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Evolución de la ética en Enfermería a lo largo de la historia y su implicación en la formación universitaria. Revisión bibliográfica – revisión actual

Enfermería es responsable de orientar sus acciones para ayudar a conservar, proteger, y restablecer la salud, evitar las enfermedades, paliar el sufrimiento, en definitiva, ayudar a mantener la calidad de vida de las personas (3).

El simple acto de Enfermería representa un juicio clínico acerca de la respuesta de un individuo a sus problemas de salud, reales o potenciales. Enfermería es responsable de la monitorización de las respuestas del paciente enfermo, de la adopción de decisiones que culminen en un plan de cuidados y de la ejecución de las intervenciones adecuadas incluyendo la colaboración interdisciplinar y derivación a otras unidades, si fuera necesario (1).

Integración de la ética y bioética en Enfermería

Dentro de la profesión de Enfermería, el cuidado que brinda a todas aquellas personas necesitadas en algún momento de su vida, no se considera un cuidado pleno si no tienen en cuenta los aspectos éticos que rodean al cuidado enfermero. Es por ello que surge la necesidad de que ese cuidado se lleve a cabo bajo unos aspectos éticos. Siendo la ética, definida por la Real Academia Española como el “Conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida”. Autores como Rubelia Arias de Ospina y Castillo Espinosa consideran la ética como una ciencia práctica que estudia el comportamiento de los seres humanos, quienes conviven socialmente bajo una serie de normas que permiten ordenar sus actuaciones acorde con el grupo social al que pertenecen (6, 7). También existe la ética profesional, que trata las obligaciones que surgen a lo largo del ejercicio de cualquier profesión, sanitaria o no (5, 8).

Al igual que la rama de la Medicina, Enfermería dispone de un componente moral en su práctica importante. Esto significa que no solo envuelve una dimensión técnica, sino que la formación, y el ejercicio profesional que lleva a cabo Enfermería deben estar basados en la observación de los requisitos que permiten que esa práctica, sea considerada como buena moralmente. De esta forma, se comprende el significado que supone la pérdida de salud en la vida de un sujeto, cómo él lo interpreta, qué relevancia tiene para sus proyectos, que repercusiones tiene para su autoconcepto (1). La relación existente entre mente-cuerpo-ambiente genera una continua interferencia entre fenómenos físicos, psicológicos y sociales. Por ello, Enfermería y Medicina deben abordar al ser humano como una integración de todos estos factores, sin olvidar que ante la realidad corporal del enfermo se encuentra la certeza de un espíritu dañado (8).

Las profesiones que mantienen relación directa con la salud de otros seres humanos requieren una excelente competencia científica y técnica, y a la vez una formación ética profunda con principios que permitan actuar con excelencia moral (5, 9).

En mayo de 1973, se aprobó el Código de Ética del Consejo Internacional de Enfermería, en el que se postularon sus cuatro responsabilidades fundamentales: promover la salud, prevenir las enfermedades, restaurar la salud y aliviar el sufrimiento. Relacionados estrechamente con los principios bioéticos que son: beneficencia, no maleficencia, justicia y autonomía. Sin dejar de lado otros aspectos éticos importantes en el acto de cuidar, como son la veracidad, fidelidad, secreto profesional, derecho a la intimidad y paternalismo (7).

