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Guía para la administración subcutánea de vacunas de la alergia

Guía para la administración subcutánea de vacunas de la alergia

RESUMEN:

Cada día hay más casos de personas que desarrollan algún tipo de alergia y son tratados con vacunas para minimizar los efectos que causan esas alergias. La mayor parte de esas vacunas son de administración subcutánea, lo que conlleva que puedan producir reacciones alérgicas con mayor rapidez, por lo que siempre deben administrarse en un centro sanitario. La administración de estas vacunas la hace sobre todo el personal de Enfermería, por lo que es necesario mejorar la formación de los profesionales respecto a este tema.

Guía para la administración subcutánea de vacunas de la alergia

AUTORES:

Patricia González Navarro, Diplomada en Enfermería

Lourdes Inmaculada Quiñonero Hernández, Diplomada en Enfermería

María Dolores Castellar García, Diplomada en Enfermería

PALABRAS CLAVE: alergia, reacción alérgica, vacuna alergia, inmunoterapia, alérgeno

INTRODUCCIÓN:

La alergia es una reacción exagerada del organismo ante una sustancia exógena que es inocua para la mayoría de las personas. Esta sustancia es la que se conoce como alérgeno y que al entrar en contacto con el sistema inmunitario de una persona propensa a desarrollar una alergia a esa sustancia, éste responde produciendo anticuerpos del tipo IgE. En ese primer contacto no se produce ningún síntoma de alergia en la persona, pero sí crea una sensibilización a ese alérgeno, de modo que en un segundo contacto con el mismo, esos anticuerpos se unirán al alérgeno en cuestión provocando una reacción química con la consiguiente liberación de sustancias tales como histamina, prostaglandinas, factores quimiotácticos y citoquinas, que son los responsables de la sintomatología que produce una reacción alérgica. Los síntomas más frecuentes que puede causar una reacción alérgica son:

  • Urticaria: Produce un enrojecimiento, picor, eritema y edema en la piel.
  • Rinitis: Provoca picor, estornudos y congestión nasal.
  • Conjuntivitis alérgica: Produce picor y lagrimeo en los ojos.
  • Asma bronquial: Provoca tos, pitos y ahogos debido a la afectación bronquial.
  • Anafilaxia: Es la reacción más grave ya que afecta a todo el organismo y supone un peligro para la vida de la persona. Se manifiesta con picor, enrojecimiento, mareo, dificultad para respirar,…

Habitualmente, los alérgenos más comunes suelen corresponder a moléculas de origen proteico procedentes de diferentes sustancias, tales como el polen, los ácaros del polvo, los animales domésticos, ciertos alimentos, picaduras de insectos, hongos y medicamentos.

Una persona puede desarrollar una alergia dependiendo de dos factores, bien porque tenga una predisposición genética a desarrollar alergias o bien porque haya estado expuesto a cantidades elevadas de esa sustancia durante un período de tiempo prolongado.

LAS VACUNAS ANTIALÉRGICAS

Existen cierto tipos de alergias sobre las que se puede actuar mediante el empleo de vacunas para minimizar los efectos de las reacciones, sin embargo, no se dispone de vacuna para todos los alérgenos que podemos encontrar, y de las que existen, algunas están más desarrolladas y perfeccionadas que otras. Normalmente se usan para tratar alérgenos respiratorios, tales como ácaros, pólenes, hongos, epitelios de animales,… También podemos encontrar vacunas frente a las picaduras de abejas y avispas.

Las vacunas antialérgicas consisten en la administración de un alérgeno de forma repetida y gradual a una persona sensibilizada al mismo en cantidades crecientes durante un período de tiempo. Estas vacunas producen de forma eventual una resistencia y tolerancia a ese alérgeno, de forma que hace disminuir los síntomas de la alergia y en algunos casos hacer que desaparezcan.

Si los síntomas que provoca la alergia son leves y aislados y es fácil evitar el alérgeno responsable de la alergia, no sería necesaria la instauración de una vacuna para tratar la alergia. Sin embargo, si los síntomas que produce son intensos e incapacitantes para la vida diaria y no responden a otros tratamientos médicos, sí debería valorarse la administración de la vacuna para paliar los síntomas.

