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La parasitosis intestinal, su prevalencia y factores de riesgo en escolares de la provincia Manabí

Se puede concluir, de acuerdo a lo anterior, que existe una alta prevalencia de parasitosis intestinal, se presentan en mayor número las que corresponden a protozoarios como la Entamoeba histolytica, la Giardia lamblia y en un grado considerablemente menor, las Tricomonas hominis seguido de Áscaris lumbricoides. En Este estudio se presume que el predominio de la Giardiasis pudiera estar determinado por su infección en las primeras edades de los niños ya que es un protozoario flagelado que se contagia con mayor frecuencia en guarderías y jardines de infancia debido a la predisposición de los infantes a ingerir alimentos o líquidos contaminados.

Definitivamente, entre los factores de riesgo que más se destacan están el hacinamiento, la falta de aseo, la escasa práctica de buenos hábitos higiénicos y el desconocimiento sobre estas afecciones y su prevención, el tratamiento del agua de consumo y el hábito de comer en la calle son entre otros, aspectos que han de tenerse en cuenta.

Debe educarse a la población sobre la tenencia de mascotas, su control de salud y desparasitación, así como la disposición de sus excretas.

Se sugiere realizar acciones intensas de sensibilización en el ámbito familiar y comunitario sobre educación y buenas prácticas de higiene. Implementar capacitaciones a la población, a través de charlas, videos sobre cómo evitar esta enfermedad. Motivar a través de un escenario comunitario y proponer alternativas de eliminación de la parasitosis y cuidado de los niños en los Centros educativos. Estimular a las autoridades de salud para la realización de campañas antiparasitarias y de los beneficios que éstos traen a la población escolar, con el fin de que adopten estilos de vida saludables.

DISCUSIÓN

Los resultados muestran una prevalencia de parasitosis intestinales de 55%, la cual se encuentra entre los rangos de las cifras obtenidas en diversos estudios realizados tanto en niños como en la población general de Ecuador, registradas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.

Con relación al sexo o grupos etarios de los parasitados, no hubo diferencias estadísticamente significativas, coincidiendo con otros estudios sobre parasitosis intestinales realizados en el país. (4)

En general, se observa mayor presencia del monoparasitismo, lo cual indica que, a pesar del número de especies parasitarias encontradas, el grado de parasitosis según número de especies no es tan alto. Ello contrasta con estudios realizados donde resultó más común el poliparasitismo. Posiblemente la homogeneidad de la población evaluada pueda explicar esta diferencia, considerando que los requisitos en cuanto a términos de salud profiláctica, aunque de forma irregular, contribuyen a disminuir las cifras de poliparasitismo. De cualquier manera, todo lo anterior debe llamar a la reflexión de los responsables de estos menores ya que presentan elevadas tasas de infección por parásitos intestinales.

De acuerdo a las entrevistas y conversaciones con docentes, médicos y padres de familia se deduce que esporádicamente, según el caso, se realizan evaluaciones médicas orientadas a la desparasitación, no pudiendo precisar si los estudiantes habían recibido medicamentos antiparasitarios específicos.

El 93% de los casos de parásitos detectados era debido a infecciones por protozoarios lo cual contrasta con la escasa o nula presencia de síntomas clínicos, que son frecuentes en estas etiologías, no comportándose así las parasitosis por helmintos.

Es importante considerar la escasez de programas de desparasitación, que es una parte de las medidas de control; así como las variables socio-sanitarias y el saneamiento ambiental, ya que, si no se mejoran, no se logrará disminuir el problema. Si la persona permanece en el área endémica, sometido a las mismas condiciones epidemiológicas deficitarias, aun recibiendo tratamiento, en cuestión de varios meses estará infectado nuevamente.

Los helmintos tuvieron una prevalencia baja, pero debemos destacar que este tipo de parásito puede estar relacionado con las condiciones desfavorables del suelo y del medio, y con la acción selectiva de la lluvia, que transporta y concentra los huevos en lugares propicios para su sobrevivencia y trasmisión. “Algunos de los helmintos que se pueden encontrar de forma endémica en el Ecuador son Ascaris lumbricoides, Trichuris trichiura (Tricocéfalo), Ancylostoma duodenale y el Necátor americano. Son parásitos que se introducen al organismo humano desde el suelo a través de la piel y son hematófagos”.

