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Intervención grupal psicoeducativa dirigida por Enfermería

Intervención grupal psicoeducativa dirigida por Enfermería

La depresión y la ansiedad son dos de los trastornos mentales más frecuentes en nuestra sociedad. Normalmente, provocan una discapacidad importante, sufrimiento y limitaciones a la persona que las padece, llegando a perjudicar su actividad en diversos ámbitos de la vida, tales como la ocupacional y la psicosocial, y están asociadas significativamente a más morbilidad y mortalidad (1).

Intervención grupal psicoeducativa dirigida por Enfermería

Autores: Josefina Serra Prat. Diplomada en Enfermería. Josep Ramón López Olivares. Diplomado en Enfermería.

Instituto catalán de la salud

PALABRAS CLAVE: Intervención grupal psicoeducativa/ Depresión/ Enfermería/ Atención primaria.

RESUMEN:

Hay estudios que demuestran que los programas en formato grupal con el objetivo de educar al paciente para una cognición positiva, evitan los estilos de pensamiento negativo, mejoran las habilidades de solución de problemas, demuestran efectos significativos en la reducción de los síntomas depresivos y en la prevención de los episodios de depresión. En el ámbito del grupo se informa a la vez a varios pacientes sobre su enfermedad, se posibilitan intercambios de experiencias entre ellos, y se crea un espacio de apoyo mutuo.

La participación del personal de Enfermería en el proceso de salud del paciente, la valoración del cumplimiento del tratamiento, el acompañamiento psicológico y el apoyo a la familia es fundamental. Se puede considerar que la Enfermería en la atención primaria es una pieza clave para el sostenimiento, la educación sanitaria, el vínculo terapéutico y el cuidado de los pacientes con depresión.

INTRODUCCIÓN

La depresión y la ansiedad son dos de los trastornos mentales más frecuentes en nuestra sociedad. Normalmente, provocan una discapacidad importante, sufrimiento y limitaciones a las personas que las padecen, llegando a perjudicar su actividad en diversos ámbitos de la vida, tales como la ocupacional y la psicosocial, estando asociadas significativamente a más morbilidad y mortalidad (1).

Estudios epidemiológicos han revelado la alta prevalencia de la depresión. Entre el 9% – 20% de la población estará afectada por una depresión durante su vida (2) y un estudio (Global Burden of Disease [1997]) (3) considera a la depresión como la cuarta enfermedad más importante. La alta prevalencia de los trastornos mentales se relacionan con las transformaciones de nuestra sociedad, la falta de apoyo familiar y social, la soledad, la ruptura de las redes sociales, el aumento de patologías orgánicas crónicas relacionadas con el aumento de la esperanza de vida y el envejecimiento de la población (2,7) .en términos de impacto clínico, social y mental, por la carga que conlleva.

La OMS hace mucho énfasis en la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad mental. Considera la salud mental como un recurso, como un valor por sí misma y como un derecho humano básico que es esencial para el desarrollo social y económico de las personas. La promoción de la salud mental tiene el objetivo de fomentar una salud mental positiva que aumente el bienestar psicológico, la capacidad, la fortaleza emocional, i que cree condiciones y entornos favorables de vida (4).

En la atención primaria, los trastornos depresivos se sitúan en una prevalencia de un 5% a un 9%, en las mujeres, y de un 2% a un 4%, en los hombres; la atención primaria es el ámbito fundamental en la detección y el abordaje de los trastornos depresivos leves,

Según un informe de la OMS, hay estudios que demuestran que los programas en formato grupal con el objetivo de educar al paciente para una cognición positiva evitan los estilos de pensamiento negativo y mejoran las habilidades de solución de problemas, demuestran efectos significativos en la reducción de los síntomas depresivos y en la prevención de los episodios de depresión. La depresión se entiende en el contexto de las circunstancias personales, alejada de las explicaciones que la consideran una «avería” interna, psiquiátrica o psicológica.

Los síntomas se valoran como intentos o esfuerzos fallidos para resolver un problema de la vida. El enfoque de la depresión es más, pues, una situación en la que una persona está, y no el concepto de «enfermedad» que uno tiene en la cabeza. la visión de la persona depresiva cambia; tiene un papel más activo en relación con su problema, ya que puede modificar las condiciones reales que lo originan, y no se la concibe como un sujeto pasivo, receptor de remedios que fomentan que se sienta desvalido y que se instale en el rol de «enfermo».