelectual; su aporte viene aunado a un alto costo en cuanto al bienestar  personal del abuelo, pues asume que la familia no lo va lograr sin su cooperación (Miller, Buys, & Woodbridge, 2012).

En efecto la crianza de un niño con discapacidad de cualquier tipo es siempre un desafío, como lo manifiesta el estudio llevado a cabo en padres de niños sordos, donde se encontró que existe una compleja