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Incontinencia urinaria

Incontinencia urinaria

La incontinencia urinaria es la pérdida involuntaria de orina. El afectado tiene una necesidad imperiosa y repentina de orinar, pero es incapaz de retener la orina.

Los escapes pueden producirse al estornudar, al reír, al realizar algún esfuerzo o ejercicio físico. Se presenta tanto en personas sanas como asociada a diferentes enfermedades, y puede ser consecuencia de diversas causas.

Incontinencia urinaria

Autores;

– Ángela Gavilán López (DUE en Servicio Andaluz de Salud)

– Estrella Alba García Gavilán (DUE en Servicio Andaluz de Salud)

– Miguel Ángel Gavilán López (DUE en H.U. Reina Sofía de Córdoba)

Resumen

La incontinencia urinaria constituye un problema médico y social importante. Existen más de 200 millones de individuos en el mundo que tienen problemas asociados a la incontinencia urinaria.

Su etiología es multifactorial e intervienen factores físicos, cognitivos, funcionales y psicosociales. En la mayoría de los pacientes, una historia clínica y un buen examen médico bastan para el diagnóstico, requiriendo estudios más complejos para la confirmación y clasificación de la misma.

En este artículo se ha llevado a cabo la revisión de gran parte de la literatura científica. Se han revisado bases de datos de Medline, Cuiden, Cochrane plus y Google Académico.

Las Palabras Clave utilizadas; “incontinencia urinaria”, “tipos incontinencias”, “tratamiento”, “factores de riesgo”.

Introducción

La incontinencia urinaria es la pérdida del control de la vejiga. Los síntomas pueden variar desde una filtración leve hasta la salida abundante e incontrolable de orina. Es altamente prevalente en la población adulta y de dos a cuatro veces más común en mujeres que en hombres. La incidencia de la incontinencia urinaria aumenta casi linealmente con la edad hasta ser considerada como uno de los síndromes geriátricos tanto por su elevada prevalencia en mayores de 65 años como por el impacto negativo que ocasiona en el anciano que la sufre. La mayoría de los problemas de control de la vejiga ocurren cuando los músculos están demasiado débiles o demasiado activos. La incontinencia puede a menudo ser temporal, y siempre es causada por una condición subyacente.

Tipos de Incontinencia Urinaria

– Incontinencia Urinaria de Esfuerzo: es la pérdida involuntaria de orina asociada a un esfuerzo físico que provoca un aumento de la presión abdominal como por ejemplo toser, reír, correr, andar. La incontinencia de esfuerzo es el tipo de incontinencia más común entre las mujeres.

Este tipo de incontinencia no está asociada a la necesidad de orinar.

– Incontinencia Urinaria de Urgencia: es la pérdida involuntaria de orina acompañada, o inmediatamente precedida, de “urgencia”. Entendemos por “urgencia” la percepción por el paciente de un deseo miccional súbito claro e intenso, difícil de demorar y con miedo al escape. Esta es la incontinencia urinaria más frecuente en los ancianos.

Incontinencia Urinaria Mixta: es un tipo de incontinencia que se asocia a urgencia miccional y también a los esfuerzos, al ejercicio, a los estornudos o a la tos.

Incontinencia Funcional: es un tipo de incontinencia que se produce cuando el paciente tiene una incapacidad física o mental que le altera el proceso de orinar o no le permite llegar al inodoro a tiempo, a pesar de que el sistema urinario se encuentra intacto.

– Enuresis nocturna: es la pérdida involuntaria de orina durante el sueño.

– Incontinencia continua: es la pérdida involuntaria y continua de orina. Puede ser debida a una fístula, a una desembocadura ectópica ureteral o a un déficit intrínseco uretral grave.

– Incontinencia por rebosamiento (o inconsciente): la pérdida involuntaria de orina sin deseo miccional e independientemente de cualquier aumento de la presión abdominal. Este tipo de incontinencia se presenta sólo con grandes volúmenes de orina dentro de la vejiga.

– Otras incontinencias: son las que se producen durante el coito, tanto en la mujer como en el varón, o climacturia (sobre todo en pacientes intervenidos de prostatectomía radical), la incontinencia con la risa (giggle incontinence) y el goteo postmiccional.