Según Daniel Peplow en Parásitos intestinales en la población de varias regiones de Ecuador: Estudio estadístico. La forma adulta de este tipo de parásito se adhiere a la mucosa del intestino delgado, lo que produce rotura de capilares y arteriolas, pérdida de sangre y anemia ferropénica; esta última se agudiza con el poliparasitismo teniendo importante repercusión en los organismos afectados. (5) (6)

El contacto de los niños con perros callejeros o no desparasitados, puede ocasionar enfermedades, provocando lesiones muy serias. Los seres humanos se infectan cuando ingieren accidentalmente los huevos, acariciando o jugando con los cachorros de menos de 30 días, pero principalmente tocando el terreno infectado (jardines, huertas, parques públicos). Los huevos se adhieren a las manos y, si son ingeridos, dan lugar a unas larvas que pueden migrar a distintos órganos, conocido como Síndrome de larva migrans visceral que suele cursar de manera asintomática o presentar un cuadro clínico inespecífica y también puede ocasionar la Toxocarosis ocular.

Los niños son los más expuestos al estar en contacto con excrementos contaminados en sus propios hogares o lugares públicos, al jugar con tierra, no lavarse las manos, morderse las uñas o comer frutas y verduras, sin desinfectar, que crecen a ras del suelo. También el contagio se produce a través de besos a las mascotas. La recomendación es una tenencia responsable y, sobre todo, educación a los niños en el cuidado de sus animales desde pequeños. Estos deben ser controladas de por vida, con exámenes de heces o visitas al veterinario al menos dos veces al año. Existe el falso concepto de que los perros se desparasitan sólo cuando son cachorros, pero en realidad están siempre expuestos. Aquellos que salen de paseo, tendrán mayores probabilidades de volver a albergar algún parásito.

Teniendo en cuenta el riesgo de afectación latente, es necesario realizar campañas de concientización y promoción de salud, es decir, educación sanitaria para la comunidad lo cual sería relativamente fácil a nivel institucional. Sin embargo, hay otros factores como las mejoras de la calidad de vida y saneamiento de las comunidades donde viven los niños que es mucho más difícil de solucionar por el número de personas que determinan los resultados teniendo un bajo nivel de conocimientos epidemiológicos.

Se insiste en recomendar la realización de campañas regulares de diagnóstico coproparasitario, junto con las medidas de educación sanitaria ya que con ello se puede disminuir la incidencia del problema.

Anexos – La parasitosis intestinal, su prevalencia y factores de riesgo en escolares

 

Anexos – La parasitosis intestinal, su prevalencia y factores de riesgo en escolares

BIBLIOGRAFÍA

  1. Devera R, Ortega N, Suárez M. Parásitos Intestinales en la población del Instituto Nacional del Menor, Ciudad bolívar, Venezuela. Revista de la Sociedad Venezolana de Microbiología. 2007; XXVII(1).
  2. Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, INEC. INEC. [Online].; 2015 [cited 2016 Diciembre. Available from: http://www.ecuadorencifras.gob.ec/documentos/web-inec/Bibliotecas/Compendio/Compendio-2015/Compendio.pdf.
  3. Dirección de Normalización del Sistema Nacional de Salud. Normas y Procedimientos para la atención integral de salud a adolescentes. 2009. https://es.scribd.com/doc/75990028/Normas-y-Procedimientos-de-Atencion-Integral-de-Salud-a-Adolescentes-2009.
  4. Serpa Andrade CA. Prevalencia de Parasitismo intestinal en los niños de la esciela José María Astudillo de la parroquia Sinincay, 2014. Panorama Médico. 2014 Julio; VIII(1).
  5. Murray P, Rosenthal S, Pfaüer M. Manual de Microbiología. Quinta ed. Madrid: Elsevier; 2006.
  6. Fonseca-Aizpuru E, García-Piney E, Nuño-Mateo F, Sánchez González V. Varón con anemia ferropénica severa por uncinariasis Madrid; 2006.
  7. Medicina y Prevención. [Online]. [cited 2016 Diciembre. Available from: http://www.medicinayprevencion.com/enfermedad/parasitosis-intestinal.html.
  8. Botero D, Restrepo M. Parasitosis Humanas. Quinta ed. Medellín: CIB Corporación para Investigaciones Biológicas; 2012.
  9. Jacinto E, Aponte E, Arrunátegui-Correa V. Prevalancia de Parásitos Intestinales en niños de diferentes niveles de educación del distrito de San Marcos, Ancash, Perú. Revista Médica Herediana. 2012 Oct/Dic.; XXIII(4).