Inicio > Odontología y Estomatología > Estado de salud bucal de los gerontes

Estado de salud bucal de los gerontes

Estado de salud bucal de los gerontes

Resumen

Se realizó un estudio descriptivo transversal de la población de 60 años y más de edad, de ambos sexos pertenecientes al consultorio Número 47 del área de salud “José Martí” de Santiago de Cuba durante el período de Febrero del 2005 a Junio del 2006, con el propósito de identificar los aspectos relacionados con el estado de salud bucal de los gerontes, para lo cual se confeccionó una encuesta con las principales variables a analizar y se obtuvo el consentimiento informado de ellos para participar en la investigación, donde se utilizaron el porcentaje y el índice como medidas de resumen.

De los resultados del trabajo se concluyó que prevalecieron el sexo femenino, las edades de 60 – 64 años y la familia extensa.

Estado de salud bucal de los gerontes del consultorio número 47 del policlínico “José Martí”

Autor: Dra. Yisel Pérez Pérez. Residente de primer año de Estomatología General Integral.

Tutor: Dra. Melba Alina Borges Toirac. Especialista de Primer Grado en Estomatología General Integral

Asesor: Dr. Sergio Salvador Álvarez. Especialista de Primer grado en Bioestadística

Trabajo para optar por el Título de Especialista de Primer Grado en Estomatología General Integral.

Policlínico Universitario “José Martí”. Santiago de Cuba

El alto promedio de dientes perdidos y los portadores de prótesis fueron los hallazgos más significativos y existió un predominio de los hábitos higiénicos inadecuados; los tratamientos de Prótesis y Periodoncia fueron los más necesitados por la población examinada. De modo que se recomienda llevar a cabo estudios de intervención para modificar sus conocimientos, mejorar su salud bucal e inculcar hábitos adecuados.

El envejecimiento es un proceso deletéreo, progresivo, intrínseco y universal que con el tiempo ocurre en todo ser vivo a consecuencia de la interacción de la genética del individuo y su medio ambiente. (1) (2) Es difícil determinar el momento en que éste se inicia, algunos autores consideran que se manifiesta a partir del momento de la máxima vitalidad alrededor de los 30 años en el hombre. (3)

En el siglo XX se produjo un incremento de la longevidad humana. En los últimos 50 años, gracias a los avances en los conocimientos médicos y tecnológicos la esperanza de vida al nacer ha aumentado en todo el mundo en unos 20 años, hasta llegar a los 66 años. Aproximadamente un millón de personas llega a los 60 años todos los meses, el 80% de ellas habita en los países en vías de desarrollo. (4)

En general, los 60 años de edad es aquella que gobiernos y organizaciones internacionales comienzan a definir como la del «adulto mayor», no obstante que las expectativas de vida varían en diferentes escenarios y hay muchos factores que afectan el proceso de envejecimiento de una persona. (5) Algunas personas podrían ser «viejas» a los 35 años; otras viven en forma plena y productiva cumplidos ya los 100 años. En muchos lugares las personas no definen su edad en términos de cuantos años han vivido, sino en términos de lo que son capaces de hacer. (6) (7)

El segmento de más rápido crecimiento de la población de adultos mayores es el de las personas de 80 años o más. Su número es de 70 millones, y se espera que en los próximos 50 años esa cifra se quintuplique. Este aumento en la longevidad, si bien es celebrado por la sociedad en su conjunto y por sus miembros individuales, tiene repercusiones profundas para las cuestiones relativas a la calidad de vida y para evitar la dependencia de los adultos mayores se ha recomendado impulsar el envejecimiento saludable en todo el mundo. (8)

La sociedad en general debe reconocer que el envejecimiento de una gran proporción de sus miembros la afecta como un todo y no es un fenómeno que concierna solo a los mayores. (9) (10)

Actualmente se postula que para lograr el desarrollo humano a lo largo del ciclo vital, la sociedad debe de proveer oportunidades para que «todos los individuos puedan alcanzar una edad avanzada con habilidades para adaptarse a los cambios, con habilidades para seguir contribuyendo productivamente, con buena salud y con una red de apoyo familiar y social”. (11)

El envejecimiento de los habitantes es un signo más del estado de la población de un país. Por ello, cada vez con mayor interés nuestros gobiernos van estudiando y ocupándose del proceso de envejecimiento, de la elaboración de programas para facilitar un envejecimiento activo y saludable y de prestar mayor atención en cobertura y calidad a las personas mayores mediante el desarrollo de servicios de salud que estén modernamente orientados a ellos y a sus familiares o cuidadores. (12)

El envejecimiento se asocia con deterioro de la salud y pérdida del equilibrio normal necesario para desarrollar una vida confortable, tranquila y saludable, este pensamiento se aplica a todas las partes del cuerpo incluyendo la cavidad bucal. (13) (14)

Pese a que se dispone de los conocimientos necesarios para despejar ideas erróneas en relación con la salud bucodental y el envejecimiento, los ancianos siguen corriendo un alto riesgo de sufrir afecciones bucodentales entre ellas las caries, enfermedades periodontales y el cáncer bucal. La prevalencia de estos trastornos no ha mejorado significativamente en este grupo y tanto la sociedad como los ancianos continúan aceptando el deterioro bucal y del aparato masticatorio como parte normal e inevitable de la vejez. (15)

Los principios y las técnicas terapéuticas que se emplean son similares a las usadas en pacientes más jóvenes; si bien la capacidad regenerativa está gradualmente disminuida, se acepta que la curación final observada en estos pacientes geriátricos no difiere significativamente de la de los adultos jóvenes. (16)

La importancia que se le da a la cavidad bucal ha evolucionado a lo largo del tiempo, ahora los pacientes son más interesados en conservar una boca sana y así reflejar una mejor apariencia y lograr una mayor satisfacción social. (17) Si bien en las estructuras orales se dan cambios propios del envejecimiento, la edentación (pérdida parcial de piezas dentales) y adoncia (pérdida total) no son propios de la edad, sino un indicativo de mal estado de salud oral del paciente. (18)

Hoy en día el envejecimiento no es sinónimo de edentulismo, por tanto cualquier esfuerzo que se realice por conservar cada diente presente se verá reflejado en una mejor calidad de vida para el futuro. (19) (20)

Al igual que el número de personas mayores, también el número de dientes naturales remanentes en estas personas viene aumentando, situación que obliga al odontólogo a reconocer las patologías orales más prevalentes en este grupo etáreo y a proponer políticas que lleven al mejoramiento en la calidad de vida y la