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Necesidades nutricionales en personas de edad avanzada

LA TERCERA EDAD

Los problemas de nutrición de los ancianos pueden ser prevenidos, controlados o tratados, pero los signos de alarma de la malnutrición son, a menudo, pasados por alto. La malnutrición no tratada puede llevar a una espiral de infecciones, mayor desnutrición y muerte. La presencia de malnutrición favorecerá la aparición de enfermedad, que a su vez repercutirá en un estado nutricional deficiente. Esto conduce al establecimiento de un círculo vicioso malnutrición-enfermedad difícil de manejar.

Indicadores mayores:

  • Pérdida de peso de más de 5 kg.
  • Bajo peso/sobrepeso.
  • Albúmina sérica menor de 3,5 g/dl.
  • Cambio en el estado funcional.
  • Ingesta alimentaria inadecuada.
  • Circunferencia muscular del brazo menor del 10° percentil.
  • Pliegue cutáneo tricipital menor del 10° percentil o mayor del 95° percentil.
  • Obesidad
  • Enfermedades relacionadas con la nutrición:
  • Déficit de folato.
  • Déficit de vitamina B12.

Indicadores menores:

  • Deterioro cognitivo.
  • Insuficiencia renal crónica.
  • Poli medicación.
  • Síndromes de malabsorción.
  • Anorexia, náuseas, disfagia.
  • Cambios en el hábito intestinal.
  • Fatiga, apatía, pérdida de memoria.
  • Mal estado oral o dental.
  • Deshidratación.
  • Mala cicatrización de las heridas.
  • Pérdida de grasa subcutánea o de masa muscular.
  • Retención de líquidos.
  • Disminución de hierro, ácido ascórbico o zinc.

El deterioro cognitivo puede ser causado por tantos factores no nutricionales, que es fácil pasar por alto causas nutricionales potenciales, como deshidratación, desequilibrio del potasio, anemia ferropénica y déficit de muchas de las vitaminas hidrosolubles.

La depresión puede llevar en el anciano a la anorexia, causando una espiral de malnutrición y mayor deterioro cognitivo. Los déficits de folato, vitamina B12, tiamina y vitamina C han sido todos ellos relacionados con la pérdida de la capacidad funcional cognitiva que ocurre en el envejecimiento.

Los niveles disminuidos de vitamina B12 en personas muy ancianas son frecuentemente secundarios a la malabsorción provocada por una anemia perniciosa o una gastritis atrófica, ambas frecuentes en este grupo de edad. También, por falta de ingesta de frutas y vegetales en la dieta del anciano, se puede producir un déficit de vitamina C, debido a que las reservas de este nutriente son muy limitadas.

RACIONES DIETÉTICAS Y NECESIDADES NUTRICIONALES DE LOS ANCIANOS

En el momento de planear una dieta, ésta debe ser específica para cada anciano. Es más difícil planear una dieta a un anciano que a una persona joven, ya que los jóvenes son más adaptables, en cambio los ancianos, debido a que han tenido una serie de vivencias personales que han afectado a su forma de ser y tienen unas costumbres alimentarias de toda la vida. Siempre que no existan enfermedades concomitantes que lo desaconsejen, se deben respetar los gustos y hábitos alimentarios.

Un problema que puede plantearse en los ancianos es la dificultad de masticar, por lo que muchas veces pierden el apetito y todo ello puede llevar a una mala alimentación. Igualmente ocurre en las personas que viven solas y que tienen dificultades para cocinar. En estos casos sí que son útiles los suplementos dietéticos en forma líquida, ya que llevan los nutrientes necesarios para una dieta correcta.

  • Necesidades calóricas:

A partir de una cierta edad las personas empiezan a tener sobrepeso, sobre todo las mujeres. Esto se debe a la disminución de las necesidades calóricas. Si la persona afectada no reduce su ingesta en la dieta, empezará a almacenar grasa, debido a que ingiere muchas más calorías de las que en realidad consume. Este acúmulo de grasa, viene acompañado de una disminución en la actividad física.

Al reducir la ingesta diaria se debe evitar los alimentos calóricos, como son el azúcar, los pasteles, bollería, etc. Se debe optar por una comida «sana» y poco calórica, que aporte los requerimientos necesarios, como son proteínas, vitaminas y minerales. Estos consejos no son nada fáciles de seguir, y más en personas que han ido creando un hábito diario durante toda la vida. Una buena manera de conseguirlo es hacerlo paulatinamente, y sustituir productos calóricos por sus equivalentes «bajos en calorías». También es importante cocinar con ingredientes hipocalóricos.

  • Ración necesaria de proteínas:

La cantidad necesaria a ingerir es la misma que en adultos jóvenes. El problema reside en aquellas personas que por dificultad en masticar u otros problemas, no son capaces de ingerir alimentos proteínicos como la carne, por lo que su consumo de proteínas es inferior a lo necesario. Se puede optar por la preparación de platos de fácil masticación, como las hamburguesas, albóndigas, croquetas y similares y también se pueden sustituir productos cárnicos por otros de más fácil masticación como el pescado u otros también blandos, ricos en proteínas como la leche, los huevos y el queso.

Hay que asegurar el aporte adecuado sobre todo en los portadores de enfermedades crónicas y en los ancianos que viven solos., Los estados carenciales pueden causar trastornos como: alteraciones cutáneas, edemas, fatiga, etc., que pueden empeorar o alterar el estado de salud del anciano.

  • Requerimientos de carbohidratos:

Un aporte de hasta 200 gramos diarios es bien tolerado por el anciano. La disminución de la tolerancia a la glucosa aconseja dietas con alto contenido en carbohidratos complejos y fibra (cereales integrales y verdura), hay que evitar el consumo excesivo de sacarosa y de lactosa, si hay intolerancia.

  • Requerimientos lipídicos:

No es aconsejable reducir el aporte de grasa en la dieta. Se debe elegir aquellos alimentos que aportan ácidos grasos mono insaturados (aceite de oliva y vegetales en general), para asegurar el aporte de vitaminas liposolubles. Este tipo de grasa se encuentra en mayor proporción en productos como el aceite de oliva.

  • Necesidades de vitaminas y minerales:

Las alteraciones digestivas diversas, la existencia de enfermedades y la poli medicación, hace recomendable, un incremento en la ingesta de muchos de estos nutrientes.

Las necesidades de hierro empiezan a disminuir en mujeres a partir de la menopausia. En las mujeres post-menopaúsicas, este problema desaparece, por lo que los requerimientos diarios de hierro normalmente disminuyen. Sin embargo, se pueden presentar anemias por deficiencia de hierro, ácido fólico o vitamina B12, si la alimentación no aporta la cantidad suficiente de estos elementos y también en casos de pérdidas hemáticas crónicas o