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Reflexiones sobre el significado de las perforaciones corporales en adolescentes postmodernos

aquello que se ajusta a la norma, y la norma es la pauta que rige la conducta, es decir la delimitación de las acciones de los cuerpos . La importancia de las formas de reconocimiento y de la apariencia está en que estos grupos se definen por separación de lo normal, expresan de modo más o menos consciente un rechazo por el modo de vida tradicional: rebeldía estética; así, los atuendos y las apariencias constituyen índices de extrañamiento y separación: exhiben notoriamente la lejanía entre el grupo y la sociedad convencional. El atuendo entonces, nos dice sobre el grado de identificación con el grupo y el nivel jerárquico alcanzado dentro del grupo. (13)

En este orden de ideas, vemos al tatuaje en nuestra sociedad actual, como un fenómeno trasgresor, de diferenciación y rebeldía, elemento de desintegración; sin embargo, paralelamente y al mismo tiempo, es un fenómeno de integración.

Contradictoriamente, esta práctica nos diferencia de unos porque a su vez automáticamente nos asemeja a otros, crea un “nosotros” diferente a unos “otros”. Es activador entonces, de sentimientos de pertenencia, parece ser así, que ha recobrado aquella significancia que le dio origen al mismo: nuevamente podemos ver al tatuaje como un elemento de integración Así como la marca estigmatiza, también es símbolo de reconocimiento a partir del código que emerge de la cultura del propio grupo de pertenencia del joven, que le estaría atribuyendo la capacidad de haber superado el miedo al dolor físico. Los tatuajes tienen una ambigua cualidad: son signos de inclusión en determinado grupo y de exclusión del mundo social más amplio, abre determinadas puertas pero cierra otras (14).

La construcción de la identidad, implica un estatus relacional: necesitan de los otros para construir su propia identidad, por oposición a los “otros” y por identificación con un “nosotros”. El enfrentamiento con lo externo es una manera eficaz de mantener la cohesión grupal interna. “Consiste en términos simbólicos, en el establecimiento de un círculo, claramente delineado, que aúna a los que están dentro y separa a los que quedan fuera de él. Crean pues, dos identidades, la propia y la ajena”. A través del tatuaje, los jóvenes encontraron una nueva vía de expresión identitaria, un modo de alejarse de la normalidad que no les satisface. Es, en este sentido, que resurgen expresiones y comportamientos fuertemente expresivos y autoafirmativos, por medio de la exageración de señas como elementos identificativos y de cohesión del grupo. Los cuerpos elaboran identidad porque son formas de representarse en el espacio social, y el tatuaje, como marca de identidad, equivale a un símbolo de pertenencia social. (10)

Desde esta perspectiva, el tatuaje pierde su carácter de trasgresor dentro del sector de la sociedad que ha adoptado esta práctica como un modo de diferenciarse de los demás; y es dentro de este contexto, que el tatuaje pasa a ser parte de un nuevo orden simbólico dominante, o dicho en palabras de Dick Hebdige (en Ganter 2005) la subversión es seguida por la integración. En ese sentido, el autor plantea que “los estilos subculturales juveniles pueden comenzar por lanzar desafíos simbólicos, pero deben terminar inevitablemente por establecer un conjunto de convenciones; por crear nuevas mercancías, nuevas industrias, y por rejuvenecer a las viejas” (15).

En relación a las recientes evoluciones que ha tenido el tatuaje, se puede afirmar que su arranque inicial, en el marco de las culturas urbanas, es decir, su fase instituyente, se asocia fuertemente con la emergencia, proliferación y desarrollo de las culturas juveniles y grupos de jóvenes que “militaban” al interior de determinadas escenas culturales subterráneas, y que principalmente predominaron con fuerza a finales de los años 70’ y principio de los 80’ en nuestro país. Más tarde, durante los años 90’ con todo el auge de la mediatización y con el consecuente combustionamiento de estilos y corrientes juveniles susceptibles de ser rentabilizadas por el mercado de las imágenes y los servicios, se fue transformando en una industria naciente, volviendo a irrumpir con bastante fuerza en la actualidad.

