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Salud preventiva integral en educación desde el constructo VIH

agresión la destruyen en tanto que niegan al otro, por ello la concepción maturaniana se posiciona en el lenguaje, como dominio de coordinaciones conductuales consensuadas, motivo por el cual surge la cooperación frente a la agresión y la competencia, como formas de exclusión y sesgo del pensamiento.

 En consecuencia, vivimos en una cultura que ha desvalorizado las emociones y sobrevalorado la razón, lo cual quiere decir que los humanos somos diferentes a los demás animales porque somos racionales. Sin embargo, las emociones lejos de ser un obstáculo para la razón, son por el contrario «dinámicas corporales que especifican los dominios de acción en los cuales nos movemos»(Maturana, 2002:23)

Cuanta relevancia cobra en la vida de una persona el contacto consigo mismo cuando cualquier día descubre que su emocionalidad traducida en acciones rígidas, inflexibles, en ocasiones están intrínsecamente ligadas a los padecimientos que experimenta su cuerpo físico.. Ya lo decían también desde 1980, Maturana y Valera cuando expresaban en su libro el árbol del conocimiento:

 “Nosotros tendemos a vivir un mundo de certidumbres, de solidez perceptual indisputada, donde nuestras convicciones prueban que las cosas sólo son de la manera que las vemos, y que lo que nos parece cierto no puede tener otra alternativa. Es nuestra situación cotidiana, nuestra condición cultural, nuestro modo corriente de ser humano. (…) toda experiencia cognoscitiva involucra al que conoce de una manera personal, enraizada en su estructura biológica, donde toda experiencia de certidumbre es un fenómeno individual ciego al acto cognoscitivo del otro, en una soledad que sólo se trasciende en un mundo que se crea con él.”

 Además sostiene el lenguaje es nuestra peculiar forma de ser humanos y de estar en el hacer humano. Es por ello que el lenguaje es nuestro punto de partida, nuestro instrumento cognitivo. Para encontrarnos con nosotros mismos y con el otro.

Importancia del lenguaje y las creencias de salud, en educación

 Desde los tiempos Sócrates, el lenguaje y el tema de amor, la virtud, entre otros han sido una temática de reflexión filosófica relevante, en el banquete de los diálogos socráticos se puede disfrutar la concepción que expresa sobre el amor por ser la esencia humana. Ese arcoíris de imágenes que nos recrea en una visión mitológica y realista nos invita a revisar cómo hemos vivido y estamos sobreviviendo las experiencias naturales y humanas desde nuestros pensamientos y sentimientos, traducidos en creencias. Será que estamos dispuestas y dispuestos a actualizarlas internamente para expresarnos con la natural espontaneidad con la que vinimos al mundo a filosofar, a sentir y a compartir. Somos un cofre de sorpresas para nosotros mismos y para nuestros semejantes.

 Afortunadamente, la autopoiesis de acuerdo a Maturana (2004), “permite entender los fenómenos de simbiosis celular y de formación de sistemas multicelulares como fenómenos espontáneos de conservación sistémica…” (p.24). que definitivamente como célula puede cambiar. Además destaca la capacidad autogestionaria del ser humano, toda vez que su campo de acción parte de los entornos personales para ser proyectados a los contextos sociales para su autorrealización,

 Esta afirmación, representa para la praxis educativa la posibilidad de crear un espacio abierto, sistémico, flexible, sujeto a cambio, articulado a procesos de realimentación cuya intencionalidad sea impulsar en el docente la revisión interna para que pueda aplicar estrategias que propicien cambios de creencias traducidas en acciones que redunden positivamente en la calidad de salud integral de sus estudiantes desde la pedagogía de la inclusión.

 La promoción de la salud preventiva integral en la escuela debería ser contextualizada a las habilidades para la vida y autopoiesis, ambas tienen la intención de habilitar cambios que faciliten innovadoras estrategias que estimulen a los docentes a crear espacios de reflexión y acciones en sus alumnos, contribuyendo con el desarrollo de la cultura de prevención fortaleciendo un ambiente escolar libre de estigma y discriminación teniendo como desafío a la diversidad presente en el medio.

 En este sentido, la teoría de la autopoiesis admite ir más allá del significado y aplicación del acto de informar sobre un tema determinado, admitiendo la necesidad de incorporar el componente emocional como base para la producción de los cambios actitudinales y lingüísticos para que ambos, docentes y alumnos, internalicen la importancia de una salud preventiva integral que incluya la salud sexual sana y responsable presente o futura. Al respecto Echeverría (1994), reconoce al ser humano como ser intrínsecamente lingüístico. “Nuestra capacidad de reflexión, la cual nos permite especular, entablar conversaciones con los demás y con nosotros mismos, acerca de nuestras posibilidades, arriesgarnos e inventar, despojándonos de nuestras ataduras respecto a nosotros mismos y nuestro medio social” (p.37)

 La autopoiesis aunado al reencuadre lingüístico, sin duda traerían resultados altamente satisfactorios si se utiliza con la intención de actualizar las creencias y actuar dentro del sistema de crecimiento personal y profesional para el logro de cambios significativos en los estudiantes.

Estos novedosos elementos inmersos en la praxis educativa coadyuvan para que el docente se consolide como agente de cambio, propicie responsabilidades, implemente cambios en el desarrollo cognitivo y emocional ejecutando acciones de carácter reflexivo ante la necesidad de suministrar respuestas a la realidad del VIH y las dificultades que ha encontrado para abordarlo. Sin duda, es importante en la trilogía: autopoiesis, lenguaje y prevención que se ratifique la sensibilización y disposición de los docentes para que se garantice la flexibilidad, se atienda las expectativas y se tomen de