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Actualización en el manejo integral del paciente hipertenso en urgencias de atención primaria

    frecuentemente ceden cuando lo hace la causa que las provocó.

La crisis hipertensivas suelen producirse en su mayor parte en pacientes con hipertensión arterial crónica. Sin embargo, pueden aparecen en otras patologías, como por ejemplo:

  • Efecto rebote por supresión de drogas antihipertensivas (bloqueadores beta).
  • Preeclampsia/eclampsia.
  • Ingestión de fármacos, tiramina asociada con el uso de inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO).
  • Accidente cerebrovascular (ACV) cerebral, encefalopatía hipertensiva.
  • Hipertensión renovascular, enfermedad del parénquima renal.
  • Esclerodermia, otras colangenopatías, vasculitis.
  • Feocromocitoma, hiperaldosteronismo primario, síndrome de Cushing.
  • Coartación de aorta, aneurisma disecante de aorta.

Ver Tabla nº1, al final del artículo: Urgencias y Emergencias Hipertensivas (al final del artículo).

Principios generales en el tratamiento de las crisis y emergencias hipertensivas en atención primaria

Antes de iniciar cualquier tratamiento deberemos considerar varios aspectos:

  • La gravedad de una crisis hipertensivas no debe ser valorada, al menos exclusivamente, por el valor de las cifras tensionales, sino por el grado de repercusión sobre los órganos diana previamente.
  • Debemos evitar actitudes agresivas a la hora de descender la presión arterial, ya que un descenso brusco podría conllevar la aparición de hipoperfusión de los órganos vitales.
  • El objetivo no es revertir las cifras tensionales a niveles normales. Es preferible una actitud expectante, tras reducir las cifras tensionales a 160/100 mmHg en los primeros momentos, sin empeñarse en reducir presión arterial a los valores basales.
  • Se ha demostrado que con 30-60 minutos de reposo se pueden controlar el 45% de las crisis hipertensivas que se remiten a los hospitales.
  • Los diuréticos deben utilizarse con precaución. Estos fármacos aumentan el aclaramiento de agua libre y activan el sistema renina-angiotensina–aldosterona, con el consiguiente aumento de la presión arterial. Estas condiciones se exacerban en ancianos, en quienes muchas veces la urgencia hipertensiva es secundaria a un vasoespasmo reflejo por deshidratación, lo que podría empeorar con el empleo de estos fármacos y facilitar la aparición de insuficiencia renal prerrenal.

Las emergencias hipertensivas son situaciones de difícil solución en Atención Primaria, por lo que sólo se debe de valorar el cuadro clínico y, una vez confirmada la afectación de órganos diana, remitir al paciente al hospital. Sin embargo, se deben disponer en Atención Primaria de algunos fármacos intravenosos para el control de las emergencias hipertensivas, y el médico debe conocer su mecanismo de acción y sus indicaciones. El objeto del tratamiento es reducir de forma controlada la presión diastólica en aproximadamente un 25% durante un período de varios minutos a varias horas, dependiendo de la situación clínica del paciente. Debe evitarse la disminución brusca de tensión arterial, con el fin de evitar los efectos secundarios sobre la perfusión de los órganos diana.

* Nitroglicerina intravenosa (Solinitrina®). Se diluyen 3 ampollas de 5 mg en 250 cm3 de suero glucosado al 5% y se perfunden a una velocidad de 7 gotas/minuto (para una perfecta dosificación recordar que el frasco de suero siempre debe ser de cristal, o con los nuevos plásticos sin capacidad adherente de algunas sustancias a sus paredes). Está indicada especialmente en pacientes que padecen una cardiopatía isquémica o edema agudo de pulmón (emergencia) o secundarios a la urgencia hipertensiva.

Otros Fármacos a conocer serían: Nitroprusiato, Hidralazina, Diazóxido, Labetalol, Fentolamina, Trimetafán, Alfametildopa, como alternativa al tratamiento.

Actividad médica

  1. Historia Clínica Básica.

 Realizar una historia clínica lo más completa posible, donde se incluyan –al menos- los siguientes datos:

– Edad.

– Sexo.

– Profesión y hábitos.

– Factores de riesgo cardiovascular.

– Embarazo.

– Supresión de fármacos.

– Antecedentes familiares.

– Enfermedades concomitantes y toma de medicación.

– Síntomas. Además del daño orgánico en las emergencias hipertensivas debemos buscar los más frecuentes en caso de hipertensión arterial (HTA):

 – Cefaleas. Nauseas. Vómitos.

 – Alteraciones visuales.

 – Rubicundez facial.

 – Crisis convulsivas.

 – Sudoración.

 – Palpitaciones

En la anamnesis identificaremos los antecedentes personales de enfermedades cardio y cerebrovasculares, así como enfermedades asociadas (p.e., diabetes, dislipemias, tabaquismo, broncopatía crónica, asma, prostatismo, etc).

También posibles complicaciones de órganos diana en la hipertensión arterial (HTA) como neuropatía, retinopatía arteriopatía periférica.

Por último, debemos identificar antecedentes familiares de enfermedades vasculares.

  1. Exploración Física Básica.

Realización de un electrocardiograma y, si es posible, fondo de ojo y una tira de orina simple.