Por otra parte, en lo referido a otras prácticas juveniles emparentadas con el tatuaje, en el sentido de las intervenciones corporales, se puede apreciar una fuerte presencia en nuestro país de las llamadas perforaciones, piercings, y en menor medida de las escarificaciones.

Consideraciones finales

Para los jóvenes del siglo XXI las aplicaciones corporales como tatuajes, implantes y piercings conforman una nueva manera de comunicarse. Los profesionales de la salud quizás veamos esta práctica de moda como un problema por los riesgos de salud que implican y para algunos profesionales de salud mental quizás sea considerada destructora de la identidad.

Desde las múltiples perspectivas a partir de las cuales se han analizado estas prácticas de perforaciones corporales en los/as adolescentes se considera que en relación a las motivaciones y significados que activan y fomentan la práctica de los tatuajes y perforaciones entre los jóvenes, existen variadas interpretaciones que van desde la posibilidad de experimentación con una situación diferente; el simple deseo de decorar el cuerpo, embellecerlo, distinguirlo y exhibirlo; la adhesión identitaria a determinadas tribus urbanas como punks, góticos, hip-hop, etc.; en otros adolescentes, significan simplemente esa búsqueda de su propia identidad, tarea evolutiva más importante de esta etapa, y, en estos casos una modificación corporal no es más que una marca de identidad que equivale a un símbolo de pertenencia social o grupal.

 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Lipovetsky, Gilles. La Era del Vacío: Ensayos sobre el Individualismo Contemporáneo. Ed. Anagrama. Decimotercera edición, diciembre de 2000.
  2. Dulanto, Enrique. El adolescente. Editorial interamericana. México. 2000.
  3. Muñoz, Germán. Seminario Internacional «Políticas de Juventud: Un Enfoque desde la comunicación y la cultura».
  4. Pérez. Maria; Tatuajes y perforaciones en adolescentes. Rev Méd Chile 2006; Ver enhttp://www.scielo.cl/pdf/rmc/v134n10/art18.pdf
  5. Deleuze, Gilles. «Posdata sobre las sociedades de control». Ver en: http://www.hipersociologia.org.ar/biblioteca/textos/index.htm
  6. Castrillon, Eulalia. El análisis de la percepción del cuerpo por los adolescentes en el mundo actual. Facultad de Ciencias Naturales Exactas y de la Educación, Universidad del Cauca.
  7. Giannetti, Claudia, » Metaformance», en: Giannetti, C. (ed.), Media Culture. Barcelona, ACC L´Angelot, 1995.
  8. Dery, Mark, Velocidad de escape. La cibercultura en el final del siglo. Madrid, Ediciones Siruela, 1998.
  9. Valencia Margarita. “Funciones psíquicas de las marcas corporales”. Departamento de Psicoanálisis | Universidad de Antioquia 2010. En http://antares.udea.edu.co/~psicoan/affectio12.html
  10. Ganter, Rodrigo. De cuerpos, tatuajes y culturas juveniles Espacio Abierto v.14 n.1 Maracaibo ene. 2005 Ver en : http://www2.scielo.org.ve/scielo
  11. ZARZURI, R (2002) Culturas juveniles, narrativas minoritarias y estéticas del descontento. Santiago de Chile: UCSH
  12. Barenboin, I, Los tatuajes en la adolescencia.Argentina, 2003. Recuperado en 2008 en Ver en htpp://www.mipediatra.com
  13. Misticone S, Kannee C. Tatuajes y perforaciones corporales:¿qué tan frecuentes son? Publicado revista DermatologíaVenezolana.Vol. 42, Nº 4, 2004,Ver en: revista.svderma.org/index.php/ojs/article/download/236/236
  14. Carroll S, Riffemburgh R, Roberts T, Myhre E. Tattoos and Body piercings as indicators of adolescent risk-taking. Pediatrics 2002; 109:1021-31.
  15. Alcoceba, José Antonio – El lenguaje del cuerpo a través del tatuaje: de la adscripción identitaria a la homogeneizadora democratización de la belleza, 2009 Ver en htpp://www.mipediatra.com.