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Fundamentos teóricos del estrés entre la familia y el paciente quirúrgico

Desde este punto de vista, el estrés es la condición que resulta cuando las transacciones entre una persona y su ambiente la conducen a percibir una discrepancia entre las demandas de las situaciones y sus recursos biológicos, psicológicos y sociales.

El impacto del estrés en el individuo enfermo y la familia

Cuando la familia y el miembro enfermo se enfrentan a un estímulo estresante generado por algo físico de inicio y psicológico como consecuencia, se enfoca en la situación resultante de la interpretación y valoración de los acontecimientos que el enfermo y familia realizan de tal suceso.

El estrés produce cambios fisiológicos en el sistema nervioso autónomo y cambios psicológicos en aspectos cognitivos, afectivos, conductuales y sociales. Algunas de estas respuestas pueden ser consideradas como reacciones involuntarias al estrés y otras son respuestas voluntarias y conscientes aprendidas y ejecutadas para afrontar el estrés.

Múltiples estudios clínicos han demostrado que la palabra más adecuada para describir la relación entre estrés y salud es “impacto”, pues los factores físicos y psicosociales no son causa de enfermedad, sino que desempeñan un rol en la alteración de la susceptibilidad del individuo a la enfermedad.

El Impacto fisiológico del estrés.

El sistema nervioso autónomo interesa especialmente por la comprensión de cómo se activa la respuesta de estrés, ya que los cambios en dicho sistema son los que producen las acciones corporales necesarias para hacer frente a las demandas.

En este sistema las reacciones corporales tienen respuestas de “ataque o huida”. Es decir, no ocurre conscientemente a través del sistema nervioso central, sino que esta respuesta es automática. El problema es que esas reacciones pueden dañar el organismo si se le permite continuar durante un largo periodo de tiempo. Están empleadas por la naturaleza como reacciones inmediatas, de corta duración, diseñadas para desaparecer tan pronto como ha pasado la “urgencia”. Si no cesan, comienzan a tener un efecto adverso.

El cerebro es el órgano principal de respuesta al estrés y determina la actividad de los otros tejidos, que a su vez, influyen sobre el sistema nervioso mediante cambios metabólicos, aumento de la circulación sanguínea del cerebro, y por la acción de hormonas y sustancias inmunitarias sobre dispositivos receptores que modifican al propio cerebro y regulan entonces la respuesta al estrés, así como la suma de tensiones mentales y físicas que somete cada una de las circunstancias de la vida, obligando a la persona a reaccionar de alguna manera, ya sea que dichas circunstancias representan hechos deseables y beneficiosos o indeseables y perjudiciales.

Esto afecta de manera significativa en diferentes puntos del cuerpo como respuestas:

ü     Gastrointestinales: Sequedad de boca, nauseas, vómitos, ardor de estómago, dolores abdominales, cambios de apetito, diarrea y estreñimiento.

ü     Cardiovasculares: Tensión arterial elevada, latido del corazón acelerado, manos y pues fríos y sudores.

ü     Problemas respiratorios: Falta de aliento y sensación de no poder respirar.

ü     Músculo-esquelético: Calambre, dolores de espalda y tics nerviosos.

La conexión entre el estrés y enfermedad ha sido totalmente establecida. Numerosos estudios han confirmado que las respuestas emocionales al estrés pueden disipar unos procesos fisiológicos que incrementa directamente la susceptibilidad a la enfermedad.

Se consciente de esto tiene una gran importancia para un niño en estado crítico, ya que el estrés puede ser relacionado con el bajo nivel de defensas naturales del cuerpo. Es por tanto imprescindible su control cuando se trabaja asistencialmente hacia su favorable evolución.

Regala sonrisa

ante procesos estresantes

Gómez J