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Farmacodependencia: Marihuana. Revisión Bibliográfica

con dificultades escolares, peores notas, menor satisfacción escolar, actitudes más negativas hacia la escuela, aumento del absentismo, abandono de los estudios y fracaso en la formación profesional y en los estudios universitarios.

Factores de riesgo

Uno de los primeros elementos de riesgo es la propia presencia de las drogas en el entorno, es decir, su accesibilidad, su visibilidad y su disponibilidad. Se sabe que cuanto más fácil resulta conseguir las drogas más aumenta su consumo, lo que explica que el consumo de las drogas legales sea mayor que el de las ilegales.

Parte de las iniciativas en prevención se dirigen precisamente a limitar la presencia de las drogas en el entorno. Para el caso del alcohol y el tabaco, se reducen los espacios para su consumo, se limita su publicidad, se aumenta el precio y se eleva el límite de edad mínimo para poder adquirirlos. En el caso de las drogas ilegales es la acción policial la que trata de influir en estos aspectos, tanto a través de Planes Operativos específicos dirigidos al tráfico minorista como mediante Grandes Operaciones contra el narcotráfico internacional.

La existencia de un entorno social donde el tráfico de sustancias sea visible, facilita el acceso de los menores al consumo

Por otro lado, la actitud de la sociedad hacia las drogas es también determinante, ya que la aceptación social del consumo es un importante factor de riesgo y el rechazo social una de las barreras más eficaces. A veces, la aceptación se ve favorecida por una falsa imagen de inocuidad de las drogas que no coincide con la realidad.

Algunos valores como vivir al día y la búsqueda de placer a toda costa, prevalentes en la sociedad actual, suponen un factor de riesgo y fomentan la idea de vivir el presente y la necesidad de recibir gratificaciones inmediatas, y restan valor al esfuerzo y las metas en el medio y largo plazo.

El consumo de drogas por parte de los padres, o situaciones de conflictividad familiar, donde la ausencia de habilidades educativas está presente, pueden ser elementos productores del consumo de drogas en los hijos.

Además, aun cuando no existan circunstancias que favorezcan el consumo, la adolescencia es en sí una etapa de especial vulnerabilidad frente a las drogas.

La búsqueda de uno mismo, las ganas de construir la propia personalidad y de experimentar cosas nuevas, el sentimiento de invulnerabilidad, la necesidad de sentirse integrado en el grupo (la presión del grupo es uno de los más importantes factores de riesgo) y la falta de habilidades para resistir a las presiones de los amigos, son algunos de los elementos que favorecen la experimentación con este tipo de sustancias. La disponibilidad económica y la ausencia de normas se han mostrado también como factores de riesgo.

Condiciones favorecedoras del consumo en jóvenes

  • Curiosidad por experimentar.
  • Búsqueda del placer sin más.
  • Baja tolerancia a la frustración.
  • Presión del grupo de iguales (compañeros).
  • Dificultad para plantearse metas a medio o largo plazo.
  • Control familiar muy autoritario o muy relajado o variable.
  • Disponibilidad de las drogas.

Factores de protección

Las características de las relaciones que se establecen entre padres e hijos son de fundamental importancia para la prevención del consumo. Así, familias en las que existe una relación positiva basada en la comunicación y el afecto, en la que además existen límites claros, se establecen normas que se cumplen, se supervisa lo que hacen los hijos y se comparte con ellos actividades, son familias fortalecedoras que ayudan a los hijos a integrarse, a ser menos vulnerables frente a las drogas y a tener una conducta más positiva y adaptada.

La escuela constituye un elemento integrador de las políticas preventivas.

La detección y la transmisión de valores y actitudes preventivas permiten proporcionar a los escolares instrumentos y herramientas para hacer frente al consumo de drogas.

Los medios de comunicación desempeñan un papel fundamental en la prevención, ya que a través de una información veraz, basada en la evidencia científica, pueden contrarrestar las creencias erróneas y los mitos que existen en relación con las drogas, modificar las actitudes sociales y la baja percepción de riesgo, que están en la base de la aparente “normalidad” de los consumos.

Las políticas de drogas, además de potenciar las acciones en todos estos ámbitos –la familia, la escuela y los medios de comunicación- tienen un papel básico a la hora de regular, controlar y limitar todo tipo de promoción del consumo de sustancias, especialmente en el caso de los niños y los adolescentes.

¿Qué pueden hacer las madres y los padres?

Los padres y las madres, y cualquier adulto que tenga la responsabilidad de educar, han de tener en consideración una serie de aspectos clave, en lo que a la prevención del consumo de drogas de los hijos se refiere, y que a continuación se detallan.

Hay que

  1. Sentirse a gusto con los hijos/as.
  2. Escucharles y razonar.
  3. Seguir su rendimiento escolar.
  4. Ayudarles y facilitarles la comunicación con los demás.
  5. Informales sobre aspectos relacionados con las drogas, y formarse para poder informar.
  6. Reducir el consumo habitual de drogas legales de los padres.

No se debe

  1. Administrar castigos severos para evitar la agresividad del hijo/a.
  2. Ignorar los problemas escolares y personales porque “son cosas de niños/as”.
  3. Hablar como si se supiera todo, sin escuchar sus opiniones y vivencias.
  4. Tomar medidas de coacción, sin razonar, que limiten su libertad abusivamente.
  5. Mantener posturas excesivamente tolerantes.
  6. No tener tiempo para estar con los hijos/as.
  7. Ocultar información.
  8. Promover una dependencia excesiva y sin necesidad.
  9. Hacer del hogar un sitio inaguantable.
  10. Poner de manifiesto contradicciones entre los padres a la hora de educar.

Signos de alarma ante posibles consumos

Es muy importante detectar precozmente, sobre todo en los menores, el uso de cualquier droga, no sólo por los problemas de salud que pueden sufrir a corto y medio plazo, sino también por el riesgo de desarrollar una