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Rinitis alérgica y rinitis perenne

parásitos

ESTRÉS (6)

El estrés es un factor claramente influyente en la rinitis alérgica y perenne.

El estrés crónico es un factor a tener en cuenta dado que no es común ni frecuente en el reino animal. Es propio de los humanos y se debe a la anticipación de miedos o preocupaciones que no son reales. Se provoca un estado de ansiedad debido esta situación que es permanente con el consiguiente desgaste orgánico por el elevado consumo de nutrientes como consecuencia de un estado de alerta continuada y permanente.

Cuando ese estrés es mantenido en el tiempo se produce una liberación de interferón gamma que es responsable de un aumento de la hiperpermeabilidad intestinal y esto sí que es un factor determinante según el Dr. Seignalet para que los síntomas de la rinitis y otras enfermedades de eliminación se magnifiquen.

INMUNIDAD (2,6)

Existe una estrecha relación entre sistema inmunitario y reacción y síntomas de la rinitis. Si el sistema inmunitario se encuentra deprimido es sencillo establecer que el fenómeno de inflamación de la mucosa nasofaríngea se verá agravado y por tanto los síntomas serán más abultados.

También es cierto que el Dr. Seignalet con sus teorías de la eliminación y ensuciamiento le da gran importancia a un sistema inmune fuerte, capaz de impedir la progresión de flora patógena intestinal que es uno de los culpables de la hipersensibilidad intestinal.

Por tanto es de vital importancia un sistema inmune fortalecido y capaz de ser muy específico, ya que el inespecífico será responsable de una inflamación todavía mayor.

De ahí la importancia de una correcta flora intestinal saprofita, que se consigue mediante una ingesta de alimentos naturales, no procesados, sin azúcar, con cantidades importantes de fibra y con el consumo de fermentos lácticos de calidad.

Así mismo será vital en la niñez la lactancia materna ya que desde el momento del nacimiento, el calostro aporta las inmunoglobulinas A, E, D, G, y M. Las más abundantes de la leche materna son las A, D y E. Estos anticuerpos protegen todas las mucosas y las vías de entrada del bebé.

GENÉTICA (6)

En el código genético vendrán marcadas las capacidades y debilidades de todas y cada una de nuestras células. Este hecho hace que de alguna manera todas las funciones que se realizan en el cuerpo humano vienen delimitadas y por tanto el mejor o peor funcionamiento dependerá, en parte, de la herencia genética.

Con esta última parte hacemos referencia a que no hay que obsesionarse por la calidad de nuestro código genético ya que está comprobado que los factores ambientales son en la mayoría de los casos mucho más determinantes que los propios genes.

LA LECHE Y DERIVADOS (4,7)

Tanto la leche como sus derivados son alimentos con un efecto nefasto sobre nuestra salud y según las estadísticas, sobre la patología alérgica que cursa con rinitis.

De estos habría que excluir a los fermentos lácticos de calidad (yogurt) procedentes de leche biológica, ya que las bacterias presentes en ellos provocan una trasformación mediante una “predigestión” de la leche que cambia su estructura y permite que no sólo pueda ser asimilada por nuestro intestino, sino que además se podría considerar un alimento de elevada importancia por los beneficios que produce en nuestro colon.

El consumo de leche provoca irritación de la mucosa intestinal, putrefacción, cambio de pH e hiperpermeabilidad (terreno basocolítico).

Como argumentos en contra de su consumo podríamos citar:

  1. El caseinato de la leche de vaca no se puede digerir correctamente debido a que los niveles de renina gástrica disminuyen conforme avanzamos en edad.
  2. La grasa que contiene provoca aumentos de PGE 2 que conducen a una acidificación de nuestro organismo.
  3. Hormonas. Las vacas son continuamente hormonadas para provocar un aumento de la producción de leche. Estás hormonas pasan directamente a las secreciones del animal, incluida la leche.
  4. Lactosa. La lactosa para ser digerida en nuestro estómago necesita de una enzima, la lactasa, que es capaz de hidrolizarla. Nuestra lactasa desaparece con la edad, debido a que como adultos no tenemos necesidad biológica de alimentarnos de la leche materna, y menos aún de la de otro animal.
  5. La pasteurización. Es un proceso que favorece la conservación de la leche, pero perjudica su digestión ya que los cambios bruscos de temperatura llevados a límites máximos desnaturalizan las proteínas. Nuestras enzimas son incapaces de reconocerlos y por tanto se hace imposible su asimilación.
  6. Calcio. La leche es rica en calcio pero este no es del todo asimilable, ya que su relación con el magnesio y fósforo deberían ser 2 a 1 y en la leche los niveles de Mg son muy bajos y muy altos los de P. Además debido a la acidificación que provoca es más fácil que cause una desmineralización que una remineralización ósea.
  7. Presencia de tóxicos. La leche como secreción animal que es, contiene numerosas sustancias que circulan por el torrente sanguíneo del mismo. Algunos de ellos son las hormonas, antibióticos que se les administran, pesticidas procedentes de las hierbas que consumen, productos químicos…

Por tanto, la leche se puede considerar como un factor altamente influyente en la progresión de la rinitis. Su eliminación de la dieta, por si sola, produce un cambio notable en los síntomas que hace que sea de elevado interés el estudio de este hecho de forma separada al resto de la alimentación.

4.            RINITIS DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA MEDICINA BIOLÓGICA O MEDICINA NATURISTA (1,3,4,8,9)

TEORÍAS DEL DR. JEAN SEIGNALET. TEORÍA DEL ENSUCIAMIENTO Y TEORÍA DE LA ELIMINACIÓN.

TEORÍA DEL ENSUCIAMIENTO

Su teoría se basa en que el origen de todo es el intestino, que no está preparado para la alimentación moderna y debido a una serie de procesos se produce un paso al interior del organismo de macromoléculas y citotóxicos que van “ensuciando” nuestras células.

Todo esto comienza en el sistema digestivo, que no puede digerir correctamente multitud de alimentos “modernos” debido a que ciertas proteínas y otras moléculas no son reconocidas por nuestros enzimas digestivos. Esto ocasiona una mala división o lisis de estos compuestos que pasarán por el intestino sin llegar a