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Rehabilitación en la lipodistrofia facial en pacientes con SIDA

  1. Acumulación de grasa o lipohipertrofia:
  • Obesidad abdominal
  • Aumento del perímetro torácico
  • Hipertrofia mamaria
  • Aumento de la grasa lateral del cuello
  • Joroba de búfalo
  • Lipomas generalizados o localizados
  1. Alteraciones mixtas

Alteraciones metabólicas:

  1. Alteraciones del metabolismo de los glúcidos.
  • Resistencia a la Insulina
  • Hiperglicemia basal
  • Intolerancia a la glucosa
  • Diabetes mellitus
  1. Alteraciones del metabolismo de los lípidos:
  • Hipertrigliceridemia
  • Hipercolesterolemia

Algunos autores lo refieren de la siguiente forma:

Aparición de una o más de las siguientes alteraciones metabólicas tras el inicio del TARGA:

  • Triglicéridos > 200 mg/dl (5,3 mmol/l)
  • Colesterol > 200 mg/dl (2,2 mmol/l)
  • Péptido C > 7,5 ng/ml (2,5nmol/l)
  • Trastornos del metabolismo de la glucosa:
    • Glucosa basal elevada: 110-126 mg/dl (6,1-7,0 mmol/l)
    • Intolerancia a la glucosa: 140-200 mg/dl (7,8-11,1 mmol/l)
    • Diabetes mellitus: glucosa basal ≥ 126 mg/dl (7,0 mmol/l), o glucosa 2 horas después de 75 g de glucosa oral ≥ 200 mg/dl (11,1 mmol/l)
    • Ácido láctico > 2,1 mmol/l

Ausencia de enfermedades definitorias de sida o de otras enfermedades graves en los últimos tres meses.

Ausencia de tratamiento con glucocorticoides u otros inmunosupresores.

* Deben cumplirse los apartados A a C, con al menos una de las alteraciones de A y de B (7-8).

Para cuantificar la grasa en las distintas regiones del cuerpo, existen tres zonas corporales que habitualmente son utilizadas para medir la grasa subcutánea y en las que se comprueba esta variación obteniéndose el espesor de un pliegue de piel y de la grasa subcutánea subyacente con un calibrador de grasa. Estos pliegues grasos son: El tricipital: que se mide en la cara posterior del brazo en su parte media. El subescapular: se mide en la espalda inmediatamente por debajo del ángulo inferior de la escápula. El pliegue de los músculos de la cara: se mide en la región de los pómulos faciales. (9).

Estas medidas aportan más sensibilidad y especificidad que otras como el cociente cintura-cadera. Las mediciones repetidas del pliegue cutáneo pueden ser útiles para el seguimiento de cada paciente en la lipodistrofia facial, pero deben ser realizadas por personal con experiencia, para que resulten suficientemente fiables.

Otros procedimientos más sofisticados son la densitometría basada en la absorción de rayos X, la tomografía computarizada (TC), la resonancia magnética (RM) y la ecografía. Estas técnicas diferencian los distintos tejidos gracias a su distinta densidad (10). Con cortes únicos del abdomen y de las extremidades se puede calcular la grasa subcutánea y la grasa visceral. También es posible realizar reconstrucciones tridimensionales, con las que puede calcularse la grasa existente en distintas regiones o en todo el cuerpo (10).

Entre las limitaciones de estos procedimientos figuran su alto precio, su disponibilidad y la exposición a radiaciones que conllevan algunas de ellas. Por eso, en general, la TC y la RM solo se utilizan en la práctica en casos seleccionados, por ejemplo, en pacientes con grandes acúmulos de grasa dorso-cervicales o en el diagnóstico diferencial con otros procesos (9-10)

La densitometría es adecuada para cuantificar la grasa de las extremidades, que es casi toda subcutánea, y se ha empleado con éxito en estudios epidemiológicos. Sin embargo con la densitometría no es posible diferenciar la grasa subcutánea de la visceral, lo cual limita su utilidad para valorar la adiposidad central  (10).

La ecografía puede emplearse para medir la grasa de lugares concretos, como la cara, pero es necesario que la realice una persona con experiencia, y hasta ahora no se ha empleado mucho en los pacientes con lipodistrofia e infección por el VIH. Otra técnica, la impedancia bioeléctrica, sirve para estimar la composición de todo el organismo, pero por ahora no  puede recomendarse para evaluar la lipodistrofia (11).

Se desconoce si existe relación entre los diferentes cuadros de redistribución de la grasa corporal y las alteraciones metabólicas.

Factores relacionados con el tratamiento:

Las complicaciones estéticas y los problemas psicológicos y sociolaborales que de ella se derivan hacen que en estos momentos el síndrome de lipodistrofia constituya el nuevo estigma de los pacientes VIH positivos.

A pesar de que parece claro que la lipodistrofia es una complicación de la propia infección por VIH y del tratamiento antirretroviral de alta eficacia, se ha sugerido, en el momento de tratar la lipodistrofia, suspender el inhibidor de proteasa y cambiarlo por un análogo; pero estos también están relacionados con la lipodistrofia, por lo que el tratamiento de la misma ya no se basa sólo en cambiar de tratamiento, sino que existen otros tratamientos que pueden ser muy útiles (12).

Los tratamientos que se han descritos a nivel mundial para tratar la Lipodistrofia se dividen en cuatro grupos:

  1. Derivados hormonales
  • Hormona del crecimiento
  • Testosterona
  • Acetato de Megestrol
  • Talidomida
  1. Dieta
  • Hipolipemiante
  • Ácidos grasos de la serie Omega-3
  1. Ejercicios físicos
  • Ejercicios aerobios
  • Ejercicios de potenciación muscular