La ética tiene que estar presente desde el comienzo de los estudios universitarios, como un elemento primordial, no sólo teórico, sino más bien práctico, en cada una de las asignaturas que componen dichos programas formativos, con el fin de rescatar el ejercicio ético de la profesión, que hasta la década de los 90, se perfilaba como un desafío para el futuro de las ciencias de la salud (2, 8). Hoy en día, la ética en Enfermería se ha hecho más práctica y mejor orientada para dar repuesta a todos los cambios que han tenido lugar en torno a la salud y el aumento de la esperanza de vida. Además, los acontecimientos y avances de los últimos años, han revelado la necesidad de enseñar contenidos específicos de la ética en Enfermería, que se diferencien de los contenidos de ética en otras profesiones. Fue a partir de los años setenta, cuando la enseñanza de la ética en Enfermería se hizo más urgente, práctica y con una mejor orientación, coincidiendo con la progresión de la Enfermería hacia la profesionalización. En décadas anteriores, la ética era impartida por sacerdotes o religiosos, u otras personas ajenas a la profesión, quienes exponían diversas generalidades sobre moral, más guiadas a actuar por obediencia que a crear profesionales capaces de tomar decisiones responsables e independientes. El objetivo final de la enseñanza de la ética en Enfermería es formar un profesional moralmente responsable, dotado de capacidad para tomar decisiones éticas en el desempeño de su trabajo, que asuma como tarea esencial su desarrollo pleno como ser humano (5).

Cabe destacar que la ética se encuentra inmersa en aspectos prácticos, como la toma de decisiones vitales para el mantenimiento de la calidad de vida de las personas, el comportamiento y trato empático con los usuarios, el adecuado manejo de situaciones estresantes y la atención de sus necesidades (2, 3). Por ello es importante desde la formación educativa universitaria, orientar a descubrir y asumir el propio sentido de la vida, así como, desarrollar al máximo todas sus potencialidades de crecimiento en forma armónica y moderada 49. Para ello se requiere de profesorado con la habilidad de usar adecuadamente las situaciones concretas para hacer ver a los alumnos los valores involucrados, los problemas existentes y como aplicar los principios éticos en las alternativas respuestas ante un problema concreto. Requiere de actitudes ético- morales hacia el alumno (actitud de aceptación y respeto, actitud de empatía, orientación al alumno, afecto y estima, así como expectativas positivas hacia los alumnos) y hacia la profesión docente (vocación docente, actitud de investigación, actitud de apertura al cambio, actitud de trabajar en equipo) (8, 10).

Cada vez más, hoy en día, está presente la necesidad de que los profesionales del sector de la salud, entre ellos, Enfermería, apliquen en sus actividades diarias los principios éticos para la toma de decisiones que, irremediablemente, afectaran de una u otra forma los sentimientos y necesidades de las personas.

Además, los acontecimientos y avances de los últimos años, el aumento de la demanda de atención de las personas, así como las denuncias, que cada vez más, van en aumento, han revelado la importante necesidad de enseñar contenidos específicos de la ética de Enfermería. El problema de los programas de estudios actuales es que presentan dificultad de dedicar el tiempo necesario a su enseñanza, debido al recargo de los planes de estudios, aunque todos reconocen la importancia de incluir tales contenidos en la formación de la enfermera (5). También, otros estudios, Valiente y Goderich en el año 2000, Brevis y Sanhueza en 2007, Franco en 2009 y Lescaille en 2009, reflejan el interés de investigar en el campo de la percepción y la enseñanza de la ética, bioética y Derechos Humanos en el estudiantado de Enfermería. Todos ellos destacan la apremiante urgencia de formar teórica y reflexivamente en estos temas, útiles para afrontar y resolver dilemas éticos que se mostrarán en el desempeño profesional (2, 4) propone partir del conocimiento personal, porque es a partir de este que se consigue el verdadero arte de Enfermería (4).

Por otro lado, la bioética es una disciplina relativamente joven de la filosofía, perteneciente al campo de la ética, con apenas 20 años de existencia, pero sin embargo, con gran aplicación hoy en día. Surge a partir del código de Nuremberg, aproximadamente en los años 80, que se introduce como ciencia en Europa. Los principios de la bioética, en la Enfermería tienen como fin la satisfacción de las necesidades humanas y todos aquellos aspectos que les afecten en cualquier etapa de la vida (7). Como parte del proceso formativo, sugiere la responsabilidad de proporcionar elementos y desarrollar las competencias necesarias para llevar a cabo verdaderos juicios éticos, que permitan al estudiantado y a los nuevos profesionales, encontrar la causa real de los problemas éticos y su solución. Su enseñanza fuera del