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Rosácea. Clínica, diagnóstico y tratamiento

Rosácea. Clínica, diagnóstico y tratamiento

La rosácea es una erupción de causa desconocida que afecta a las zonas seborreicas de la cara (frente y zona central de las mejillas y el mentón) que se caracteriza por la presencia de pápulas y pústulas sobre una base de eritema y telangiectasias. No se aprecia comedones. Suele aparecer en mujeres de 30-40 años de edad.

Rosácea. Clínica, diagnóstico y tratamiento

Encarnación Sánchez Jiménez. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.

Palabras clave: rosácea, síntomas, diagnóstico, tratamiento

RESUMEN

Se recomienda como tratamiento evitar el sol, las bebidas y comidas muy calientes o picantes, los estimulantes (té, café, el alcohol y los cambios bruscos de temperatura. Como tratamiento recomendamos antibióticos tópicos (clindamicina o eritromicina) o sistémicos (tetraciclinas y derivados) según la intensidad de la erupción. También es efectivo el metronidazol tópico al 15 y el ácido azelaico al 15%. Los corticoides tópicos están contraindicados, ya que empeoran la rosácea. Debemos advertir al paciente que la enfermedad sigue un curso crónico, con exacerbaciones y remisiones. Los casos más intensos pueden tratarse con retinoides orales (isotretinoína), aunque los resultados no son tan buenos como con el acné.

CONCEPTO

La rosácea es una alteración crónica de la piel muy frecuente que afecta a la cara, produciendo enrojecimiento y granos en las mejillas, a veces con formación de pus.

EPIDEMIOLOGÍA

La rosácea es más común en personas de ascendencia del norte y el oeste de Europa. Como tal, es muy común en los EE.UU. y en la Unión Europea.

La rosácea se manifiesta generalmente como sofocos en pacientes a los 20 años, se convierte en molesto para los pacientes a los 30 años, y puede seguir avanzando a partir de entonces. La morbilidad asociada a rosácea se produce normalmente en la cuarta y quinta década de la vida.

La rosácea pediátrica es una enfermedad poco definida, y los pacientes pediátricos son propensos a tener una historia familiar de la rosácea, y dicha condición puede persistir y progresar en la edad adulta.

ETIOLOGÍA

En el desarrollo de la rosácea intervienen múltiples factores, pero hay dos componentes esenciales:

  1. Cambios en los vasos sanguíneos que hay bajo la piel. Que pueden estar alterados por una predisposición genética, y en respuesta a estímulos externos (exposición solar, alcohol, estrés, temperatura caliente o fría, comidas picantes…)
  2. Inflamación crónica de la piel. Probablemente como consecuencia de las alteraciones anteriores y a la que se suman otros factores (alteraciones de la inmunidad, actividad microbiana).

En cuanto a la tendencia genética: se ha visto que el 40% de los pacientes tienen historia familiar de rosácea.

Puede estar asociada con otros trastornos cutáneos ( acné vulgar , seborrea ), o con trastornos oculares ( blefaritis , queratitis ).

CLÍNICA

Los síntomas de la rosácea suelen producirse en la zona central de la cara (mejillas, frente, nariz, alrededor de la boca y en el mentón), aunque puede aparecer en otras localizaciones. En la mayoría de los casos los pacientes tienen sensación de calor o ardor en las zonas afectadas.

Los signos de rosácea varían según los casos, pudiendo tener una o más de las siguientes alteraciones:

  1. Enrojecimiento en la parte central de la cara que abarca zonas convexas de mejillas, nariz y frente.
  2. Telangiectasias: las telangiectasias son pequeños vasos sanguíneos bajo la piel que al dilatarse se hacen visibles.
  3. Pápulas-pústulas muchos pacientes que padecen de rosácea desarrollan granos rojos (pápulas) o granos de pus (pústulas) en la cara. Estas lesiones pueden ir y venir por temporadas o tenerlas de forma constante si no se tratan.
  4. Rubefacción: tendencia a sonrojarse o ruborizarse con facilidad, sobre todo tras diversos estímulos, como los cambios de temperatura, las bebidas alcohólicas o situaciones de estrés.
  5. Síntomas oculares: la rosácea también afecta frecuentemente a los ojos, produciendo sensación de tener arenillas en los ojos, quemazón, picor, sequedad, aumento de sensibilidad a la luz o inflamación de los párpados (blefaritis). En casos aislados puede producirse inflamación de la córnea afectando a la visión.
  6. Engrosamiento y contornos irregulares de la superficie de la piel que puede afectar la piel de la nariz (rinofima), de la frente (frontofima), de los pómulos (zigofima), del mentón (mentofima), de las orejas (otofima) y párpados.

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

ENFERMEDAD: Acné vulgar

SIMILITUDES: Pápulas, pústulas, eritema

DIFERENCIAS: Los comedones. Inicio temprano. No se limita a zona central de la cara. No telangiectasias o enrojecimiento

ENFERMEDAD: Rosácea esteroide

SIMILITUDES: Eritema, pápulas, pústulas, telangiectasias. Tercio central de la cara

DIFERENCIAS: En relación a la aplicación tópica de tacrolimus y pimecrolimus

ENFERMEDAD: Dermatitis seborreica

SIMILITUDES: Blefaritis, eritema

DIFERENCIAS: Escalamiento, cambios eccematosos

Paranasales, nasolabial, distribución extrafacial

ENFERMEDAD: Dermatitis perioral

SIMILITUDES: Eritema, pápulas

DIFERENCIAS: Distribución Perioral. Lesiones más pequeñas. No telangiectasia, rubor, o enrojecimiento

ENFERMEDAD: Dermatitis por contacto

SIMILITUDES: Eritema, pápulas, pústulas. Ardor, escozor

DIFERENCIAS: Sigue tamaño y la forma de agente causal. Escalada. Espongiosis y paraqueratosis en la histología

ENFERMEDAD: Fotodermatitis

SIMILITUDES: Eritema, pápulas, placas

DIFERENCIAS: Estacional. Por lo general extrafacial