Según la vía de administración disponemos de dos tipos de vacunas de alergia:

  • Sublingual: Como su nombre indica se administran debajo de la lengua. Al principio se administran de forma diaria hasta llegar a la dosis máxima y después se distancia la frecuencia de acuerdo a la pauta del alergólogo. Debe tomarse siempre a la misma hora y no requiere una observación posterior por parte de personal sanitario, por lo que este tipo de vacuna se la puede tomar el paciente en su propio domicilio.
  • Subcutánea: Habitualmente se inyecta en el brazo, aumentando la dosis de forma gradual hasta alcanzar una dosis máxima y distanciando entonces las inyecciones. Este tipo de vacuna puede tener complicaciones, por lo que siempre debe administrarse en un centro sanitario y bajo observación durante los 30 minutos siguientes a la administración.

ADMINISTRACIÓN DE LA VACUNA:

La administración de las vacunas de alergia lleva siempre una pauta creciente de mayor concentración de alérgeno. La composición de cada vacuna se hace de forma personalizada en función de las características de la alergia de cada paciente. Al iniciar la vacunación, el paciente nos traerá una caja de inicio de vacunación, que podrá llevar de 1 a 4 frascos distintos enumerados con una letra o un número y de diferente color, indicando cada uno de ellos una concentración mayor. La administración se empezará con la letra o número más bajo con una frecuencia semanal hasta alcanzar el mayor, llegando a la dosis máxima, donde la frecuencia será mensual. Esa dosis máxima es la que se repetirá mensualmente como pauta de mantenimiento. En cualquier caso, el paciente nos traerá una hoja del alergólogo con la dosis y frecuencia de la vacuna. Enfermería es quien, siguiendo esa pauta, pondrá las dosis según correspondan, anotará la dosis puesta para control e informará al paciente de cuándo le toca la siguiente dosis.

Tradicionalmente, las vacunas de alergia al polen se administraban antes de la primavera y al llegar ésta se suspendían para evitar posibles reacciones debido a la cantidad de polen del ambiente. Sin embargo, hace unos años se demostró que una vacunación continuada proporcionaba una mayor protección que si se interrumpía. Por esto, dejaron de interrumpir el tratamiento pero aconsejaban reducir la dosis durante esos meses por prevención. Actualmente, muchos alergólogos pautan la administración de vacunas de polen a dosis fijas durante todo el año, obteniendo buenos resultados. En cualquier caso, la pauta a seguir será la que dictamine el alergólogo.

Para administrar la vacuna tendremos en cuenta una serie de pasos:

  • Comprobar el vial correcto y la fecha de caducidad del vial, así como la dosis que le corresponde.
  • Preguntar por posibles reacciones con la última vacuna administrada, así como por la existencia de fiebre, infecciones respiratorias, asma,… que puedan contraindicar la vacunación.
  • La vacuna debe estar a temperatura ambiente para minimizar el dolor y las reacciones locales.
  • La administración subcutánea de la vacuna debe realizarse en la cara externa de los brazos, alternando entre ambos brazos.
  • Agitar el vial para obtener una mezcla homogénea de la vacuna, extraer la dosis correcta y administrar la vacuna de forma lenta. No frotar la zona tras la administración para minimizar las reacciones locales.
  • Anotar la fecha, dosis administrada, número de vial y brazo en el que ha administrado.

EFECTOS SECUNDARIOS DE LAS VACUNAS DE ALERGIA:

Las vacunas de la alergia, al tratarse de alérgenos frente a los que el paciente está sensibilizado, es posible que produzcan reacciones de tipo alérgico tras la administración de la vacuna. Las más frecuentes son las reacciones locales en el punto de inyección, que consisten en un pequeño enrojecimiento, inflamación o zona endurecida. Estas reacciones suelen aparecer en los primeros 20-30 minutos o incluso más tarde. En este tipo de reacciones, se puede colocar una bolsa de hielo en la zona o tomar algún antihistamínico. El tamaño del endurecimiento se considera normal si es menor de 5cm en niños y de 7 cm en adultos, manteniendo la misma pauta de vacunación. Si la induración es de mayor tamaño podría ser necesario reducir la dosis temporalmente.