Factores de Riesgo

Un factor de riesgo aumenta la probabilidad de desarrollar una condición o enfermedad, a continuación presentamos algunos de los factores de riesgo ligados a la incontinencia urinaria:

– Obesidad: las personas obesas ejercen más presión sobre la vejiga y los músculos circundantes. Esto debilita los músculos y hace que sea más probable una pérdida cuando la persona estornuda o tose.

– Tabaquismo: Los fumadores son más propensos a desarrollar una tos crónica, que puede resultar en episodios de incontinencia. Una tos crónica ejerce una tensión inusual en el esfínter urinario, lo que puede provocar incontinencia de esfuerzo.

– Género: Las mujeres tienen una probabilidad significativamente mayor de sufrir incontinencia de esfuerzo. Ciertos aspectos de la vida de una mujer, como el parto y la menopausia hacen que la incontinencia sea más probable. El riesgo de incontinencia en un hombre aumentará significativamente si tiene problemas de glándula prostática.

– Edad: Los músculos de la vejiga y la uretra se debilitan durante la vejez. Esto significa que la vejiga no puede sostener tanto líquido como antes, elevando el riesgo de pérdida involuntaria. Esto no significa que las personas vayan a ser necesariamente incontinentes, pero sí que el riesgo sea mayor.

– Enfermedades: Las personas con diabetes y algunas enfermedades renales son más propensas a sufrir incontinencia urinaria.

Tratamientos

– Medidas higiénico dietéticas: Los afectados deben controlar los líquidos que toman para evitar la formación excesiva de orina. Entre los líquidos que favorecen la formación de orina se encuentran el agua, la leche, el alcohol y las infusiones. Se debe distribuir mejor el horario de la toma de bebidas, bebiendo más durante la mañana y disminuyendo paulatinamente las bebidas conforme avanza el día.

– Farmacológico: El objetivo del tratamiento farmacológico es conseguir que la vejiga sea capaz de distenderse sin contraerse y que la uretra se mantenga cerrada durante el llenado.

Los fármacos más utilizados son los anticolinérgicos, sustancias que, al disminuir la capacidad contráctil del detrusor, aumentan la tolerancia del llenado vesical y la continencia.

Su eficacia está demostrada en cuanto al alivio de los síntomas, pero sus efectos secundarios, fundamentalmente la sequedad de boca, la taquicardia y la excitación, son muy severos en algunos pacientes, que en ocasiones deben abandonar el tratamiento. Están contraindicados en los enfermos con glaucoma y arritmias cardiacas.

Entre los anticolinérgicos más comunes se encuentran la oxibutinina, el flavoxato, la propantelina, la metantelina y el cloruro de trospio.

– Cirugía: Este tratamiento se utiliza principalmente después de haber intentado otros tratamientos. Se pueden hacer distintos tipos de cirugía, de acuerdo al tipo de problema de incontinencia del paciente. Algunos tipos de cirugía elevan o levantan la vejiga hacia una posición más normal y otros tipos usan implantes para ayudar a la vejiga a funcionar mejor.

– Autosondaje intermitente: Consiste en la introducción, a través de la uretra, de una sonda en la vejiga. Con el catéter se consigue el vaciado completo y se evitan los escapes de orina.

– Entrenamiento de la vejiga: Los pacientes recuperan el control de la vejiga aprendiendo a resistir el impulso de salida de la misma y contribuyendo de esta manera a aumentar la capacidad de la vejiga. Esto se consigue mediante ejercicios que desarrollan la musculatura del suelo pélvico (Ejercicios de Kegel).

Conclusión

La incontinencia urinaria constituye un problema médico y social importante. Es altamente prevalente en la población adulta. La incontinencia urinaria no es obviamente un proceso de riesgo vital, pero deteriora significativamente la calidad de vida de los pacientes, limita su autonomía y reduce su autoestima. La afectación de la calidad de vida relacionada con la salud por la incontinencia urinaria puede incluso ser mayor que la provocada por algunas enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión arterial. Por ello es muy importante conocer sus factores de riesgo para poder prevenirla.

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