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Estudiantes vs docentes, una realidad conductual

que el alumnado sea su protagonista principal. Cuando no se consigue la participación adecuada del alumnado y se lleva a cabo un aprendizaje inadecuado que no mejore la situación de partida del alumnado, conviene iniciar medidas organizativas de centro que den respuesta a esas necesidades de aprendizaje del alumnado que ayuden a optimizar el rendimiento académico para que no pueda derivar en disrupción escolar y por tanto en problemas de convivencia.

A criterio de María de los Ángeles Alpízar (sin fecha), Fiscal General de ACEP, señala que, la relación docente-alumno se producirá de manera favorable en la medida en que entre ellos fluya una comunicación efectiva recíproca. El hecho de que el educador se ubique frente a un grupo, no significa que va a ser escuchado, entendido y aceptado por sus alumnos. En el proceso educativo, de la enseñanza preescolar, escuela y colegio, la comunicación constituye parte importante. Principalmente en esta época en el que el sistema de instrucción sirve para propiciar el conocimiento, entre los docentes y sus alumnos.

En función de ello, la relación docente-alumno se producirá de manera favorable en la medida en que entre ellos fluya una comunicación efectiva recíproca. La comunicación permite la interacción entre el profesor y el alumno, si esta se logra de manera eficaz, se genera una acción en común, estableciendo una relación de intereses tanto cognoscitivos como emocionales, lo que facilita la comprensión del mensaje que se intenta transmitir, llevando a los alumnos a la convicción de que hacer esto es de provecho para la formación. La función del profesor no puede reducirse a impartir conocimientos, y a ejercer autoridad en el aula, necesariamente tiene que relacionarse y comunicarse con sus alumnos, brindándoles afecto y seguridad.

INDISCIPLINA

Según Luis Alves Mattos, La indisciplina “se consideran a todas las acciones, palabras, actitudes, gestos y reacciones que contrarían las normas disciplinarias vigentes en un centro de enseñanza, o que representan atentados contra la moral, la autoridad, el orden, el espíritu y las tradiciones de la institución”.

Es por eso que, desde tiempos remotos el problema de la disciplina de los alumnos ha sido una preocupación constante de maestros y profesores, específicamente la que ha de lograrse dentro del aula. Es evidente que existe una unidad entre exigencia y respeto, y la base de este principio está constituida por las ideas del humanismo socialista y del respeto profundo al individuo. Al respecto A. S. Makarenko, expresó:

«Mi principio fundamental siempre ha sido ser lo más exigente posible con el hombre, pero respetarlo lo más posible. La confianza con el alumno, ligado al alto nivel de exigencia y al control de su conducta ayuda a éste a formar cualidades valiosas».

La frase «disciplina en el aula» tiene un inmediato y claro significado para la mayoría de los profesores, pero en verdad, este es un concepto complejo y difícil de definir. Por lo general se asocia a vocablos como: control, respeto, normas, responsabilidad, autoridad, cooperación, obediencia, acuerdo, recompensa, contrato, consistencia, castigo, comportamiento, amabilidad, fluidez y muchos otros.

Asimismo, si consultamos el diccionario Larousse, nos encontramos con la siguiente definición de disciplina: «leyes o reglamentos que rigen ciertos cuerpos como la magistratura, el ejército, y la iglesia». Al hacer referencia a la disciplina escolar se limita a plantear que «esta se ha suavizado en los últimos años».

Otras fuentes como la Enciclopedia Encarta, señala que la disciplina «es una doctrina o regla de enseñanza impuesta por un maestro a sus discípulos. Conjunto de reglas para mantener el orden». Una posible definición de disciplina en el aula, es la siguiente: «estado en el cual el maestro y sus alumnos aceptan y consistentemente observan y obedecen un conjunto de reglas acerca del comportamiento en el aula cuya función es la de facilitar, de una manera fluida y eficiente el proceso de enseñanza-aprendizaje en una clase».

La pedagoga rusa N.K. Kruspkaia (sin fecha), en un artículo sobre trabajo educativo señaló, «Los muchachos son muy observadores y si ven que el educador no sabe dirigir sus exigencias de una manera estable y consecuente, se hace el que no ve las cosas, adula a los muchachos, busca popularidad; entonces, ese es el fin de toda disciplina». Los muchachos respetan al pedagogo que pone en práctica con firmeza sus exigencias educativas y que a su vez, los trate con amor.

Las fórmulas brindadas no significan necesariamente que son la solución mágica a los problemas de disciplina en el aula, son algunas consideraciones que constituyen el resultado de la práctica y la experiencia de varios profesores. Lograr la disciplina en la clase activa multitud de factores de los cuales no puede obviarse nunca la exigencia, pero hay que utilizar también el afecto y buena comunicación, que son tan importantes para un alto autoestima en los estudiantes.

ANTECEDENTES

En el sistema educativo, se han realizado planteamientos acerca de la importancia que merecen las actividades pedagógicas como las estrategias metodológicas que se aplican para el logro exitoso en el aprendizaje de los valores de convivencia. En este sentido, se pueden mencionar algunos estudios e investigaciones referentes al tema planteado; dichos trabajos representan un valioso aporte en la realización de esta investigación.

Según Margarita Pino (2004 – 2005), en una revista de pedagogía, en este artículo intenta describir, a través de un estudio de caso, qué noción tienen los profesores acerca del conflicto, cómo se desarrolla y cómo se previene. Los conflictos escolares no son más habituales que antes en nuestras escuelas, pero sí aparecen casos muy llamativos, sobre todo desde la ampliación de la edad de permanencia en el sistema escolar hasta los dieciséis años. Entre los resultados más importantes del estudio destacamos que los conflictos más frecuentes en el centro se producen durante las explicaciones en el aula. Sin embargo, no es el único motivo, hay muchos otros, como son: llegar tarde a clase, las burlas al profesorado, la falta de respeto del alumnado a sus iguales, las agresiones verbales y físicas, entre otros. Normalmente estos incidentes suceden en el aula y en menor medida en los espacios comunes del centro educativo. Los altercados más numerosos se sitúan en los niveles educativos de primero y segundo de la Educación Secundaria Obligatoria (12 a 14 años).

La población que participó en este estudio fueron los profesores de las unidades de primer y segundo ciclos de Educación Secundaria Obligatoria, de Bachillerato y de ciclos de Formación Profesional. La población total de maestros es de 67, de los cuales participaron en el estudio 60, lo que