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Muerte de Vincent van Gogh. Últimas cartas, últimas telas y arma de fuego

Julio: 2 [646]; 3 [T40], 7 [647]1; 10? [648]2, Carta de Jo3 ; 10-12 [649], 10-14 [650]4 ; 14 [T41], (¿? ) “Carta viajera” 5, 22 [T41a]6, 23 [651], [652]7

●6 Julio: El artista se desplaza a París a casa de Theo, encontrándose con Aurier y Toulouse-Lautrec. Regresa esa misma tarde.

●15-18 Julio. Estancia de Theo en Holanda. Se ha dirigido con la familia a Leyden, donde vive su madre. Luego se desplaza a La Haya y a Amberes por asuntos de negocio. Jo con su hijo permanece en Ámsterdam.

● 19 Julio. Theo regresa a París.

● 23 Julio. Asuntos de trabajo obligan a Theo a ir a Amberes y volver a París el mismo día.

●27 Julio. Domingo por la tarde: Vincent se hiere con un disparo de bala en el costado izquierdo. Se avisa al Dr. Gachet.

●28 Julio. Theo recibe la noticia y se traslada a Auvers.

●29 Julio. Vincent muere a la 1,30 de la madrugada, con Theo a su lado.

●30 Julio. El artista es enterrado en Auvers. Al funeral asisten Theo, Gachet, Tanguy, Bernard, Laval, Pissarro y Lauzet, entre otros.

II. Los hechos según testigos presenciales:

Adeline Ravoux (hija del patrón del albergue, Gustave Ravoux):

Como todos los días, por la mañana temprano, Vincent con sus útiles de trabajo partió hacia el campo por la parte del castillo. Al medio día regresó para comer (…) pero volvió a partir. Nada hacía presentir lo que iba a pasar. Nunca se presentaba tarde a la mesa (…) al anochecer nos inquietamos al comprobar que no venía (…)

El día había sido muy caluroso y estábamos tomando el fresco en el portal esperando cerrar. Al cabo de un rato, lo vimos aparecer a lo lejos (…) Andaba a grandes zancadas y tambaleándose (…) mi madre notó que el señor Vincent se cogía el vientre y que parecía cojear. Su chaqueta estaba abrochada. Al acercarse pasó sin saludar. Mi madre le dijo: «señor Vincent estábamos inquietos. ¿Qué le ha pasado?» Apoyándose en la mesa de billar respondió: «¡Oh nada, me he herido!» Franqueó la sala con un par de zancadas y subió penosamente los diecisiete tortuosos escalones que conducían a su habitación, en la buhardilla, cuyas paredes se habían blanqueado con cal, recibiendo la luz del día por una pequeña lumbrera.

Figura 1. Fonda Ravoux y escalera por la que subió Vincent herido de muerte (cortesía del “Institut Van Gogh”©). En la entrada Adeline Ravoux con el pequeño Levert; a la izquierda Gustave Ravoux con su hija menor, Germaine.

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Fonda Ravoux. Muerte de van Gogh

“Me puse en la escalera a escuchar y le oí gemir. Mi madre dijo: «Gustave, sube a ver, creo que el señor Vincent no está bien». Mi padre vio al pintor tendido en la estrecha cama de hierro, vuelto hacia la pared (…) e insistió «¿qué le pasa?» Entonces el señor Vincent se volvió mostrando debajo del pecho un pequeño agujero ensangrentado. Mi padre le preguntó, «pero ¿qué es lo que ha hecho?», y esta vez respondió: «Me he disparado un tiro. Esperemos que no haya fallado».

Había que llamar a un médico. Fuimos a casa del que venía dos veces por semana (…) No estaba. Entonces pensamos en el Dr. Gachet (…) Al llegar éste, dio la impresión de que no conocía al herido. Pidiéndonos la dirección de Theo cuando, al bajar, declaró que no había nada que hacer (…) Mientras mi padre estaba al lado del artista se presentaron dos gendarmes; uno se llamaba Rigaumont. El señor Vincent respondió calmadamente que ésto no importaba a nadie, que era muy libre de hacerlo y no abrió más la boca»(13).

Anton Hirschig (pintor holandés, huésped en la pensión Ravoux):

Carta a Albert Plasschaert (1911): “Entraba por la puerta como una figura oscura al contraluz con la mano presionando el cuerpo: «Buscad un médico. Me he herido en los campos. Me disparé allí con un revólver, caí y luego abrí los ojos. Permanecí allí, pero he sangrado tanto que he venido (…)»

“Lo veo en su cama, en la pequeña buhardilla, bajo un techo de hojalata y un tórrido calor de agosto (?). Por la noche gritaba. Su cama estaba al lado de la habitación donde dormía. «¿Pero es que nadie quiere abrirme el vientre?» No creo que hubiera nadie con él aquella calurosa noche. Nunca he visto otro médico como su amigo, el doctor retirado del ejército. «¡Es tu culpa! ¿por qué tienes que matarte tú mismo?» Sin instrumental médico para ser atendido, permaneció allí acostado hasta que murió” (14).

Theo van Gogh (llegó al lecho de Vincent el lunes, día 28):

Carta de Theo a su mujer Johanna: “Tienes que saber que su vida peligra. Está contento de que haya venido (…) Pobre muchacho, nunca ha tenido mucha felicidad y le queda poca esperanza. Me ha dicho que tú no puedes sospechar la tristeza que hay en la vida. ¡Si