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Un niño con parálisis cerebral

aparición (Al final del artículo).

El conocimiento de dichos factores es importante porque algunos de ellos se pueden prevenir como la prematuridad, el control adecuado de la gestación, el tratamiento óptimo durante el periodo perinatal, etc., y facilitan la detección precoz y el seguimiento de los niños con riesgo de presentar parálisis cerebral.

TIPOS (1-2, 4-5, 12, 16-18, 20, 22, 24).

La parálisis cerebral es clasificada bajo tres criterios. La primera clasificación, según el tipo motor de afectación:

  • parálisis cerebral espástica (la corteza cerebral no funciona correctamente): afecta del 70 al 80% de los pacientes, hipertonía e hiperreflexia acompañada de un elevado grado de rigidez muscular (espasticidad), que provoca movimientos exagerados y poco coordinados o armoniosos. Se pueden presentar ataques epilépticos con frecuencia y también tienen problemas de percepción, con posible pérdida sensorial y posibles alteraciones en la caja torácica.
  • parálisis cerebral atetósica-distónica (la parte central del cerebro no funciona adecuadamente): afecta del 10% al 20% de los casos y se caracteriza por dificultad para controlar el tono muscular, movimientos lentos involuntarios.
  • parálisis cerebral atáxica (el cerebelo es la parte afectada): presente del 5% al 10% de los pacientes, movimientos voluntarios torpes o con fallos de coordinación que provocan alteraciones en el equilibrio, es frecuente la hipotonía.
  • parálisis cerebral mixta: supone el 10% de los casos, en la cual se mezclan los síntomas de los tres tipos anteriores.

Otra clasificación es según la topografía corporal afectada, se distinguen las siguientes formas:

  • Cuadriplejia: están afectados los cuatro miembros.
  • Tetraplejia: afectación global incluyendo tronco y las cuatro extremidades (predominio de afectación en miembros superiores).
  • Triplejia: afecta a tres miembros (a los dos inferiores y a uno superior).
  • Diplejía: afecta a las cuatro extremidades (predominio en extremidades inferiores).
  • Hemiplejia: afecta a la mitad del cuerpo (hemicuerpo), con algo más de intensidad al miembro superior.
  • Paraplejia: afecta a los miembros inferiores.
  • Monoplejia: afecta a un solo miembro (brazo o pierna), este caso es poco común.

Y por último, según el grado de afectación de la función motora:

  • parálisis cerebral leve: el niño es independiente dentro de sus limitaciones físicas.
  • parálisis cerebral moderada: el niño necesita ayuda para realizar las actividades de la vida diaria (AVD).
  • parálisis cerebral grave: cuando el niño es totalmente dependiente.

ANOMALÍAS ASOCIADAS (1, 5, 12, 16-18, 22).

Los niños con parálisis cerebral tienen con frecuencia ciertos trastornos asociados cuya gravedad es igual o mayor a la del déficit motor y debido a las dificultades motoras asociadas, estas anomalías no se reconocen fácilmente. Se ha demostrado que los niños que presentan anomalías en los estudios de neuroimagen tienen más posibilidades de tener uno o varios déficits.

Los trastornos asociados que tienen con más frecuencia los niños afectados de parálisis cerebral:

  • Retraso mental (52% de los casos): tanto la función cognitiva como la neuropsicológica suelen estar afectadas. Parece ser que existe una clara relación entre el tipo de parálisis cerebral y la intensidad de la afectación cognitiva: los niños con cuadriplejia espástica tienen una mayor afectación mental que aquellos que presentan hemiplejia espástica. Por otra parte, los niños con diplejía espástica o discinética tiene una menor incidencia de retraso mental.
  • Crisis epilépticas (45% de los casos): La prevalencia de la epilepsia también varía dependiendo del tipo de parálisis cerebral que presente el niño: es más alta en las formas de cuadriplejia o hemiplejia espástica, y menor en la diplejia o en la forma atáxica. Las crisis parciales complejas son muy difíciles de observar en las parálisis cerebral de tipo discinético.
  • Afectación oftalmológica (28% de los casos): son muy frecuentes las alteraciones de la motilidad ocular. Hay un aumento de la presencia de estrabismo, ambliopía, nistagmo, defectos de refracción y atrofia óptica.
  • Afectaciones de las distintas funciones oromotoras (38% de los casos): es posible que los niños con parálisis cerebral no sean capaces de desarrollar las aptitudes lingüísticas necesarias para adquirir patrones del lenguaje más complejos, debido a la afectación limitada de su motilidad. Además pueden presentar dificultades en la alimentación, disfunción al tragar o babeo, que pueden tener consecuencias negativas sobre la respiración, la nutrición, el crecimiento y la autoestima.
  • Trastornos de la audición (12% de los casos): son menos frecuentes que los trastornos anteriores y suelen relacionarse con un bajo peso al nacer, la meningitis neonatal, la hipoxia-isquemia grave y el querníctero o ictericia nuclearo encefalopatía neonatal bilirrubínica. Su detección se realiza de forma tardía (alrededor de los 3 años), por lo que será necesario realizar guías de cribado audiométrico neonatal.

DIAGNÓSTICO (8, 12, 15-16, 22).

El diagnóstico es fundamentalmente clínico (historia clínica detallada y exploración física), en base a los signos y síntomas que indican alteración en el desarrollo psicomotor. Es muy importante un diagnóstico temprano, ya que tras él se iniciará una larga rehabilitación y educación especial, con la prestación de importantes servicios médicos y sociales.

Para diagnosticar la parálisis cerebral, siempre será necesaria la presencia de un déficit motor, que en muchas ocasiones viene expresado por la constatación de que el niño no alcanza las etapas madurativas motoras correspondientes a su edad cronológica.

Ver tabla nº 2: Signos precoces de la parálisis cerebral (Al final del artículo).

Es importante buscar su origen e investigar un diagnóstico etiológico, para ello hay que basarse en pruebas complementarias que incluyen estudios de neuroimagen (TAC, RMN y ecografía, etc.). Por otra parte hay que descartar enfermedades neurodegenerativas y metabólicas, igual que enfermedades neuromusculares con el fin de efectuar un diagnóstico diferencial con otras patologías que cursan con la misma clínica que la parálisis cerebral.

Ver tabla nº 3 y nº 4: Características motoras comunes a todos tipos de parálisis cerebral y algoritmo del diagnóstico etiológico de la parálisis cerebral (Al final del artículo).

TRATAMIENTO (1,3, 5, 8-9, 11, 12, 15-17, 21-22).

El tratamiento debe ser integral, planificado y coordinado, llevado a cabo por un equipo multidisciplinar de profesionales: neurólogo infantil, pediatra, rehabilitador, fisioterapeuta, enfermero, traumatólogo, logopeda, psicólogo, terapeuta ocupacional, pedagogo, equipo de Atención Temprana, educadores, asistente social, etc., y en contacto muy directo con los padres.

Se debe llevar a cabo una atención especializada, temprana e intensiva durante los primeros años y un tratamiento de mantenimiento posterior. El tratamiento debe de ser individualizado, en función de la situación en que se encuentra el niño (edad, afectación motriz, capacidades cognitivas, patología asociada), teniendo en cuenta el entorno familiar, social, escolar.

Las opciones actuales de tratamiento van a variar con los distintos estadios evolutivos y con la edad, y comprenden la observación, la fisioterapia, dispositivos más o menos complejos de ortopedia, fármacos administrados por vía oral, medicación parenteral y cirugía. No obstante, existen varias