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Participación comunitaria, estilos de vida y enfermedad mental

la verticalidad institucional, e involucra de manera integral a los individuos y comunidades a través del diálogo y la problematización, lo que lleva, tanto a los miembros de las instituciones como a los de los grupos sociales, a detectar y reconocer sus principales problemas y necesidades; así como los recursos materiales y humanos con los que cuenta para la resolución de los mismos, adquiriendo compromisos y responsabilidades que se traducen en tareas específicas y en un alto sentido de pertenencia y unidad.

Es posible afirmar que la Salud depende de todos sus componentes y se encuentra históricamente determinada e íntimamente ligada a las condiciones de existencia, estilos de vida y de convivencia, en relación inclusiva con la colectividad a que se pertenece. La relación de reciprocidad también hace que los conflictos que afectan a una sociedad determinada incidan, generando específicas formas de padecimientos que, al igual que los “síntomas”, expresan ese malestar y son a la vez una demanda implícita que llama a dar respuesta.

La percepción social de la enfermedad mental está sesgada por el desconocimiento y la desinformación, e influye en el aislamiento de las personas que la padecen, haciéndoles creer que su enfermedad es una losa demasiado pesada de la que no podrán sobreponerse, y poniendo barreras a su recuperación.

El silencio que rodea a cualquier problema de salud mental forma parte del problema. Las enfermedades mentales están silenciadas, ausentes e invisibles. Están muy cercanas pese a que siguen siendo grandes desconocidas para la sociedad. La realidad es que una de cada cuatro personas padece una enfermedad mental a lo largo de su vida, y eso son muchas personas. Puede ser una amiga, un novio, un padre, una hermana o un compañero de trabajo. Es por ello, que la comunidad a través de sus miembros, incluyendo los grupos de familias, deben integrarse para forma parte del continuo en la vida de los enfermos mentales. No obstante la integración con las autoridades sanitarias para mejorar la calidad de vida de los habitantes.

La comprensión de los estilos de vida y la participación comunitaria, se considera como elemento clave en la búsqueda de calidad de vida a través de los estilos de vida que tenga la persona, hay que considerar la percepción que, desde los estilos de vida, tenga los miembros de la comunidad, ya que las interpretaciones que los individuos puedan dar a la enfermedad mental y algunos de los trastornos presente en alguna persona, va a contribuir para que la participación comunitaria sea efectiva o no, digo efectiva, si los miembros de una comunidad puedan comprender que existe un problema de salud mental en alguna persona y estos puedan ser interpretados por todos los habitantes de esa comunidad y desarrollen alternativas para que los individuos tengan unos estilos de vida acorde con su situación de salud.

Las autoridades políticas y sanitarias han identificado el problema de las personas con enfermedad mental, en el afrontamiento de su recuperación. Y su intervención se está convirtiendo en objetivo prioritario de intervención institucional; de la Organización Mundial de la Salud, de la Unión Europea, del Ministerio del poder popular para la salud, que establecen la necesidad de una mejor concienciación de la población respecto a las enfermedades mentales y su posible tratamiento, así como el fomento de la integración de las personas afectadas mediante acciones de sensibilización.

Debemos tener en cuenta que, la solidaridad es la tendencia natural del hombre que lo hace vincularse a otros hombres siendo corresponsables del bien común. La solidaridad es un valor por medio del cual se logra la promoción de la capacidad de relacionarse significativamente, de modo que la convivencia sea el mejor ámbito posible para el desarrollo de todos y cada uno.

El ser solidario le permite a la persona darse cuenta de que existen unos más iguales que otros y que en la medida de su inteligencia y su libertad tiene la oportunidad de trabajar por un cambio social que tenga como consecuencia una convivencia de amor y justicia. Si se considera la solidaridad como un dinamismo propio del hombre; esta característica no es simple benevolencia, sino compromiso de cambio social y personal, pues se convierte en una parte fundamental del crecimiento personal, no como consecuencia, sino como condición.

La participación comunitaria activa es el resultado de interacciones humanas en un ambiente de aceptación incondicional, empatía y congruencia; la participación de los involucrados deja de ser pasiva, para ser transformadora y consciente; es más, esta participación, al cimentarse en una verdadera reflexión de los problemas y necesidades comunitarias, y en un compromiso personal de solidaridad y cooperación, rebasa las metas institucionales y comunitarias, humanizando los programas y actividades.

Es indudable dar cuenta de que entre más significativas, trascendentes y cálidas sean las relaciones interpersonales, mayor será la apertura y confianza para buscar el bienestar comunitario, no sólo con base en normas y dogmas asistenciales, sino como consecuencia del auto conocimiento, creatividad y libertad que se vive de manera personal y de grupo. La participación que surge con estas características evita el paternalismo, el autoritarismo y la verticalidad institucional, e involucra de manera integral a los individuos y comunidades a través del diálogo y la problematización, lo que lleva, tanto a los miembros de las instituciones como a los de los grupos sociales, a detectar y reconocer sus principales problemas y necesidades; así como los recursos materiales y humanos con los que cuenta para la resolución de los mismos, adquiriendo compromisos y responsabilidades que se traducen en tareas específicas y en un alto sentido de pertenencia y unidad.

Es por ello muy importante que quienes contribuyen al proceso de desarrollo comunitario a través de la promoción de una participación, como se ha venido describiendo, conserven la motivación y el interés todo el tiempo que dura el proceso, no sólo al inicio o en el momento de crisis; la presencia de un liderazgo dinámico y entusiasta que facilite el desarrollo de la solidaridad, la cooperación y la creatividad es particularmente importante y necesario.

La participación comunitaria es imprescindible para conseguir mejoras en la salud de aquellas personas vinculadas en ese proceso. Se hace necesario el conocimiento de los aspectos fundamentales que están vinculados con la participación comunitaria para permitir que esta sea efectiva y cumpla sus objetivos. Estudiar y concientizar la salud como estado de bienestar físico, mental y social nos permite comprender los elementos que en ella intervienen, el papel que la comunidad puede desempeñar en esta y dar explicaciones al fenómeno de la participación comunitaria. También es importante conocer las estrategias fundamentales del sector salud, su posición frente a la participación y la relación de esta con diferentes concepciones de Salud Pública para explicar el proceso de participación comunitaria y el desarrollo de la salud.