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Intervención educativa en pacientes hipertensos

Respecto a la distribución de los pacientes según escolaridad y sexo como se evidencia en el Tabla 2 prevalece la escolaridad preuniversitaria en ambos sexos con 11 hipertensos del sexo masculino (27.5%) y 18 del sexo femenino (45%).

Estos resultados coinciden con los encontrados por Caudales et al donde la mayor prevalencia de hipertensos estaba asociada a un mayor nivel educacional, relacionado fundamentalmente a mayores niveles de estrés en el ámbito laboral. (15) Por otra parte mientras más cultura tenga el paciente mayor será su capacidad para actuar ante los distintos elementos negativos que inciden sobre su salud, por tanto el bajo nivel cultural influye de forma negativa sobre estos pacientes.

Sobre el concepto de hipertensión arterial como se observa en la Tabla 3 antes de la intervención educativa 27 pacientes (67.5%) contestaron incorrectamente, solo 13 pacientes (32.5%) identificaron correctamente el criterio relacionado con la definición de hipertensión arterial.

Después de la intervención educativa el 100% de los pacientes respondieron correctamente el aspecto referente al concepto de hipertensión arterial. La identificación correcta de que se entiende por hipertensión arterial presupone el paso inicial para que los individuos hipertensos se apropien de conocimientos acerca de su enfermedad.

En el Tabla 4 se observa que antes de la intervención el consumo elevado de sal y de comidas ricas en grasa animal fueron identificados como los principales factores de riesgo en el 45.0% y el 40.0% de los pacientes respectivamente, fue llamativo que 17.5% de los pacientes identificó el consumo elevado de frutas y vegetales como un factor de riesgo y un paciente identificó la práctica de ejercicios físicos como una conducta negativa. Después de realizada la intervención el 100% de los participantes reconoció el consumo elevado de sal como conducta negativa y fue satisfactorio identificar que el 100% de los casos no identificó la ingestión elevada de vegetales y práctica de ejercicios físicos como factor de riesgo.

El consumo excesivo de sal es un factor de riesgo importante y tiene la característica de ser modificable. Los resultados obtenidos coinciden con los encontrados por Segal (16) pero difieren de la investigación realizada por Ortega Garrido quien no encontró relación significativa entre el consumo excesivo de sal y el riesgo de sufrir hipertensión arterial. (17) Radovanovic et tal concuerdan con el consumo de sal y grasas como indicadores de hipertensión, aunque en su estudio no encontraron asociación significativa con la enfermedad. (18)

 Los resultados referentes a los conocimientos de los pacientes sobre los síntomas asociados a la presión arterial elevada se observan en la Tabla 5, antes de la intervención fue reconocido el dolor de cabeza por 37 enfermos (92.5%) y el dolor en el pecho por 32 pacientes (80.0%), como síntomas que tienen relación con la hipertensión, llamó la atención que solo el 7,5% reconoció que pueden ser asintomáticos. Luego de la intervención el 100% reconoció que pueden ser asintomáticos y el dolor de cabeza, los mareos, y el zumbido de oídos, como síntomas que pueden relacionarse con la enfermedad.

Granados et tal en su estudio concluyen que el 81,3% de los pacientes manifestó síntomas como cefalea, mareos y nerviosismo en momentos en que su TA era elevada (19)

Oigman et tal también plantean la cefalea suboccipital, pulsátil, matutina como un síntoma frecuente en hipertensos, sin embargo reconocen los escotomas centellantes y zumbidos en los oídos como síntomas inespecíficos y no patognomónicos para el diagnóstico de la hipertensión arterial. (20)

Antes de la intervención 55,0% de los pacientes identificaron como la principal complicación el infarto cardiaco y en menor medida los daños al cerebro y la visión; constituyó un resultado alarmante que el 62,5 % expresara que la enfermedad no provoca ningún daño a la salud, lo que denota la insuficiente percepción del riesgo que tienen estos enfermos; después de la intervención más del 90 % reconoció las complicaciones fundamentales de la enfermedad. (Tabla 6).

Collins et al plantean que las personas con hipertensión tienen de dos a cuatro veces más riesgo de presentar enfermedad coronaria, y que la reducción de 5-6 mmHg en la presión arterial disminuye de 20 -25% el riesgo de la misma. (21) Por otro lado el aumento en 7.5 mm Hg de la presión diastólica, incrementa de 10 a 20 veces el riesgo de accidente cerebrovascular según lo reflejado por Van den Hoogen en su estudio. (22)

La HTA puede afectar a largo plazo casi todos los órganos y sistemas del organismo. El daño de los riñones producido por la enfermedad (nefropatía hipertensiva) es una causa frecuente de insuficiencia renal crónica y la retinopatía hipertensiva es una causa importante de disminución de la agudeza visual y ceguera en personas adultas con hipertensión arterial. (23)

Con relación a la fuente de obtención de conocimientos sobre hipertensión arterial como se observa en la Tabla 7, 20 pacientes (50.0%) señaló al médico de familia y 12 pacientes (30.0%) señaló la televisión, siendo insuficiente la adquisición de información otras vías.

Estos resultados se deben al trabajo de educación para la salud que desarrolla el médico de la familia en su consultorio ya que es precisamente el profesional de la salud el que tiene mayor contacto con la población y es capaz de interactuar efectivamente con los pacientes logrando cambios en hábitos y estilos de vida nocivos para la salud.

Conclusiones

La aplicación de la intervención educativa propuesta se consideró efectiva ya que cumplió con el objetivo propuesto y se logró incrementar los conocimientos de los pacientes hipertensos sobre su enfermedad.

Anexos – Intervención educativa en pacientes hipertensos

Anexos – Intervención educativa en pacientes hipertensos