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Factores determinantes en la etiopatogenia del cáncer de pulmón

depositan en el pulmón y dañan las células que recubren la vía aérea, provocando cáncer en el tracto respiratorio (11).

Desde 1970 se sabe que el radón (gas invisible, inodoro y sin sabor), se encuentra en el ambiente doméstico (12), aunque en una cuantía de 50 a 100 veces inferior (13) a la detectada en la mayoría de los suelos de minas subterráneas, cuevas, túneles, etc., donde el riesgo de contacto es mayor. También se ha comprobado que está presente en bodegas, por lo que sus trabajadores podrían presentar un riesgo más elevado.

Estudios realizados en mineros no fumadores, constataron un incremento del riesgo de cáncer de pulmón entre el 1,9 y 29,2 mayor, en relación directa con la intensidad de la exposición (3) y un descenso del mismo cuando se abandonaba el trabajo (6).

Al igual que con el asbesto, existe un efecto sinérgico con el consumo de tabaco y se estima que la exposición al radón puede ser responsable de más de un 2 % de las muertes por cáncer de pulmón en Europa (14).

  • ARSÉNICO.

El arsénico, otro agente cancerígeno componente también del humo de los cigarrillos, aumenta el riesgo de cáncer de pulmón de 3 a 8 veces entre sus manipuladores. Estudios en cohortes en fundidores de cobre y mineros de estaño, expuestos al arsénico, demostraron una mayor incidencia de CP.

También se ha demostrado esta relación, en expuestos a herbicidas, pesticidas, agua para consumo doméstico con elevados niveles de arsénico y en la industria del vidrio.

  • SÍLICE.

Parece demostrada una mayor incidencia de cáncer de pulmón entre las personas con silicosis, incluso en ausencia de hábito tabáquico. La exposición a la sílice cristalina tiene lugar principalmente en minas, túneles, trabajos con chorros de arena, etc. y se cuantifica el riesgo relativo en 2,2 veces superior (15). Sin embargo los problemas metodológicos encontrados en algunos estudios y el papel jugado simultáneamente por otros cancerígenos (tabaco, radiación, fibrosis secundaria a la inhalación de sílice, etc.), mantienen algunos interrogantes sobre la carcinogenicidad de la sílice.

  • OTROS ELEMENTOS.

Otras sustancias inhaladas han sido implicadas en la etiología del cáncer de pulmón como hemos nombrado anteriormente, encontrándose en algunas una clara relación, como ocurre con el cromo, níquel y éteres clorometílicos.

Del mismo modo, la exposición a radiaciones ionizantes, frecuente en la industria, laboratorios de investigación y medicina, favorece igualmente el desarrollo de tumores pulmonares.

Hacemos mención especial a una profesión, la de los soldadores (electrosoldeo o soldador por fusión), en los que se describen algunas particularidades:

  • Los humos de soldadura, en particular los procedentes de soldadura de acero inoxidable, se sospecha son cancerígenos para los humanos por la presencia de cromo hexavalente. Estos hallazgos son congruentes con el exceso de mortalidad por cáncer de laringe, pulmón y vejiga urinaria en la vecindad de industrias relacionadas con la combustión, siendo un patrón tumoral de riesgo compartido con el humo del tabaco.
  • Además, se describen daños pulmonares inespecíficos debidos a la inhalación de fosfina (esta sustancia puede desprenderse en forma de vapor durante la generación de acetileno con carburo de calcio de baja pureza).
  • Aumento de enfermedades respiratorias debidas a una elevada concentración de dióxido de carbono en la atmósfera y la deficiencia de oxígeno asociada a la misma, sobre todo en lugares cerrados y deficientemente ventilados (este problema puede agravarse en el caso de trabajadores con trastornos cardiovasculares o pulmonares).

CONTAMINACIÓN DEL AIRE.

Es muy numerosa la población, sobre todo en países subdesarrollados, que aún utiliza combustibles sólidos para cocinar y calentarse. Esta contaminación doméstica, se estima que afecta a la mitad de la población mundial, que está expuesta a la combustión incompleta de productos que contienen partículas respirables y componentes orgánicos carcinógenos, como el benzopireno, el formaldehido y el benceno.

Del mismo modo, está demostrado que la exposición ocupacional a productos de la combustión del carbón inhalados produce cáncer de pulmón y, actualmente, estudios recientes demuestran efectos similares con el uso doméstico del carbón (16).

Respecto a la exposición al humo procedente de combustión de biomasa (fundamentalmente, madera y paja) y vapores de cocina, de momento, es limitada la evidencia científica de riesgo aumentado de padecer cáncer de pulmón.

En cuanto a la contaminación atmosférica, decir que la exposición a partículas contaminantes ambientales como el dióxido de sulfuro, producido por los humos de los coches y calefacciones, está en relación directa con el desarrollo de cáncer de pulmón.

Según varios estudios prospectivos multicéntricos, un aumento en la concentración de estas partículas contaminantes, está asociado a un aumento de la mortalidad por cáncer de pulmón (14).

Respecto a la contaminación urbana, mencionar que las partículas de alquitrán o brea, presentes en el pavimento de las calles, contienen hidrocarburos policíclicos aromáticos cancerígenos, que contribuyen a una mayor incidencia de cáncer de pulmón en el medio urbano, respecto al rural.

Diversos estudios epidemiológicos sugieren la posibilidad de que una dieta rica en frutas y, sobre todo,