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Valoración de los hábitos alimenticios, actividad física y condición nutricional en estudiantes de la Universidad de La Habana

Los hombres fueron los mayores consumidores de bebidas azucaradas, representando el 38,3% de la muestra y las mujeres el 21,6%. La diferencia significativa entre ambos sexos pudo estar dada porque la mayor preocupación de las mujeres en cuanto al peso (10) las lleva a consumir menos este tipo de alimentos. Los hombres en su generalidad plantearon que consumían este grupo de alimentos porque son de muy fácil adquisición y rápidos de preparar. Los encuestados dijeron consumir al menos 1/2 litro diario de bebidas de este tipo, lo que supera sin considerar otras fuentes alimentarias de azúcar, la ingesta límite recomendada (3). La función principal de los hidratos de carbono dentro de los cuales se encuentran los azucares es la de aportar energía al organismo. El abuso de este tipo de alimentos, junto con los caramelos y las golosinas, a parte de su papel en la aparición de caries, hacen que la densidad de las comidas en nutrientes descienda y por tanto aumente la ingesta de las llamadas “calorías vacías”.

Sin embargo su consumo excesivo, como es en el caso de la muestra estudiada, puede acarrear también, la aparición de enfermedades como la Diabetes Mellitus (11). De esto se deriva entonces la necesidad de disminuir el consumo de estos alimentos.

Más de la mitad de los encuestados refirió consumir alimentos ricos en grasas. El mayor por ciento correspondió a los hombres aunque no existieron diferencias significativas entre ambos sexos. Las grasas son la mayor fuente de energía para el organismo humano además de ser factor fundamental para la absorción de vitaminas liposolubles y carotenoides. Sin embargo estudios de intervención muestran que cuando las dietas son ricas en grasa, los individuos aumentan mucho de peso. En aquellos susceptibles los riesgos de enfermedad coronaria se incrementan aún más. Las dietas ricas en grasas suelen ser también ricas en ácidos grasos saturados, los cuales elevan el LDL-colesterol y más aún el riesgo (12). Los alumnos refirieron ingerir alimentos ricos en grasas fundamentalmente cuando estaban en sus hogares, lo cual puede estar dado, por la tradición cubana de cocinar los alimentos con mucha grasa (13).

Menos de la mitad de los encuestados de ambos sexos refirieron practicar ejercicios físicos. Aunque un mayor número de varones dijo realizar actividades físicas, no existió diferencia significativa con el sexo femenino (Chi2=0,417). Algo más de la mitad de ellos expresó que su mayor motivo de su inactividad era la falta de tiempo, lo que debiera ser un factor a considerar al ofertar alternativas de ejercicio en un programa para universitarios y que el ejercicio físico contribuye a mantener el cuerpo activo y saludable.

En cuanto a la condición nutricional predominaron los sujetos sobrepeso aunque no existió diferencia significativa entre estos y los individuos de peso normal (p=0,076>0,05). Aunque la cifra de 13,3% de obesidad parece un porcentaje relativamente bajo para una población adulta, sumados todos los sujetos con algún grado de exceso de peso (sobrepeso y obesidad) señala un 58% de la muestra. Lo cual se puede deber al bajo consumo de frutas y vegetales en la muestra en estudio, contrastado con el elevado número de azucares y grasas. Alimentos estos que conllevan a problemas con el mantenimiento normal del peso.

Conclusiones

En general un escaso porcentaje de los estudiantes encuestados presenta hábitos de alimentación saludable, predominando en la mayoría un bajo consumo de frutas, verduras, carnes y pescados y un alto consumo de azúcar y alimentos grasos. En cuanto a hábitos de actividad física, predomina el sedentarismo, preocupando la inactividad total de la mayoría. Ambas situaciones se reflejan en cifras elevadas de sobrepeso, sin un aparente impacto sobre los niveles de obesidad.

Bibliografía

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