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Patologías glandulares bucomaxilofaciales – Parte 2

Clasificación Tumores de Glándulas Salivares

T0: No evidencia de tumor primario

T1: Tumor de 0-2 cm.

T2: Tumor de 2-4 cm.

T3: Tumor de 4-6 cm.

T4: Tumor   >   6  cm.

Nx: Desconocimiento de adenopatías

N0: Adenopatías ausentes

N1: Adenopatías palpables

Mx: Desconocimiento de metástasis a distancia

M0: Ausencia de metástasis a distancia

M1: Metástasis a distancia

(Las categorías se pueden subdividir en

  1. a) No extensión local
  2. b) extensión local. Se define como extensión local: la evidencia clínica de invasión de piel, tejidos blandos, hueso o nervios.)

Estadiaje tumores de glándulas salivares

ESTADIO   I: T1-2 / N0 / M0

ESTADIO  II: T3 / N0 / M0

ESTADIO III: T1-2 / N1 / M0  –  T4 / N0 / M0

ESTADIO IV: T3-4 / N1 / M0  –  T1-4 / N0-1 / M1

Consideraciones importantes.

Ante toda masa palpable, localizada en la región de las glándulas salivares mayores se debe descartar una etiología tumoral, analizando si se trata de un tumor benigno o maligno. Existen ciertos criterios que permiten diferenciar la benignidad o no de la lesión, siendo esenciales para un buen diagnóstico tanto la historia clínica como la exploración física del paciente. La mayor parte de los tumores se presentan de manera asintomática. Como guía orientativa nos pueden servir las siguientes características clínicas: (13-43)

Características benignos – malignos:

  • Duración Larga – Breve
  • Crecimiento: Lento – Rápido
  • Tamaño: Grande – Más pequeño
  • Dolor: Ausente – Presente
  • Parálisis Facial: Ausente – Presente
  • Consistencia: Gomosa – Pétrea
  • Adherencias: Móviles – Fijas
  • Adenopatías: Ausentes – Presentes

En la anamnesis se debe preguntar el tiempo de evolución de la lesión, antecedentes traumáticos, infecciones (parotiditis), dolor en reposo y dificultad para abrir y cerrar la boca. A pesar de presentarse en su gran mayoría de manera asintomática, los tumores de glándulas menores pueden provocar síntomas faríngeos o laringofaríngeos. Aquellos de la glándula. Parótida que afectan al lóbulo profundo, pueden alterar la deglución o incluso el habla, siendo esto menos frecuente y orientándonos a la existencia de una gran masa. La presencia de dolor se aprecia con mucha mayor frecuencia en los de estirpe maligna, llegando a duplicar el porcentaje de mortalidad, aunque también es posible en algunos benignos del lóbulo profundo que afectan a la región mastoidea. Si al dolor se le asocia trismus, puede llevar a confusión con una disfunción dolorosa de la articulación temporomandibular. La presencia de parálisis facial (característica de tumores muy agresivos, neurogénicos o en aquellos que invaden perineuralmente, como el Carcinoma Adenoide Quístico), ensombrece el pronóstico, detectándose metástasis hasta en un 60% de los casos. (13-43)

Ante una masa de estirpe benigna, la presencia de un rápido crecimiento en su evolución, deberá hacernos pensar en una posible transformación maligna. (13-43)

En la exploración física del paciente se debe observar las características de la tumoración (que suele ser un hallazgo casual asintomático), su localización, temperatura, fijación a piel o a planos profundos, ulceración de piel, mucosa oral, o ambas. Se debe valorar el Conducto. de Stenon si se evidencia contenido purulento en su salida, lo que sugerirá una etiología infecciosa más que neoplásica. (13-43)

La presencia de abultamientos en la zona amigdalina y palatina, obliga a realizar una palpación bimanual intra y extraoral del espacio parafaríngeo. Valorar el conducto auditivo externo, examinar cada una de las ramas del nervio facial y palpar el cuello en busca de adenopatías sospechosas son otras exploraciones que no deben quedar excluidas. (13-43)

La palpación nos conduce a localizar el origen masetérico, condíleo, o del ángulo mandibular, así como diferenciar la situación intra o extraglandular de la lesión. En este último caso, deberá descartarse un origen metastásico de la misma, explorando correctamente cabeza y cuello, siendo el Carcinoma Epidermoide y el Melanoma los más habituales. (13-43)

La clínica más frecuente será encontrar una masa única, móvil, de consistencia firme y de crecimiento lentamente progresivo. La presencia de una movilidad limitada suele ser reflejo de la naturaleza infiltrante de la lesión. La bilateralidad, multiplicidad y/o sincronismo suele ser excepcional, siendo más frecuente en el Tumor de Warthin. (13-43)

Diagnóstico

Además de la historia clínica y exploración física existen numerosas pruebas complementarias que nos ayudarán a enfocar el diagnóstico correcto, tales como ecografías, gammagrafías, punciones, escintigrafías, sialografías, resonancias magnéticas, tomografías etc., sin embargo, el diagnóstico definitivo deberá confirmarse por biopsia. La punción-aspiración con aguja fina (PAAF) es muy discutida. Algunos autores la contraindican por el riesgo de diseminación tumoral, sin embargo, otros estudios demuestran la ausencia de recidiva tras realizar dicho procedimiento. Puede servir en el diagnóstico del Carcinoma Escamoso y tumor de Warthin, pero en otros tumores se han detectado numerosos errores. La sensibilidad de este procedimiento en la detección de tumores malignos oscila entre el 58-96% y la especificidad entre el 71-88%. Lo mismo sucede con la biopsia intraoperatoria por congelación, que aún presentando mejores parámetros que la punción-aspiración con aguja fina (PAAF), no llega a ser definitiva, estando muy supeditada a la experiencia del patólogo que la realiza. (13-43)

Tumores malignos

Carcinoma mucoepidermoide

Es el tumor maligno más frecuente de las glándulas salivares mayores constituyendo en torno al 30-34% de todos los carcinomas de