Aunque es poco frecuente, estas vacunas pueden causar una reacción alérgica grave o anafilaxia, con síntomas tales como broncoespasmo, disnea, edema laríngeo,… que puede provocar la muerte si no actúa con rapidez. Las reacciones sistémicas más graves se producen en los 30 minutos siguientes tras de la aplicación de la inyección contra la alergia, motivo por el cual, este tipo de vacunas debe administrarse siempre en un centro sanitario y bajo la supervisión del enfermero durante 30 minutos después de la vacunación para vigilar las posibles reacciones. Las pautas que no sean habituales o en casos de reacciones repetidas se debe administrar la vacuna en la consulta del alergólogo.

DATOS DE INTERÉS SOBRE LA VACUNACIÓN:

  • La vacuna debe guardarse siempre en frigorífico y no romper la cadena del frío al trasportarla. No debe congelarse, puesto que la vacuna perdería eficacia.
  • Debe evitarse hacer ejercicio físico intenso, tomar baños con agua muy caliente, o la exposición a la calor importante en las tres horas siguientes.
  • Las vacunas de alergia se recomiendan a partir de los 5 años de edad, aunque en algunos casos se puede administrar antes.
  • La mejoría con la vacuna se manifiesta desde los primeros meses, alcanzando el máximo tras 2-3 años de uso de la vacuna, manteniéndose la vacunación hasta aproximadamente 5 años.
  • Debe retrasarse la administración de la vacuna antialérgica en casos de:
    • Infección respiratoria o fiebre
    • Asma en las 24 horas previas a la administración de la vacuna o un agravamiento del paciente
    • Importante empeoramiento de la dermatitis atópica
    • Cuando se administre la vacuna de la gripe o cualquier otra vacuna del calendario vacunal
  • Es aconsejable rebajar la dosis al empezar el primer frasco de una caja nueva. La segunda dosis se pone la dosis habitual.
  • La actuación general en caso de retrasos es la siguiente:
    • Si se produce un retraso menor a 3 días en la administración durante la pauta semanal, o menor de 8 días en la pauta mensual, se continúa con la vacunación normal, sin modificar la dosis.
    • Si el retraso es superior a esos plazos, puede ser necesario rebajar la dosis según la pauta establecida por el alergólogo.
  • Si la vacunación de la alergia coincide con otra vacuna hay que retrasar una de ellas:
    • Si se ha puesto primero una vacuna del calendario vacunal o la vacuna de la gripe, hay que esperar una semana para poner la de la alergia.
    • Si se ha puesto una vacuna de virus vivos hay que esperar al menos 10 días para administrar la vacuna de la alergia.
    • Si se ha puesto primero la vacuna de la alergia, hay que esperar 48 horas para ponerse una vacuna del calendario o de la gripe.
    • Si se pone dos vacunas de la alergia diferentes, debe dejar 48 horas de separación entre ellas.

BIBLIOGRAFÍA:

  • Recomendaciones para el manejo de la inmunoterapia. Servicio Andaluz de Salud. Consejería de Salud. Junta de Andalucía. SE-5095/2004. Disponible en: http://www.seaic.org/wp-content/plugins/download-monitor/download.php?id=sas-inmunoterapia.pdf
  • Las vacunas para la alergia. Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica, 2006. Disponible en:

http://www.seicap.es/documentos/archivos/Lasvacunasparalaalergia-SEICAP.pdf

  • Las vacunas para la alergia en la consulta de Enfermería de Atención Primaria. Alfredo Pascual Camus, José María Negro Álvarez, 2004. Disponible en: http://alergomurcia.com/pdf/Administracion_de_vacunas_antialergicas_en_atencion_primaria.pdf
  • Artículo de Opinión de la O.M.S. Inmunoterapia con alérgenos: Vacunas terapéuticas para las enfermedades alérgicas. Ginebra. 27-29 de Enero, 1997. Diponible: http://www.seaic.org/wp-content/plugins/download-monitor/download.php?id=OMS1997.pdf