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Estudio epidemiológico de la insulinorresistencia a través de un nuevo índice

sujetos sanos (IMC ≤ 25 kg/m2) y ausencia de trastornos metabólicos.

El coeficiente de correlación de Pearson entre la sensibilidad a la insulina medida por el clampeo de insulina (IS verdadera) y la estimada por HOMA fue 0.792 (p < 0.0001). Por lo tanto, la varianza de la sensibilidad a la insulina verdadera medida por HOMA fue 65%. La fuerza de la correlación fue casi idéntica en sujetos sin diabetes y con esta enfermedad cuando ambos grupos fueron analizados en forma separada. Los análisis de regresión lineal mostraron pendientes similares (-1.07 frente a -1.16) e intersecciones (4.25 frente a 5.05) en ambos grupos. En la muestra total, el coeficiente de correlación de Spearman fue aun mayor (Bonora E., Kiechi S., Muggeo M. y colaboradores; 1998).

Por otro lado, según Barrios, M. et al. (2009), el cociente TG/HDLc se correlacionó positivamente con el HOMAIR (r = 0.43, p < 0.001).

  1. MATERIALES E INSTRUMENTOS
  • Materiales
    • Kit de reactivos AA para determinación de glucosa, triglicéridos y colesterol,

en Analizadores Automáticos.

  • Kit de reactivos para determinación de Albúmina en suero, en Analizadores

Automáticos.

  • Instrumentos
    • Autoanalizador Metrolab 2100
    • Contador Hematológico Mindray 2300
  1. RESULTADOS:

Se trabajó con un universo de 77 pacientes (Anexo, Tabla nº1), de los cuales 47 (61%) fueron femeninos y 30 (39%) masculinos. Se efectuaron determinaciones de glucosa, triglicéridos, leucocitos, linfocitos relativos y absolutos, colesterol, y albúmina. Con los valores de triglicéridos y glucemia se determinó el OIR (Índice Optimizado de Resistencia a la insulina), con las cifras de linfocitos absolutos, colesterol y albúmina se cuantificó el ICN (Índice Combinado de Nutrición. Bracco, J.; 2011).

El OIR se definió como el producto entre la glucemia (en mg/dl) y los triglicéridos (en mg/dl), dividido un número arbitrario de 5.000, y fue validado con el índice de resistencia a la insulina obtenido del cociente TG/HDLc.

Para tal validación se determinó el OIR y la relación TG/HDLc a tres colectivos de pacientes, evaluados en distintos meses durante el término de un año, sin principios de inclusión ni exclusión. En el primer grupo, de 58 indivíduos, se encontró una concordancia de 72.41% y una discordancia de 27.59% (Anexo, Tabla nº2), de los cuales 22.41% fueron debidos a la optimización del método, con mayor sensibilidad. La discordancia debida a otros factores fue solo de 5.17%, y correspondió a falsos negativos del OIR que daban positivos con la relación TG/HDLc. De los pacientes diabéticos evaluados el 62.5% arrojó valores del OIR mayores a 5.00 y el 12.5% valores superiores a 4.00; por lo que el 75% de los pacientes diabéticos tuvieron valores mayores a 4.00 y el 25% de los pacientes diabéticos valores por encima de 3.00.

En otro colectivo de 51 sujetos (Anexo, Tabla nº3), evaluados extemporariamente respecto al grupo anterior, se encontró una concordancia mayor, de 78.44%, y una discordancia menor, de 21.56% de los que 17.65% fueron debidos a la optimización del método de mayor sensibilidad. La discordancia debida a otros factores fue de solo 3.91%. El 100% de los pacientes diabéticos de este grupo tuvieron OIR > 4.00.

En un tercer grupo de 96 sujetos se halló una concordancia aún mayor, de 80.21%, y una discordancia menor, de 19.79% de los que 15.62% fueron debidos a la optimización del método y solo 2.08% a otros factores.

En definitiva, en la población total estudiada de 205 pacientes, existió una discordancia propiamente dicha entre ambos métodos indicativos de IR, de 3.37%.

Por otro lado, la frecuencia de solicitud de glucemia y triglicéridos fue de 88.14% mientras que la de TG y HDLc fue de 11.86%, y la de insulina basal fue de 3.70%, lo que amerita el uso de OIR para una evaluación rutinaria de la resistencia a la insulina.

Esto significa que, de cada 100 pacientes estudiados 35 tendrían insulinorresistencia pero solo 1 sujeto sería correctamente diagnosticado si nos sujetamos a las determinaciones de insulina y el cálculo del homair como instrumento de diagnóstico. Mientras que el beneficio se extiende a 30 pacientes usando el OIR.

Se observó, en la población estudiada, 10.39% de pacientes con intolerancia a la glucosa (glucemia en ayunas entre 100 y 110 mg/dl) y 9.09% de individuos con diabetes (glucemia en ayunas mayor que 110).

El 35% de pacientes mostró resistencia a la insulina, cifra tan alta que merece el uso de un Indice Optimizado de Resistencia a la Insulina (OIR) que permita evaluar a todos los pacientes en la rutina diaria; y aplicar los correctivos que minimicen o eliminen el riesgo potencial que conlleva valores elevados del mismo.

Se encontró que la Media Poblacional del OIR, del universo estudiado, fue de 2.39, con una Mediana de 1.99, un Error Estándar de 0.23 y un Límite de Confianza para la Media entre 1.81 y 2.97

El Coeficiente de Correlación entre OIR y Glucemia fue de -0.09, en la población general; de 0.40 en pacientes con OIR normal, y de 0.60 en la resistencia a la insulina.

El Coeficiente de Correlación entre OIR y triglicéridos fue de 0.20, en la población general; de 0.83, en pacientes normales y de 0.66 en la resistencia a la insulina.

Se observó, entonces, que los triglicéridos normales correlacionan de manera fuerte con la sensibilidad a la insulina, y los triglicéridos elevados correlacionan, aunque levemente, más que la Glucosa en la valoración del OIR.

A 30 sujetos se le determinó el OIR y el ICN, de los cuales 15, es decir el 50%, estaban normalmente nutridos y tenían el OIR normal, sin resistencia a la insulina. El 20% eran pacientes con nutrición normal que, sin embargo, tenían resistencia a la insulina. El 16.7% tenían insulinorresistencia asociada a malnutrición por exceso. El 13.3% era insulinosensible aún con malnutrición por exceso.

Significa que en el 66.7% de los casos la resistencia o la sensibilidad a la insulina estuvo relacionada con el estado nutricional de los individuos.

Los pacientes que presentaban malnutrición por exceso fueron un 23%, algo inferior a lo encontrado por otros autores en un colectivo adolescente chileno, que fue del orden del 29% (Buhring B. et al., 2011).